Busto en bronce de don Francisco Fernández Torres, develado el día 16 de diciembre de 1988, por el Lic. don Heriberto Ramos Salas y la directora de cultura Sonia Salum, además de su esposa Angelina Colores y sus hijos Francisco Fernández Colores, Ricardo Fernández Colores y la señorita Angelina Fernández Colores y un grupo de amigos.
VIDA Y OBRA DE DON FRANCISCO (PACO) FERNÁNDEZ TORRES, PERIODISTA, POETA, ESCRITOR Y FUNCIONARIO PÚBLICO, COMO SIGUE:
En este último artículo de la serie de nueve que le dediqué a Paco Fernández Torres, uno de los hombres más honestos, buenos y modestos que he conocido en mi larga vida y que además me brindó siempre su amistad, y que fue fundador de la Calzada de los Escritores en la Alameda Zaragoza de Torreón, Coah., ahora, post-mortem, las autoridades le dedican su busto en bronce en la calzada mencionada.
En El Siglo de Torreón de fecha 2 de diciembre de 1988, dice lo siguiente: "DEVELARÁN EL DÍA 16 EL BUSTO EN MEMORIA DE FRANCISCO FERNÁNDEZ T.:
"La develación del busto en memoria de la vida y obra del promotor cultural, Francisco Fernández Torres, será develada el próximo 16 de diciembre a las once de la mañana en el Paseo de los Escritores de la Alameda Zaragoza.
"En presencia del alcalde, Lic. Heriberto Ramos Salas, miembros del Cabildo de Torreón, Sonia Salum, directora del Instituto Municipal de Cultura, esposa e hijos del homenajeado, Angelina Colores de Fernández, Ricardo, Angelina y Francisco y demás familiares y amistades.
"La colocación del monumento a don Paquito, es una muestra de respeto y admiración que los laguneros sienten, por el trabajo y esfuerzo de este lagunero demostró a lo largo de toda su vida.
"El Ayuntamiento de Torreón. Al revisar la pasa a la tres "E": "obra que Francisco Fernández Torres, dispensó a la comunidad lagunera, tomó la firme decisión de rendirle un justo homenaje al promotor cultural, quien el 9 de diciembre del año pasado, falleció.
"A año y cinco días de distancia de fallecido don Paquito Fernández, su imagen y obra pasarán a la inmortalidad, al ser colocado el busto en su memoria en el Paseo de los Escritores y Hombres Ilustres en la Alameda Zaragoza.
"Incansable colaborador en este periódico, director del Consejo Municipal de Arte y Cultura por tres trienios, promotor cultural, preocupado por siempre por llevar la cultura a las clases menesterosas y ciudadano distinguido por servir a su comunidad, sin recibir nada a cambio, lo llevaron a ganarse el respeto y admiración de los laguneros.
Enseguida, recordaremos con un párrafo del artículo que el Profr. don Joaquín Sánchez Matamoros, dedicó en el periódico El Siglo de Torreón del día 11 de diciembre de 1987, con el título "Oración Fúnebre":
"MURIÓ PACO FERNÁNDEZ"... Paco Fernández Torres no tuvo el privilegio de nacer entre pañales de seda, ni la fortuna de abrevar la cultura que dan las ciencias y las artes, en las universidades, ni en los tecnológicos, ni en los politécnicos y ni siquiera en las academias. Pero sus ansias de saber, su curiosidad sin límites, su afán de investigarlo y conocerlo todo, fueron forjando su pensamiento, labrando su conciencia y afirmando sus ideas. Se abrió paso a codazos entre la multitud informe de los que nada tienen, abandonó con grandes esfuerzos el montón denigrante de los mediocres, obtuvo una cultura envidiable y una lucidez insólita, para destacar en toda la región como uno de los mejores hombres.
"Era Paco un hombre polifacético. Sabía de casi todo. En las charlas que frecuentemente sostenía con los amigos, siempre destacaba la profundidad de sus conocimientos, lo admirable de su memoria, la versatilidad de sus afanes.
"Su ansia de saber era tan incontenible que muchas veces la comparamos con la de aquellos infelices cuyo tormento consistía en beber el agua de Styx sin que su sed se apagara nunca. Pero Paco no se encerraba jamás en la torre de marfil de los introvertidos o los egoístas para rumiar sus pensamientos. Él se complacía en esparcirlo a los cuatro vientos con la naturalidad con que trinan los pájaros, con la suavidad conque murmuran los arroyos o con el ardor sublime de Tifeo, que estaba condenado a vomitar eternamente llamas...".