Siglo Nuevo

Patrick Jouin: el diseño y la idea

ARTE

One shot, 2006.

One shot, 2006.

Miguel Canseco

Patrick Jouin, uno de los diseñadores industriales más prolíficos y célebres de la actualidad, ha creado una forma distinta de concebir los objetos. Se vuelve indispensable prestar atención a su trabajo, tan sólido como revolucionario.

EL OBJETO

En 1965 el artista norteamericano Joseph Kosuth realizó la obra One and Three Chairs, que consistió en la instalación de tres piezas: una silla, la fotografía de la misma y un letrero con la definición de la palabra silla. El redundante conjunto pretendía despertar en el espectador preguntas como: ¿por qué llamamos silla a ese objeto? ¿En qué contexto las ideas y las palabras pueden representar algo? Esta emboscada conceptual nos revela que vivimos rodeados de cosas cuya función, significado y aspecto son producto de una convención social derivada de su utilidad. Al modificar la idea establecida de lo que debe ser un objeto, alteramos la realidad.

En ese sentido el diseñador Patrick Jouin está cambiando nuestra concepción del mundo y sentando las bases para una visión del futuro. Volvamos a una silla, ahora vista desde la perspectiva de Jouin. Con el nombre de Solid C2 Patrick replantea dicho artículo cotidiano que ha acompañado al hombre por milenios y propone un ejercicio de renovación en todos los frentes. En primer lugar, concibe una forma nueva que rebasa con mucho cualquier convencionalismo: la silla no se sostiene sobre las típicas cuatro patas sino que surge de una red estructural que remite a los soportes de un conjunto arquitectónico. En segundo, experimenta con procesos industriales y tecnológicos de última generación. En el caso de esta pieza, a través del uso de una impresora en 3D que junto con un láser controlado por computadora calienta y solidifica una resina epóxica fotosensible. No se parece a ningún proceso de fabricación precedente, la silla no está ensamblada, tallada o hecha a partir de un molde sino impresa a partir de un archivo digital, capa por capa, en un solo bloque sólido. La silla, como elemento funcional, sigue ahí. La forma, el proceso y los materiales son radicalmente distintos. Patrick Jouin ha transformado las reglas del juego.

EL DISEÑADOR

Patrick Jouin nació en Nantes, Francia, en 1967 y estudió en la École Nationale Supérieure de Création Industrielle (ENSCI). Desde muy joven desarrolló interés por diversas ramas del conocimiento humano. En su mente orbita una permanente fascinación por la ciencia, la pintura, la medicina y desde luego, el diseño. Esto le permite abordar su trabajo con una comprensión de la estructura del cuerpo y la relación que éste mantiene con la forma y la función del objeto.

Un giro de suma importancia al comienzo de su carrera se dio al integrarse al equipo del revolucionario diseñador Philippe Starck; Jouin lleva el diseño por una senda más sobria que el inquieto Starck pero tienen en común ser creadores que alteran la manera en la que la gente se relaciona con su entorno. Al hablar de grandes diseñadores industriales como los son ambos, es natural pensar en un toque digno del rey Midas, donde lo cotidiano toma el brillo del oro produciéndose la transmutación de la simple utilidad en experiencia estética.

Desde 1998 posee su propia agencia que se orienta a proyectos en diversos frentes: diseño de productos e interiores, arquitectura, escenografía y mobiliario urbano, entre otros. Ha colaborado con empresas como Renault, Alessi, Ligne Roset y Fermob. A menudo su trabajo converge con el arte en colaboraciones para museos y proyectos especiales, por ejemplo el concretado en la estación de tren de Lille-Flandres en 2004, donde generó un sistema de iluminación que pintó de rosa toda la estación, poniendo de manifiesto su estilo capaz de unificar lo austero y lo espectacular.

Jouin fue elegido creador del año en 2003 por The House & Home Objects Show y como el mejor diseñador internacional en 2004 por The Paris Furnishing Show. A esto se suman una exposición en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York y una muy significativa muestra en el Centro Pompidou en París, donde ante el público y la crítica quedó consolidada su reputación como uno de los máximos exponentes del diseño industrial contemporáneo. Su visión moderna, equilibrada y poética ha tenido un impacto tangible en su país. Se dice que en París hay un diseño suyo cada 350 metros. La mente de Jouin, paso a paso, transfigura la manera de percibir y experimentar el mundo.

LA OBRA

La palabra elegancia se origina en el vocablo latín eligere, que significa arrancar, elegir, seleccionar. En la raíz de la palabra está el acto de escoger entre lo esencial y lo accesorio, entre lo indispensable y lo desechable. Cuando Patrick Jouin trabaja parece tener muy en cuenta la necesidad de tocar la esencia de cada objeto. Al dirigirse al centro de su función quedan desechados los ornamentos que nublarían su presencia. Es casi un ejercicio platónico que busca el fundamento detrás de la información equívoca que nos brindan los sentidos. Mientras que las formas son cambiantes y todo lo que tocamos, sentimos y vemos fluye y se desgasta, queda (tal vez detrás de todo lo perecedero) una idea fija, un arquetipo que permite que existan elementos constantes en la Naturaleza. Se revela lo esencial que colinda con lo obvio: la silla sirve para sentarse, la lámpara debe iluminar, la escalera debe subir y bajar. A estos factores Jouin agrega líneas, perfila contornos, modifica la percepción a través de intervenciones de una sutileza casi poética. Opta por los materiales y herramientas más innovadoras y a veces en un tour de force silencioso transmuta el entorno valiéndose sólo de la iluminación. Su arsenal técnico en este sentido es extraordinariamente amplio y le permite abordar encargos que oscilan desde una exposición en un museo hasta un baño público en una transitada avenida.

La creación de Jouin necesariamente debe tener un discurso y una filosofía que lo respalde y ambos factores tienen como centro unificador el diálogo. Al hacer un juego de platos para la compañía Gien, especializada en vajillas y accesorios de mesa, tuvo que plantear una fusión entre la historia de la compañía y las tendencias de cocina contemporánea. Así, generó piezas que transmiten sobriedad, solidez y serenidad. Para el diseño de la exposición de la firma Van Cleef and Arpels estableció un paralelo con la arquitectura del Museo de Diseño Cooper-Hewitt de Nueva York (instalado en la antigua mansión de Andrew Carnegie), mediante mobiliario moderno que armoniza con el aire señorial del edificio. Todo converge en una interacción con el espacio, los objetos, sus clientes, los materiales, las características físicas y conceptuales de cada obra. Una vocación por entender, adaptarse e imaginar donde Jouin se encarga, tal como señala el lema de su despacho, de generar formas alrededor de las emociones.

Correo-e: cronicadelojo@hotmail.com

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