"…las criaturas"
El fin del año escolar se acerca. La esperanza en el futuro, por lo que atañe a nuestra responsabilidad respecto al porvenir deben animar nuestra actitud en relación con la generación joven.
La cuestión fundamental para la sociedad es la de saber qué clase de futuro queremos. Es pensando en ellos; "en las criaturas", lo que nos debe llevar a realizar acciones que los favorezcan en el campo de la ecología, de la paz, de la política y en general en cualquier área que pueda contribuir a construirles un futuro más halagüeño.
En materia ambiental, el pasado 6 de junio hemos celebrado el día mundial del medio ambiente. Además tenemos en puerta nuevamente el problema de la sequía. ¿Qué cambios tenemos que hacer para el aprovechamiento más eficiente del agua? ¿La Laguna tendrá que cambiar su vocación de cuenca lechera del país? ¿Quién y qué se está haciendo para solucionar la problemática? ¿Qué políticas públicas se están implementando? ¿Cuáles hemos propuesto y cuáles estamos dispuestos a apoyar (acciones individuales y colectivas)? Los cambios que se están exigiendo implican verdaderas conversiones que solamente pensando en el futuro de nuestros hijos, tendremos el valor de realizar. ¿Qué no hemos hecho por ellos? ¿Y por qué no hacer nuevamente por ellos los cambios personales y comunitarios que se requieren?
En relación a la violencia, dicen los obispos mexicanos que: "Los adolescentes y jóvenes son una gran riqueza para la sociedad, y sin embargo, viven situaciones familiares y sociales que los convierten en víctimas y actores de hechos violentos. Los adultos tenemos una gran responsabilidad, pues les estamos heredando un mundo violento que los excluye de las posibilidades de una vida digna y los expone a la muerte. La violencia del crimen organizado afecta especialmente a los jóvenes que se han convertido en monedas de cambio, en vidas utilitarias de poco valor, en instrumentos o herramientas de un engranaje criminal, fácilmente renovables ante la muerte de miles de ellos". (CEM. Que en Cristo Nuestra paz México tenga Vida Digna, n. 73) Es necesario salir de las situaciones difíciles, con la creatividad y generosidad necesarias, para servir a la paz y a la reconciliación. No podemos quedarnos cruzados de brazos ante las perspectivas que se avizoran.
Pero para ello es necesario liberarlos de la fuerte carga de agresividad y violencia que viven en el hogar y en los medios. Al contrario hay que enseñar con el ejemplo dando criterios de discernimiento y de valores éticos que hagan contrapeso.
Las decisiones a tomar en el campo político deberán también ser influenciadas por criterios que favorezcan el bien de nuestros hijos, renunciando a intereses particulares. Los jóvenes necesitan oportunidades de trabajo y espacios de crecimiento personal. Es cierto que más del noventa por ciento de la juventud quisiera dejar la región Lagunera si pudiera, pero también es cierto que tienen muchas ganas de progresar, de cambiar, de desarrollarse. Se ve entre los niños y jóvenes iniciativa y creatividad. Depende de nosotros elegir políticos con un compromiso real por el bien común y por el desarrollo humano integral. Crear una región atractiva para la juventud. Exigir las políticas públicas necesarias. Vigilar las acciones y los recursos, prevenir la corrupción, la impunidad y la ineficiencia en el gobierno. Por ellos debemos ser capaces de dejar la falta de participación social y política e incluso la corrupción de la que todos formamos parte. Construir una Comarca Lagunera participativa, democrática, de la que nuestros hijos se sientan orgullosos de pertenecer y que quieran seguir construyendo.
Además, un partido político se condena a sí mismo y su futuro si los viejos políticos permanecen espasmódicamente aferrados a sus escaños y a sus puestos. Vía libre a los jóvenes. Necesitamos por doquier la iniciativa, la fuerza, la creatividad, la disponibilidad de asumir la responsabilidad de la generación joven.
La paternidad responsable consiste en dar la vida en plenitud, realizar el camino de construcción de la persona con todo lo que implica convertirse en humano. La tarea es difícil, pero maravillosa. Construir humanidad, modelar personas en toda la extensión de la palabra. Esta tarea requiere un espacio, una escuela de humanidad que incluye el hogar y la ciudad, o más bien dicho, la metrópoli formada por las varias ciudades que integran nuestra región. Esto requiere también acciones a este nivel. Instancias de comunión y participación juvenil independientes de fronteras invisibles, pero que hacen más inoperante aún las opciones gubernamentales que parece que han perdido todo interés por el bien de la población. El estado de la Laguna que se está promoviendo podrá ser o no una realidad, pero lo que sí es urgente es la acción conjunta a este nivel, con coordinación de acciones, unificación de criterios, reglamentos comunes, transporte rápido y económico, espacios de convivencia, distribución de recursos, infraestructura, seguridad, etc.
No nos engañemos. Los peligros están a la puerta para nuestros jóvenes y necesitan poderosas armas para entrar en la madurez y maduración de grandes decisiones que los hagan más humanos, en vez de decidir por los bienes de consumo de forma rápida e inmediata con un ritmo corto de vida. Pareciera que eligen una vida corta "siendo alguien", en vez de una vida larga en condiciones que hacen muy difícil alcanzar el reconocimiento social. Es necesario que sepan optar, con una adhesión firme a Dios, por valores trascendentes que de verdad hacen al hombre crecer como tal: la justicia, la paz, el amor, la vida, la verdad. La elección de una vocación, del estado de vida y del consorte también necesita ser hechas de forma adecuada y con criterios que personalicen. ¿Cómo lo aprenderán? De nosotros los adultos - no sólo de nuestras palabras, sino también de nuestra vida- y ello requiere tomar nuestra obligación de ser testigos coherentes de los valores que decimos creer, y que queremos que asuman. Necesitan también un espíritu fuerte que les sirva de arma contra las múltiples manifestaciones de egoísmo de los individuos y de los grupos sociales.
¿Lo haremos por ellos? Piénsale.
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