Hace 60 años un hecho cambió su vida…
La ordenación sacerdotal del Obispo Emérito Don Manuel Mireles Vaquera hace 60 años lo transformó, desde entonces vemos a Cristo, con su rostro y corazón, vemos a Cristo predicando, con sus labios y su voz...
...vemos a Cristo bendiciendo, con sus manos y su amor, vemos a Cristo celebrando, con su fe y su fervor. En estas ciudades de Gómez y Lerdo apenas centenarias, la acción del "padre Mireles" como muchos le llaman, ha dejado huella y ha sido artífice importante en la formación de ambas ciudades.
Celebrando este acontecimiento y en reconocimiento por su labor en medio de nosotros, se ha organizado por parte de la diócesis un concierto de homenaje en la Catedral de Guadalupe de Gómez Palacio el próximo 28 de mayo a las 8 de la noche y una celebración eucarística el día 30 en Catedral a las 12 del día, además de otros eventos. Será sin duda una buena oportunidad de agradecerle a Dios, quien se ha manifestado amoroso, gracias a la respuesta generosa de este querido obispo que ha realizado y sigue realizando su misión con amor, humildad y generosidad.
Habiendo dejado toda su juventud en las parroquias de Guadalupe de Gómez y del Sagrado Corazón de Lerdo, muchos de nosotros podemos testimoniar su acción en nuestras vidas: "yo fui su monaguillo", "me dio la primera comunión…", "asistió a mi papá en sus últimos momentos, "a mí me mandó al seminario", "yo recibí la ordenación sacerdotal de sus manos", "me aconsejó y me ayudó en un momento difícil", cuando iba al colegio aún pequeña lo conocí", "a mí me casó… pero ya lo perdoné"... Conoce a muchas personas por su nombre y muchos lo conocen a él.
Nacido en Nieves Zacatecas y miembro de una familia numerosa, entra al seminario desde los 11 años y recibió en la ciudad de Durango la ordenación sacerdotal de manos del obispo don José María González y Valencia el 30 de mayo de 1953. Apenas celebrada su cantamisa el 9 de junio en su ciudad natal, es enviado a ayudar en la parroquia de Guadalupe de Gómez desde el 16 de junio Años después pasa a Lerdo teniendo a su cargo la parroquia del Sagrado Corazón en donde trabajó hasta el 15 de agosto de 1965, haciendo ahí varias obras materiales como la construcción de la capilla del Niño del Tongo. Regresa de párroco a Guadalupe de Gómez continuando su labor pastoral, para luego trasladarse a la ciudad de Durango al ser nombrado vicario general. El 7 de diciembre de 1982 fue consagrado como obispo auxiliar de Durango por don Girolamo Prigione, representante del Papa en México en aquel tiempo. Pasa a la Prelatura de El Salto, como el segundo obispo de ese lugar; realiza ahí su misión durante 17 años, llevando la buena nueva a los pueblos de las regiones más abruptas del estado en la Sierra Madre. Al cumplir la edad de 75 años en el 2003 pide su renuncia, la cual es aceptada dos años después, el 28 de noviembre de 2005. El arzobispo de Durango le encarga el cuidado de la capilla de la Inmaculada Concepción, en la colonia el Campestre, desde el 27 de junio de 2006. Ahí encuentra muchos conocidos de su primera estancia en Gómez y Lerdo.
Con la creación de la nueva diócesis de Gómez Palacio, el obispo don José Guadalupe Torres Campos agradece y reconoce su magnífica labor, no sólo como pastor y guía espiritual de la gente de esa parroquia, (además de eficaz promotor de obras materiales de construcción y remozamiento), sino que también lo ve como un elemento importante para la consolidación de la nueva diócesis, en la que el Señor Mireles sigue dando un excelente testimonio a sacerdotes y fieles.
Preguntándole sobre la gente lagunera me dice: "Aprendí mucho de ellos, son sinceros y entusiastas para las cosas de Dios. Hay una amistad especial de los laguneros que son bondadosos, sinceros como un niño, abiertos. Al mismo tiempo son generosos y limpios. En mis 60 años de sacerdote he percibido sin embargo, un gran cambio. La gente está viviendo un clima de tristeza por la inseguridad. ¡No estén tristes! Dios seguirá suscitando sacerdotes por medio de los cuales seguirá manifestando su amor". En cuanto a los resentimientos que han surgido a causa de la violencia y la inseguridad nos dice: "Hay que perdonar, porque el perdón nos hace invencibles. No pueden hacernos nada más. Podrán quitarnos todo, pero nunca el amor que nos saca de todos nuestros problemas, porque Dios está con nosotros aunque parezca que no".
Gracias Sr. Mireles, porque elegido de entre los hermanos, Cristo te ha hecho partícipe de su ministerio de salvación, a fin de que renueves en su nombre el sacrificio redentor, prepares el banquete pascual, fomentes la caridad en tu pueblo santo, lo alimentes con la palabra, lo fortifiques con los sacramentos y, consagrando tu vida a él y a la salvación de tus hermanos, te has esforzado por reproducir en ti la imagen de Cristo, para dar un constante testimonio de fidelidad y de amor.