La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, mantiene un estricto reposo médico, el que incluye un “aislamiento” informativo ya que está impedida de leer diarios y recibir informes de su gabinete de lo que ocurre en el país.
Gracias a la licencia médica de 30 días producto de una sorpresiva operación en la cabeza, Fernández desconoce, por ejemplo, que el sábado anterior un tren chocó en una céntrica terminal de Buenos Aires y dejó un saldo de un centenar de heridos.
Tampoco sabe el escenario que enfrenta el oficialismo rumbo a las elecciones legislativas del domingo próximo ni se enteró del escándalo que protagonizó uno de sus candidatos, Juan Cabandié, al resistirse a pagar una multa de tránsito.
“No hay que llevarle problemas a Cristina”, reconoció durante el pasado fin de semana el ministro del Interior, Florencio Randazzo, al explicar que la presidenta está cumpliendo con el reposo indicado en la residencia oficial “y no está enterada de nada”.
El jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, indicó por su parte que “la presidenta está cumpliendo a rajatabla las indicaciones médicas”, precisó que “no tiene diálogo con funcionarios” y que habla con muy pocas personas, entre ellas sus familiares.
El funcionario agregó que la jefa de Estado "no está viendo televisión ni leyendo los diarios, está haciendo lo que los médicos le dijeron".
El periplo médico de Fernández comenzó el pasado 5 de octubre, cuando acudió a la Fundación Favaloro de esta capital para hacerse unos chequeos por una arritmia y fuertes dolores de cabeza.
La revisión médica descubrió un hematoma en el cerebro producido por un golpe en la cabeza, por lo que los facultativos le ordenaron un reposo de 30 días y le dieron el alta después de haber permanecido internada nueve horas.
Al día siguiente, sin embargo, la presidenta presentó nuevos síntomas, por lo que los médicos decidieron suspender el descanso y programaron la operación para el pasado 8 de octubre.
Desde ese día hubo partes médicos diarios donde se resaltó la evolución y buen ánimo de la mandataria, quien sólo pudo ser visitada por sus dos hijos, su madre y su hermana, pero los informes oficiales se suspendieron el pasado 13 de octubre, cuando le dieron el alta.
Para esta semana, sin embargo, se espera un nuevo reporte médico, ya que Fernández deberá ir a la Fundación Favaloro para que le retiren los puntos que tiene en la cabeza.
