Para quienes buscamos entender la economía global y los acontecimientos financieros, así como tratar de visualizar el destino de los negocios en sus diferentes actividades, ya no es suficiente comprender lo que ha sucedido en Estados Unidos, Europa, Japón y últimamente el comportamiento de China.
Debemos analizar y comprender también lo que está sucediendo con las economías de los mercados emergentes; es decir, entender sus condiciones actuales ya que la muestra puede ser nuestro país y Brasil, quienes pueden ser las grandes promesas para un futuro inmediato y sin embargo vemos con cierta sorpresa que las condiciones han cambiado rápidamente en sus comportamientos y pronósticos económicos, incluso en Brasil dichos cambios se manifiestan en inconformidades sociales inesperadas.
A pesar de la inicial euforia por las perspectivas económicas en nuestro país estamos pasando a una realidad muy diferente al inicial sexenio en donde se nos mencionaba que como país estábamos de moda, en esta columna señalé que existían señales que indicaban que deberíamos de ser cautos y reconocer las fragilidades que tenemos sin que lo anterior significara ser negativos; prueba de ello es que recientemente nos llega información inquietante sobre la desaceleración en el crecimiento, los problemas que se manifiestan por dicha situación como la información de los datos proporcionados por el mes de abril del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) en donde la economía tiene un crecimiento negativo en el presente año del o.77% y al mismo tiempo se informa que la tasa de desempleo aumenta a un 4.93% y la Bolsa y el tipo de cambio van zigzagueando en consonancia principalmente al comportamiento de los Estados Unidos.
Aun cuando hay noticias alentadoras del comportamiento en general del país vecino, sigue la incertidumbre y las dudas de si este crecimiento tenga una trayectoria sólida y consistente, el posible retiro gradual del programa de compra de bonos por US85,000 millones al mes hacen reaccionar a los mercados negativamente lo que implica, que el desafío económico persiste al igual que en Europa y desde luego no debemos olvidar a China cuya economía dirigida es siempre como análisis un resultado dudoso empezando por la banca ya que por ejemplo, se ha desarrollado un conjunto de bancos para estatales cuyos consorcios, aseguradoras, compañías de licitación no son adecuadamente controlados y si hay una desaceleración de la economía de ese país podría desatar una crisis de deuda que nuevamente nos pondría en una tremenda encrucijada para la economía mundial.
Lo anterior, insisto, no es bajo una perspectiva negativa, se trata de preocupaciones que yo considero realistas y que se deben de considerar y analizar con cuidado para tomar decisiones acertadas por parte principalmente de los actores que participan en el desarrollo de nuestro país.