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Parasitosis

Diálogo

YAMIL DARWICH

La parasitosis es una enfermedad invasiva, en la que el enfermo convive con el microbio en una aparente homeóstasis -equilibrio en los procesos biológicos- hasta que, por razones diversas, entre ellas otras enfermedades debilitantes -también llamadas anergizantes- o mala alimentación, -caso de aquellos que se someten a dietas extremas y mal calculadas- se transforma en una enfermedad grave que puede ocasionar la muerte.

Pudiéramos escribir que "le chupan la vida" al parasitado.

Los parásitos son incapaces de alimentarse y sobrevivir por sí mismos, por lo que requieren de un huésped, al que también se le denomina parasitado, que infestan y de quien obtienen los nutrientes para vivir y reproducirse.

Existen parásitos de la piel, caso de chinches y liendres, frecuentes entre personas con mala higiene; o del aparato digestivo, pudiendo mencionar entre ellos a las amibas o las lombrices como las más comunes. En general, con los adelantos médicos, son relativamente fáciles de tratar y erradicar, aunque al no hacerlo pueden generar complicaciones más serias, llegando hasta la muerte.

Habrá que escribir que existen los parásitos saprófitos, que no dañan al organismo infestado, pero viven de él. No aportan beneficio alguno y sí consumen energía -alimento- del infestado.

La parasitosis no es privativa de los seres humanos, también se encuentra en los vegetales, como los géneros Aspergillus y Penicillium -el hongo del maíz, que lo utilizaban los aztecas como antibiótico, por ser de la familia de las penicilinas- y en los animales, caso de las rémoras en los tiburones, que aunque son peces, no se valen por sí mismos para alimentarse, de los que tomamos el nombre para referirnos a los humanos. Otros serían las tenias de los perros, por cierto las más largas entre las terrestres, hasta setenta centímetros.

En las sociedades humanas también existen parásitos, personas que no desempeñan ningún papel productivo, consumen alimentos y gasto en servicios públicos; En algunas ocasiones llegan a ofenderlas gravemente.

Esos individuos subsisten por su alta capacidad "invasiva" -por describirlos en términos médicos- y cuando se intenta exterminarlos, crean situaciones de conflicto, alterando el orden establecido buscando crear el caos para intentar subsistir.

Desgraciadamente, nuestra Nación padece una parasitosis grave y diseminada, que por haber sido desatendida durante muchos años, ahora es crónica y amenazante para la vida social.

Hay discrepancias para definir el momento en que perdimos el camino; muy probablemente empezamos a extraviarnos cuando envejecieron o desaparecieron los viejos políticos, verdaderos pensantes que aportaron plataformas ideológicas trascendentes para la vida de los partidos; le cito sólo uno: Jesús Reyes Heroles.

Sus espacios de reflexión filosófica y pensamiento social demócrata, fueron ocupados por jóvenes que, como resultado de nuestro malinchismo, fueron educados en el extranjero, desconectándolos del humanismo y de la realidad nacional, aunque la mayoría de ellos tampoco quieren conocerla.

Ellos pensaban que con la tecnología y ciencia política podrían suplir a los anteriores -a algunos los llamaron despectivamente dinosaurios- y llenar ese hueco que dejaban con simples fórmulas económicas y planeación estratégica sin humanismo.

Desafortunadamente, en esa afán por encontrar resultados medibles y tangibles en el plano material, abandonaron lo ético; de hecho, una de las graves deficiencias de la educación moderna es el descuido en la motivación a la reflexión humanista y la profundización en el análisis y promoción de los valores humanos.

Encontrando similitudes entre las parasitosis de animales y plantas, podemos comparar, reflexionar y decidir si estamos en peligro de perder el equilibrio.

Lo cierto es que, socialmente, ya estamos sufriendo de las consecuencias de los malos liderazgos por nuestra negligencia, que les permitió afianzarse en el poder económico y apoderarse de la fuerza; de no actuar, podremos llegar a enfermarnos aún más, peligrosamente en términos de salud social.

Los parásitos ya invadieron casi todos los aparatos... perdón, sigo pensando en términos médicos y debo escribir estratos sociales: los laborales, tanto entre malos empresarios como los ineficientes trabajadores que entorpecen el desarrollo económico de México; de organizaciones sindicales, que han perdido el camino del sindicalismo que lleva a la productividad nacional; magisteriales, con integrantes que enseñan tópicos como "vandalismo" y "subversión violenta"; profesionales, que no orientan sus acciones al bien común y sólo piensan en acumular riquezas y bienes materiales para sí mismos.

Todos, buscando lo particular, sin ocuparse en aportar para lo comunitario.

Aunque "los buenos son mucho más que los malos", lo segundos son extremadamente activos. La respuesta está en la defensa ciudadana, que debe actuar y erradicar a los parásitos.

En el cuerpo existen los macrófagos, glóbulos blancos que nos defienden, incluidos diferentes mecanismos físicos que ayudan a destruirlos. En la sociedad necesitamos a líderes, para la dirección de todos sus integrantes, como las células defensoras, que unidas logren cambiar el rumbo, orientándonos hacia las mejores condiciones de vida comunitaria. ¿Por quién va a votar?

ydarwich@ual.mx

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