El panorama financiero para México luce poco alentador. La recesión parece estar a la vuelta de la esquina y los indicadores nos confirman que la economía no luce tan fuerte como en el pasado inmediato.
A pesar de que en los últimos días el presidente Enrique Peña Nieto ha manejado un discurso optimista sobre el estado de las finanzas, la realidad es que: la restricción fiscal, la lenta operación del gasto público, la crisis del sector vivienda, el cambio en la base de medición del Inegi, la menor producción petrolera y los desastres naturales, resultan preocupantes.
Nuevamente el discurso que pondera la fortaleza de la macroeconomía, bajo un ominoso déficit para 2014 que nos hace recordar las épocas del echeverriato que asumíamos ya superado y que, en la microeconomía dista mucho de ser halagüeño por la caída del poder adquisitivo de miles de familias, así como de la falta de empleo. Tan sólo en septiembre la Tasa de Desocupación aumentó al ubicarse en 5.29 por ciento con relación a la del mismo mes de un año anterior cuando se ubicó en 5.01 por ciento.
De acuerdo a cifras oficiales, uno de cada 3 mexicanos en edad de producir, se encuentra sin trabajo. Algo así como 14.3 millones de personas. En este escenario resulta doblemente preocupante el incremento a los precios de las gasolinas. La gasolina Magna subirá 9 centavos mensuales y la Premium y el diesel pasará de 8 centavos a 11 cada mes. Sí es cierto, se puede hablar de subsidios mientras éstas tengan un precio inferior a los Estados Unidos, pero más arriba de ello no es subsidio a las gasolinas, sino a la ineptitud de Pemex.
A esto hay que sumarle el aumento hasta el 35 por ciento del ISR a personas físicas. Todas estas medidas han provocado molestias entre los empresarios del país, quienes han advertido que 2014 se caracterizará por la nula generación de empleos y la ausencia de inversiones tanto nacionales como extranjeras. No es una Reforma Hacendaria, es solamente una mala miscelánea fiscal.
El discurso del “Sí se puede” utilizado por el Gobierno Federal como parte de sus campañas publicitarias, hoy resulta poco creíble. Por el contrario, es preocupante cómo en unos cuantos meses las expectativas positivas sobre la economía han desaparecido y por el contrario el fantasma de la recesión cada vez se hace más presente.