Enriqueta Ochoa, una de las grandes poetas de Torreón, Coah.
VIDA Y OBRA DE LA POETA ENRIQUETA OCHOA BENAVIDES
Los siguientes textos los tomé de mi libro inédito: "Bustos en Bronce en la Calzada de los Escritores Laguneros", en la Alameda Zaragoza de Torreón, Coahuila, como dice:
"Enriqueta Ochoa es una estrella del cielo lagunero, que brilla con luz propia en otros cielos literarios de la patria mexicana, -hoy se le homenajea en su querida tierra, al cumplir 60 años de su natalicio. Ella vivió su primera luz un dos de mayo, en el seno de una familia buena, honesta y trabajadora. Sus padres fueron don Macedonio R. Ochoa Rodríguez y doña Cesárea Benavides Montemayor. Sus hermanos: Celso, Evangelina, Alfredo (mi amigo que emprendió el largo viaje), Estela y Macedonio.
Su instrucción primaria y secundaria, las realizó en la Escuela Preparatoria Venustiano Carranza, de esta ciudad, y luego durante año y medio tomó clases particulares de Literatura con el llorado poeta y amigo Rafael del Río Rodríguez.
Enriqueta nació para la literatura. En 1945 comenzó a escribir papeles y componer poesías que luego recogería en 1950, en su primer libro que inspiran Polimia y Calíopez, musas de la poesía y la elegancia inspiradora de Enriqueta y plasmadas en ese primer libro que lleva el título de "Las Urgencias de un Dios", en cuyo prólogo escribió su maestro Rafael del Río, entre otras, el siguiente párrafo: "La poesía de Enriqueta Ochoa, que por más de una razón conserva un estrecho parentezco con la línea que ha caracterizado a Elizabeth Barret Browning, y Emil Dickinson, y a otras poetisas de la familia patética de las desgarradas, adolece todavía de imperfecciones, pues la traducción de sus motivos a veces imperfecta, y hay desajustes en la función de sus formas expresivas, pero ya evidencia una fuerte creadora de tal importancia que hace adivinar el advenimiento de una nueva, potente y valerosa voz femenina mexicana".
Al analizar su primer libro, yo encuentro que desde el principio maneja con habilidad las reglas esenciales de rima, medida y ritmo, lo que se puede apreciar en ocho sonetos que adornan parte de sus páginas y desde esas fechas da muestras del manejo del poema libre en el que vuela con alas de pensamientos profundos que se amalgaman en ideas de preocupación desgarradora de los acontecimientos en que pasa la humanidad, manejando a la vez el lenguaje florido de nuestro idioma.
Enriqueta ha sido afortunada, pero no gratuitamente, pues ha luchado mucho para lograrlo y aprovechando los conocimientos cosechados en su peregrinar. En el año de 1953 emigra a tierras potosinas y ese mismo año aparece su nombre en la antología "Poesía Mexicana" del maestro Antonio Castro Leal, y dos años más tarde, en 1955, don Jesús Arellano la incluyó en "Poetas Jóvenes de México", donde asentó: "Enriqueta Ochoa ha sorprendido por la profundidad de sus hallazgos" los cuales, a pesar de los disparejos, conservan un lirismo trágico y desgarrado, lleno de dudas y al mismo tiempo de verdades atentas a la angustia de la época.
Por los años de 1952 y 53 publica junto con José Herrera M. y Gloria González, una pequeña revista literaria "HIRBA" de la que poseo el ejemplar número dos, en que figuran dos o tres composiciones de Enriqueta, poesías del licenciado Salvador Vizcaíno Hernández, de Carmen de Mora y trabajos del filósofo Enrique Mesta, entre otros más.
En aquellos primeros años comienzan a aparecer los trabajos de Enriqueta en las publicaciones Fuensanta, Metáfora, Letras Potosinas y Estilo, así como la revista de la Universidad de Coahuila.
SU MATRIMONIO: Fue el año de 1957 cuando contrajo matrimonio con el señor Francois Toussant y al siguiente año vino el fruto del amor al nacer su hija Marianne que afortunadamente, sigue con entusiasmo y alta calidad los pasos literarios de su madre. Por los años de 1958 a 60, Enriqueta Ochoa es maestra de literatura en el colegio "La Luz" y de español en la Secundaria Nocturna de su natal Torreón.