Pemex es la única empresa petrolera del mundo con pérdidas. En 2011, último año completo reportado oficialmente, la firma tuvo una pérdida de 91,483 millones de pesos, lo cual llevó su patrimonio a una cifra negativa de 193,919 millones de pesos. Estrictamente hablando, Pemex es una empresa quebrada.
El problema no es, por supuesto, que el negocio petrolero no sea rentable. La producción y venta de petróleo crudo lo es de manera muy especial. A pesar de que el costo de producción del crudo mexicano subió 30 por ciento entre 2007 y 2011, en este último año se registró un costo de 6.20 dólares por barril. Con un precio promedio de la mezcla mexicana de exportación de 110.90 dólares por barril, el margen de ganancia es altísimo.
Las ganancias por crudo se evaporan en parte por los otros negocios de la empresa. Refinación y petroquímica acumulan todos los años pérdidas devastadoras. Sólo la operación de refinación tuvo una pérdida de 290 mil millones de pesos en 2011.
La verdadera sangría de Pemex, sin embargo, surge de los impuestos. Las ventas totales de la empresa dentro y fuera del país ascendieron a 1 billón 558 mil millones de pesos en 2011. Una vez deducidos costos y gastos, la utilidad antes de impuestos, derechos y aprovechamientos fue de 784,532 millones de pesos. Pero los derechos e impuestos ascendieron a 876,015 millones de pesos. Son estos gravámenes los que generan las pérdidas finales y dejan a la empresa sin dinero para inversión o para seguridad.
Pemex es una empresa poco productiva en comparación con las firmas petroleras privadas del mundo. ExxonMobil tuvo en 2011 un ingreso bruto de 486 mil millones de dólares, más de 6 billones de pesos, con una plantilla de 82 mil trabajadores y empleados. Esto significa que ExxonMobil logró un ingreso de 5.9 millones de dólares por cada trabajador. En cambio Pemex, con sus ingresos por 1.6 billones de pesos, tiene 160 mil trabajadores y empleados, el doble que Exxonmobil. Pemex genera ventas de 973 mil dólares por cada trabajador, casi seis veces menos que ExxonMobil.
Hay quien piensa que esto no importa ya que Pemex es una empresa estatal y por lo tanto no tiene realmente accionistas. Pero esto es falso. Los ciudadanos mexicanos somos los accionistas y tenemos tanto derecho a maximizar el rendimiento como cualquier otro accionista en el mundo. De hecho, los mexicanos más pobres, los que carecen de cualquier otro recurso, tienen como único patrimonio su participación en Pemex. El que la empresa tenga un desempeño tan insatisfactorio es un robo que afecta más a los mexicanos más pobres.
En otros lugares del mundo los ciudadanos se benefician directamente de la explotación de los hidrocarburos. En Alaska, Estados Unidos, y Alberta, Canadá, reciben en efectivo sus dividendos por las utilidades de la explotación petrolera. En Noruega los dividendos de la petrolera gubernamental Statoil se utilizan para financiar un sistema de pensiones para los noruegos. En México hemos permitido que el gobierno saquee a Pemex, y por lo tanto a los ciudadanos mexicanos, para evitar a los políticos la molestia de hacer una reforma fiscal a fondo. Lo peor de todo es que hemos utilizado el dinero obtenido de la explotación de un recurso natural no renovable para subsidiar el gasto corriente del gobierno.
Para bien de los mexicanos, Pemex tiene que operar como una empresa rentable y competitiva. Para que pueda hacer esto hay que eliminar el saqueo sistemático del gobierno, pero también racionalizar su personal y procedimientos para operar con mayor eficiencia.
CONSTITUCIONES
La compleja y contradictoria constitución de 1917, con sus cientos de enmiendas, es una de las principales razones de la pobreza en México. Su naturaleza contrasta con la sencillez de la constitución de 1857 que, de haberse mantenido, nos habría un hecho un país más próspero.
Twitter: @sergiosarmient4