Las autoridades en Estados Unidos (EU) tendrán que encontrar una solución creíble y eficaz a tres de sus problemas más urgentes, que prometen convertirse en una pesadilla fiscal el mes próximo: alto endeudamiento público y aumento de su tope; presupuesto 2014 y déficit; y los recortes automáticos de gasto, conocidos como secuestro.
La existencia de este trío fiscal se explica por la política expansiva aplicada desde el gobierno del presidente George W. Bush y acelerada por su sucesor, Barack Obama, para combatir la Gran Recesión de 2008 y 2009.
Los estímulos fiscales, recorte de impuestos y aumento de gastos, junto a una política monetaria extremadamente acomodaticia, evitaron que EU y el mundo cayeran en una depresión, como la de 1929, pero deterioraron la posición fiscal en varios países.
En EU, el déficit y la deuda alcanzaron niveles insostenibles (no vistos desde la década de 1940) en 2009 y 2010 y obligaron a reducir los estímulos fiscales, cargando a la política monetaria con casi todo el peso de la recuperación económica.
Los datos disponibles al elaborar esta nota muestran que el déficit del gobierno federal fue de 1.2 por ciento del PIB en 2007 y de 10.1 y 9.0 por ciento en 2009 y 2010, respectivamente, mientras que en 2012 fue de 7.0 por ciento.
Algo parecido sucedió con la deuda federal que en 2007 era de 64.6 por ciento del PIB y para 2009 y 2010 las cifras respectivas fueron de 85.1 y 94.3 por ciento. En 2012 este indicador se situó en 103.2 por ciento.
Es evidente que una situación así no puede prolongarse indefinidamente, por lo que las autoridades estadounidenses tratan de regresar las finanzas públicas, sin éxito hasta ahora, a una senda sostenible en el mediano y largo plazo.
La mayor presión inmediata para el saneamiento de las finanzas públicas en EU es definir el presupuesto para el ejercicio 2014 que comienza el primero de octubre, así como el riesgo de rebasar el límite absoluto en la deuda del gobierno federal a mediados de ese mismo mes.
En efecto, al 27 de enero de 2012 ese límite era de 16.4 billones (millones de millones) de dólares (bd), con el compromiso del presidente Obama y del Congreso de acordar una fórmula para reducir en 1.2 bd el déficit fiscal.
De no ser así, a partir de enero de 2013 habría un recorte automático en los gastos del gobierno, lo que efectivamente ocurrió en marzo y que es conocido como secuestro. La amenaza del secuestro no provocó el efecto deseado de llegar a un acuerdo diferente que redujera el déficit público en EU y, más bien, complicó la incipiente recuperación económica.
En julio, la Oficina de Administración y Presupuesto de la Presidencia de EU señaló que "El secuestro ya está teniendo impactos negativos sobre el país y su población … La Oficina de Presupuesto del Congreso estima que el secuestro reducirá el crecimiento económico de la nación en más de medio punto porcentual y costará 750,000 puestos de trabajo en 2013".
Mientras tanto, a pesar del secuestro y de que en febrero se suspendió temporalmente la aplicación del límite de la deuda y se adoptaron medidas contables para seguir atendiendo a la deuda en circulación, el nuevo presupuesto y el límite de deuda referido tendrán que resolverse pronto en medio de nuevas discusiones y roces entre los Poderes Ejecutivo y Legislativo de EU.
El asunto es más relevante porque, varios economistas destacados, coordinados por Laurence Kotlikoff de la Universidad de Boston (www.theinformact.org), advierten que las proyecciones del Fondo Monetario Internacional y de la Oficina de Presupuesto del Congreso, indican que la brecha fiscal en EU es bastante mayor que la calculada con el análisis tradicional.
En consecuencia, en la última parte de 2013 regresará la discusión sobre la pesadilla fiscal en EU, comenzando por el presupuesto para el ejercicio fiscal 2014 y el aumento en el límite de la deuda, así como la necesaria disminución del déficit público y la sustitución del secuestro con reducciones específicas en el gasto y la generación de mayores ingresos públicos.
Esta discusión y sus posibles repercusiones sobre la economía y los mercados financieros muy probablemente jugaron un papel importante en la decisión de la Reserva Federal (Fed) la semana pasada de posponer el comienzo del retiro de los estímulos monetarios.
No obstante, si la pesadilla fiscal de EU no se resuelve pronto, colocaría a la Fed en una posición bastante incómoda, al quizá verse forzada a continuar alimentando la burbuja financiera en EU y los mercados emergentes, que difícilmente tendría un despertar feliz.