Busto en bronce del Lic. Federico Elizondo Saucedo, develado el día 31 de octubre de 1987, por el presidente municipal Lic. Manlio Fabio Gómez Uranga, y el jefe de Arte y Cultura de la presidencia municipal don Francisco (Paco) Fernández Torres, en la Calzada de los Escritores de la Alameda Zaragoza de Torreón, Coah., en presencia de su familia y amigos.
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VIDA Y OBRA DEL LIC. FEDERICO ELIZONDO SAUCEDO, escritor, periodista, maestro y funcionario público.
Los siguientes datos los tomo de mi libro inédito: "Bustos en Bronce en la Calzada de los Escritores Laguneros", en la Calzada que se encuentra en la Alameda Zaragoza de Torreón, Coahuila, como sigue:
"En 1969, las ediciones de Nuevo Cauce dieron a la luz pública un librito de apenas 30 páginas, se trata de El Hombre y el Desierto", monólogo, que comienza de la siguiente manera:
"Ella vendrá y le diré: pase usted, Cristina... tome asiento... realmente me sorprende de que haya aceptado la invitación. Mi crónica inseguridad me indicaba lo contrario. Pero ya está usted aquí y ahora me siento confundido... póngase cómoda porque es posible que mis confidencias se prolonguen, es decir, si usted las soporta. Desea un cigarrillo, no, admiro a las mujeres que no fuman. El tabaco es amo que nos esclaviza, índice valorativo de nuestra voluntad y barómetro de nuestra neurosis. Y, después de todo, ¿para qué?: Para aspirar un humo repleto de excresencias que, al parecer, diluye los conflictos de la vida cotidiana...".
Y ya para terminar su monólogo, dice:
"Hasta aquí, Cristina, me ha conducido el afán narcisista de exhibirme. Porque no hay otra forma de expresar mi locuacidad. Esperaba atraerte con la rudeza de mi infortunio, exprimiendo tu compasión. Pero tú has permanecido inmune a mis pretensiones. Como todas las mujeres, tienes tu gusto y tu hora y no se cumplieron conmigo.
"Ayer caminé por la linde del desierto. Retuve su arena suave en la palma de mi mano; sentí el cálido beso de tu ternura falsa; me recosté en cóncava duna y miré al cielo cuando atardecía, me adormeció el rojo vivo del sol vencido y admiré unas nubesillas, pinseladas bermejas de brocha inmensa, que flotaban sobre la agreste cumbre de la lejana montaña. Yo estaba en el desierto, pensando en ti y contemplando la llamarada del encendido oeste. Y el desierto estaba silencioso, como planeta muerto. El aire tibio levantaba columnillas de arena, y la arena retornaba a la superficie sin ruido y sin meta. Yo permanecía extrañamente tranquilo, amenguada mi furia por vez primera. ¿Qué me impedía quedarme definitivamente? No sentí miedo, si acaso indiferencia. ¿No se arraiga mi futuro en el desierto? ¿No representa la solución a mis problemas y el término de mis cuitas?
"Las estrellas comenzaban a brillar cuando la piel del desierto se enfrió, yo caminé con lentitud marcando pasos en la arena suelta, señales que melancólicamente borraba el viento, al momento mismo en que mis pies se apartaban de ellas. ¿No ocurre lo mismo en la vida? En el desierto desaparecen los vestigios sin ruido y sin ceremonia. La vida nace en el mar, pero muere en el desierto...".
"En el año de 1977 se publicó un nuevo libro del licenciado Elizondo. Se trata de 'Radiografía de un Proceso', novela en que se relata todo el engorroso procedimiento de un juicio. La dedica a su natal Saltillo, con motivo del cuarto centenario de su fundación.
En septiembre de 1982 apareció un nuevo e interesante libro del licenciado Elizondo. Una de sus materias predilectas es su contenido: nuevos enfoques de las Ciencias Sociales", que editó la Universidad Autónoma de Coahuila, en la ciudad de Saltillo, Coah.
Este libro contiene un preámbulo de nuestro mutuo y desaparecido amigo, don Enrique Mesta, cuya opinión capacitada corrobora lo que ya el libro contiene. Veamos unos párrafos de esta opinión que dice:
"Federico Elizondo Saucedo, desde sus años de director de la Escuela Preparatoria Venustiano Carranza, se dio cabal cuenta de la importancia del hombre y su obra. Así que, por exigencias de la cátedra y por su vocación de sociólogo, se dedicó a estudiar metódicamente los temas del quehacer humano.
Hombre de su época, estudioso alerta a los problemas de un mundo que cada día se hace más compacto, se comprime, en el espacio y el tiempo, precisamente por las interacciones e interrelaciones sociales cada vez más complicadas, Elizondo Saucedo dejó a un lado las viejas hipótesis de sociólogos unilateralistas, convertidas ya en fosilizadas piezas de museo...
El 31 de octubre de 1987, la presidencia municipal presidida por el licenciado Manlio Fabio Gómez Uranga, rindió un merecido homenaje al licenciado Federico Elizondo Saucedo, develando su busto en bronce en la Calzada de los Escritores Laguneros, en la Alameda Zaragoza de Torreón, Coah., en presencia de su honorable familia, su esposa, hijos, nietos y amigos.
SU MUERTE:
A los 81 años de edad, en febrero de 1999 dejó de existir en la ciudad de Monterrey, donde tenía su residencia, rodeado por su esposa e hijos, dejando su partida un sentimiento de tristeza en los amigos que lo apreciábamos y en el alumnado que recibió sus enseñanzas como maestro, particularmente en la Preparatoria Venustiano Carranza de esta ciudad de Torreón, y sus libros y artículos periodísticos. Descanse en paz.
