El papa Francisco ha puesto fin a la era del todopoderoso y controvertido Tarcisio Bertone con el nombramiento del nuncio en Venezuela, el italiano Pietro Parolin, como nuevo Secretario de Estado, un hombre con un gran bagaje diplomático para mediar en el seno de la Curia Romana. Cada papa suele nombrar tras su elección a un nuevo Secretario de Estado, su "primer ministro", por lo que la sustitución de Bertone no es una sorpresa.
Pero esta vez se trataba de una decisión muy esperada después de que Bertone, de 78 años, había quedado salpicado por el escándalo de las filtraciones de los documentos vaticanos (el llamado Vatileaks), en los que se le acusaba de mala gestión y de abuso de poder.
Francisco cumple con la tradición de sus predecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI, de que un papa no italiano nombra a un italiano como Secretario de Estado, y ha apostado por un diplomático con experiencia, pero que también conoce cómo funciona la Curia Romana.