Habiendo pasado tantas desilusiones, incluso desde antes de las elecciones, viendo que las grandes promesas del nuevo gobierno no han sido lo que se esperaba y que las problemáticas laguneras siguen sin resolverse hemos caído en una desesperanza. En una verdadera oscuridad. El recurso a la fe en la época moderna se ve sólo como una luz ilusoria. Le creímos a Nietzsche que consideraba la fe como un espejismo que nos impide avanzar como hombres libres hacia el futuro por lo que se terminó asociando la fe con la oscuridad. Un salto al vacío por falta de luz, sentimiento ciego, si acaso como luz subjetiva;dejamos a Dios, perdimos la fe y todo se volvió confuso y nos hemos resignado con pequeñas luces fugaces.
Pero ante esta oscuridad el Papa Francisco, en su primera encíclica del día 5 de julio llamada "Lumen Fidei" (La luz de la fe), resalta la urgencia de "recuperar el carácter luminoso propio de la fe" que es capaz de "iluminar toda la existencia del hombre". Ante esta oscuridad es urgente redescubrir la fe "porque una luz tan potente no puede provenir de nosotros mismos; ha de venir de una fuente más primordial, tiene que venir, en definitiva, de Dios". Juan Pablo II había escrito ya una carta llena de optimismo para estrenar el nuevo milenio (novo milenio ineunte), pero este nuevo documento, más extenso y con la conjunción de la mano de Benedicto XVI que la había comenzado, y los añadidos del Papa Francisco, se convierte en todo un tratado de la fe. De fe viva y operante, luminosa y que reanima a los desesperanzados que, como muchos laguneros, hemos sufrido muchos reveses y corremos el riesgo de dejar de construir una comunidad verdadera. Dañados por la desesperanza y la violencia, nos llega la tentación de ceder al egoísmo y dejar de vivir el amor.
Este documento conecta la fe con el amor. La fe no es una ilusión o un sentimiento individual, está anclada fuertemente en la verdad e iluminada por el amor. El corazón tiene razones que la razón (sin amor) no conoce. Es la vivencia del amor la que le da a la fe una luz que no tienen los que no aman, y revela una verdad incomprensible para el que no tiene la vivencia del amor, pero que es verdad plena, profunda, real. Es esta fe la que nos hace continuar a pesar de los pesares. Porque está anclada en quien, venciendo la muerte, vive para siempre. La fe es capaz de iluminar toda la existencia del hombre. Es pues todo lo contrario a ceguera u oscuridad. Nos saca de nuestro aislamiento y se nos da un gran Amor que nos transforma e "ilumina nuestro camino hacia el futuro, y da alas a nuestra esperanza para recorrerlo con alegría. Fe, esperanza y caridad, en admirable urdimbre, constituyen el dinamismo de la existencia cristiana hacia la comunión plena con Dios" (n.7). Es el Amor que se ha dejado tocar, que no sólo se hace visible y palpable, sino que nos unimos a él para poder creer. Ese Amor es el que puede transformar las personas y el mundo entero.
Entre los retos que tiene el Papa Francisco está la reorganización de la Iglesia y no sólo de la Curia Vaticana para que el Amor en la Iglesia pueda ser una realidad transparente. Que ama y vive el amor y por ese amor reaviva la fe. Creemos en Jesús cuando lo recibimos y nos confiamos y unimos a él mediante el Amor. Otro reto del Papa Francisco es el diálogo interreligioso, no sólo para aportar teorías, sino para manifestar el amor que han perdido los hombres y hacer que se vea en la Iglesia como una opción para el mundo que lo había perdido. La nueva evangelización será también un desafío para la Iglesia y con la jornada mundial de la Juventud en Río de Janeiro, las palabras evangelización y testimonio serán las claves para este inicio de pontificado, para poder llegar no sólo a las lejanas regiones no evangelizadas o las sociedades occidentales marcadas por un proceso laicista y de secularización, sino sobre todo al 70% de la población africana subsahariana y del Sur de Asia, y el 12 % de la América Latina, que viven con menos de 2 dólares por día. En nuestra Laguna contamos con cifras similares y el mensaje de la Iglesia es esperado, para contrastar con el fondo teológico de la prosperidad del protestantismo (promesa de riquezas materiales). La Iglesia lleva las de ganar si se compromete más claramente en la lucha contra la pobreza. Es por ello que el testimonio y vivencia del Amor adquiere hoy por hoy, mas importancia que nunca, aunque siempre ha sido la esencia del Cristianismo.
Estamos pues todos conminados a vivir el Amor en forma concreta, creíble y eficaz. La fe es palpable, se deja tocar Dios y nos toca por los sacramentos y signos, de los cuales las instituciones deben ser también signos visibles. Es por ello, Cáritas toma en esta coyuntura una importancia mayor, pues es la organización oficial de caridad de la Iglesia, que promueve la reflexión, la formación, el espíritu, el testimonio de caridad cristiana y la justicia social en distintas formas y expresiones, especialmente a las personas pobres y marginadas con el apoyo de las mismas comunidades sin distinción de credo o ideología política, basada en la caridad cristiana. La espiritualidad o identidad que lo caracteriza la ha hecho permanecer y extenderse por todo el mundo. "Cáritas" que en latín significa "Amor", se inicio en 1897 en Alemania y tomo carácter internacional con sede en Roma. Hay Cáritas en muchos países. Cáritas Mexicana se funda en 1975 en la Cd. de Guadalajara, Jalisco, de ahí se extiende a otros lugares de la República, las funciones específicas de cada comunidad dependen de los problemas y carencias de cada una de ellas. Conocemos a Cáritas Diocesana de Torreón, Coahuila que cuenta con varios años en su labor. Pero la diócesis de Gómez Palacio también tiene su Cáritas diocesana, fundada en 2002 y contando ya con algunas Cáritas parroquiales ya formadas y con el proyecto de crear una en cada parroquia. Con un patronato y personal a su cargo. todos los trabajos van encaminados a ser un servicio autosustentable por medio de eventos, rifas y donativos de la cual la misma sociedad es la que contribuye.
Por lo que se refiere al servicio que se ofrece a los que sufren, quienes prestan ayuda, es preciso que sean competentes profesionalmente, han de ser formados de manera que sepan hacer lo más apropiado y de la manera más adecuada. El personal de Cáritas cuenta con profesionistas capacitados, como trabajadoras sociales para hacer un estudio socioeconómico de las personas que acuden a pedir ayuda y encaminar el caso para resolverlo. Además de una competencia profesional, se requiere dar una cordial atención y dedicación a su problema y sobre todo a superar su situación para valerse por sí mismo en la vida. Es por el signo que se debe dar que en Cáritas se recibe a los más desamparados con amabilidad, con actitud de servicio y confidencialidad. Con Jesús como modelo se espera que quienes acudan a solicitar apoyo, sepan reconocerlo. "Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aún dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve". Este himno de la carta a los Corintos es la Carta Magna de la actuación de Cáritas, ya que la práctica resulta insuficiente si en ella no se puede percibir el amor por el hombre, un amor que se alimenta en el Amor de Cristo y se da como comunidad que ama y vive el amor- Se invita a participar en este programa que se ejerce en varios niveles: oración, donativos en efectivo y especie, trabajo voluntario y donación de conocimientos y servicios profesionales. Para que el don no humille al otro, la participación íntima en las necesidades y sufrimientos del otro se convierte en una donación de sí mismo. Las actividades son variadas: talleres motivacionales, distribución de alimentos, fiestas para niños y adultos mayores, consultas médicas, brigadas, rifas, redondeos, bazares etc. (tel. 23 51 55).
Otra opción que en nuestra región se convierte en una prioridad es la promoción de la paz. Con esta finalidad se integró un equipo de trabajo interdiocesano con La Comisión Episcopal de Pastoral Social, de las Diócesis de Torreón y Gómez Palacio y que coordinan también Cáritas, con el objetivo de revertir la violencia que se vive en la Comarca Lagunera. Se está buscando la creación de un observatorio regional de la violencia, la atención a las personas que han sufrido las consecuencias del clima de violencia; y el desarrollo de programas y la capacitación de agentes comprometidos en la formación de la cultura de la paz. Con esta finalidad, las diócesis realizarán un taller para que las personas, grupos e instituciones que así lo deseen, puedan trabajar en la construcción de la cultura de la paz, en los ámbitos en los que cada quien realiza su vida ordinaria como su familia, los vecinos, la escuela, los compañeros de trabajo, los grupos o asociaciones, la sociedad civil, las iglesias, entre otros. Con este taller, las diócesis exhortan a las personas, grupos e instituciones, sin importar su credo religioso u orientación política, a tomar consciencia de que la paz es asunto de todos y que no basta quejarse ante la situación que se vive. El taller se realizará el 27 y 28 de julio, en las instalaciones de la Vicaría de Pastoral de la Diócesis de Torreón, ubicada en calle Niños Héroes 390 norte. Costo de recuperación 50 pesos. (Informes en el 7-23-79-66).
La fe es dejar que trabaje amorosamente Dios con nuestras manos. No podemos dejar que la desesperanza paralice nuestro actuar a favor de la construcción de relaciones sanas y armoniosas entre nosotros. La citada encíclica nos dice que "La fe cristiana, en cuanto anuncia la verdad del amor total de Dios y abre a la fuerza de este amor, llega al centro más profundo de la experiencia del hombre, que viene a la luz, gracias al amor, y está llamado a amar para permanecer en la luz. Con el deseo de iluminar toda la realidad a partir del amor de Dios manifestado en Jesús, e intentando amar con ese mismo amor" (n. 32) Es tiempo de actuar, motivada nuestra participación social por la fe, que se pone al servicio concreto de la justicia, del derecho y de la paz. En unidad con la fe y la caridad, la esperanza nos proyecta hacia un futuro cierto, que se sitúa en una perspectiva diversa de las propuestas ilusorias de los ídolos del mundo, pero que da un impulso y una fuerza nueva para vivir cada día. No nos dejemos robar la esperanza,…" (n. 58).
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