El gran acontecimiento que fue la jornada mundial de la juventud en Sao Paulo Brasil, trae un motivo de esperanza para toda la humanidad. El Papa Francisco se perfila como un líder, no sólo espiritual de la Iglesia, sino como un líder mundial al nivel de Martin Luther King o Mahatma Gandhi, pues en poco tiempo ha iniciado toda una revolución...
... religiosa y política que empieza a resonar más allá de la misma Iglesia. El mundo político tendrá también en este Papa una repercusión social no sólo por él, sino por la fuerza que la misma Iglesia tiene y que ahora empieza a despertar superando errores y despertando la posibilidad de una verdadera revolución social al despertar a los 1200 millones de fieles, al millón de sacerdotes y religiosos, que ante un liderazgo así, están reaccionando positivamente, abriendo nuevos rumbos a la iglesia y poniendo en acción 114 736 instituciones asistenciales en el mundo (5 246 hospitales, 74 000 dispensarios y leprosorios,15 208 asilos de ancianos, 1 046 universidades, 205 000 colegios, 70 000 guarderías con 7 millones de alumnos), 687 282 centros sociales y 131 centros de personas con sida en 41 países.
Un líder mundial es lo que necesitaba la Iglesia y es el que nos han dado sorpresivamente los cardenales del cónclave. Una necesaria transformación del cristianismo es posible y la jornada mundial de la juventud repercutió no sólo en los que están en Brasil, sino en todos los jóvenes que atentos no sólo a los medios de comunicación, sino con toda una impresionante logística, participaron con actividades en cada grupo juvenil de cada parroquia en todo el mundo.
La Iglesia se encuentra con una corriente de transformación espiritual a la que pueden añadírseles otras corrientes de cristianismo que, esperando una renovación, se acogieron a sectas y movimientos que basan parte de su desarrollo en la crítica a la Iglesia, pero también en su exclusión por parte de la sociedad y de las actividades eclesiales, y fueron acogidas en una comunidad donde personas anónimas se convierten en hermanos y hermanas y los perdedores de la sociedad son bendecidos con promesas, muchas veces de índole económico. El Dios en quien no se cree, se cambia por un Dios más creíble, gracias a esta renovación que puede ser motivo de regreso de los que se han alejado, de integración de los fríos y de conquista de los que no habían podido ver una religión que ofreciera motivos para creer.
Después de su elección, el Papa Francisco multiplica los gestos de caridad como claros signos de un cambio profundo en la Iglesia católica. El mensaje a la juventud en Brasil, continúa esta primavera del mundo y de la Iglesia al basar esta renovación en los jóvenes, pero no aislados, sino dentro de la familia y de la sociedad, como parte importante, pero no exclusiva de esa fuerza que incluye a los ancianos y a los pobres. Tres fuerzas que la sociedad capitalista y de los poderosos, paradójicamente, está excluyendo y no sólo marginando. El desempleo en los jóvenes, la marginación del anciano y el estorbo de los pobre que "sobran", son invitados a ser tomados en cuenta por esta tendencia de la Iglesia de Francisco, convirtiéndose, por tal motivo, en una crítica profundamente fuerte a la situación y sistema económico y político imperantes que margina y excluye a los más débiles. Es por ello que las repercusiones de esta renovación se perfilan al más alto grado de amplitud mundial. No sólo por haberse convertido en el personaje más visto del planeta, sino porque el mundo está urgido de una renovación y Dios responde a ella con Francisco, y por medio de él, nos invita a todos a esta renovación.
Este cambio no es en la doctrina, ni en la moral, sino en la concepción misma del papado y en el modo de gobierno de la Iglesia. Al presentarse ante los miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro como "el obispo de Roma" pidiendo a la multitud de orar por él antes de orar con él, Francisco mostró en pocos minutos, a través de numerosos signos, que quería regresar a una concepción humilde de su función. Que regresa a la del primer cristianismo que aún no había del obispo de Roma, no sólo el jefe universal de toda la cristiandad, sino también un verdadero monarca a la cabeza de un Estado temporal. ¿Hasta dónde son estos cambios? ¿Cómo va a hacer para lograrlos? ¿Cómo va a enfrentar los desafíos de un ecumenismo y de un diálogo interreligioso? Y en cuanto a la evangelización ¿como enfrentar un mundo que ha tomado un rumbo netamente antirreligioso? ¿Cómo renovar la curia romana? Sin duda esta renovación se espera a nivel regional también; ¿Cómo enfrentará la Diócesis de Gómez Palacio este desafío? ¿Qué fuerzas serán capaces de entrar en esta renovación? ¿La situación política y social de nuestra Laguna podrá ser capaz de ser transformada por esta renovación? ¿Qué fuerzas serán enfrentadas en esta renovación? ¿Cuáles serán a favor y cuáles en contra?...
Los 50 sacerdotes de la Diócesis de Gómez Palacio, con su obispo J. Guadalupe Torres Campos, tendrán desde mañana una semana de trabajo que proyectará algunas líneas de renovación, como parte del proceso de formación del plan diocesano, y en vista a una asamblea que representará a toda la Iglesia que peregrina en estas tierras de La Laguna de Durango. Sin duda llevará la huella de renovación que el Papa está impulsando, además de la novedad misma de la Diócesis y de los impulsos que venían por las llamadas que Benedicto XVI hizo a renovar nuestra fe, especialmente este año, y por las llamadas a una misión continental que los obispos latinoamericanos lanzaron desde la ciudad de Aparecida, también en Brasil.
La Iglesia, siempre antigua y siempre nueva, debe ser "pobre y para los pobres" para convertirse en una referencia política y social del mundo. Una cosa es segura. Francisco tiene las cualidades de corazón y de inteligencia e incluso el carisma necesario para aportar este gran viento nuevo de Evangelio en el mundo católico y más allá, como lo muestran sus mensajes, su primera encíclica "la luz de la fe" y sus declaraciones a favor de una paz mundial fundada sobre el respeto de la diversidad de culturas y de toda la creación (¡por primera vez sin duda, los animales tienen un Papa que se acuerda de ellos!). Además, como no tiene cola que le pisen, puede ser capaz de adoptar todas las audacias, aunque no sin peligro, por lo que no se equivocó cuando ha solicitado a los fieles que pidan por él.
La jornada mundial de la juventud, ha sido una llamada del Papa a que los jóvenes se conviertan en misioneros y testigos alegres de la fe. Más que hablando, respondiendo libremente preguntas de los jóvenes, sobre la violencia, el sufrimiento, la dignidad de la persona, el compromiso, los valores, las vocaciones, la falta de trabajo en la juventud; habrá mucho que aprender de este Papa que nunca olvida el camino a las periferias, a las prisiones y a los hospitales. La Iglesia, dice Francisco, tiene que cumplir en este mundo, una obra que no es de este mundo, y para ello necesita orar para renovarse con Dios; Valientemente denuncia públicamente y con fuerza la injusticia, la infidelidad, la miseria, sobre todo en sentido amplio, que contamina nuestras sociedades, afecta a nuestro tiempo y hace a la sociedad árida. Aridez de la cual la Iglesia no está exenta. El Papa no fue a Brasil sólo a hablar, sino, principalmente a escuchar a la juventud y hacer que se encuentre con ellos, con una realidad de miseria y sobre todo. que se encuentren con Cristo. Este acontecimiento tiene que ser parte de un proceso de cambio y transformación también entre nosotros. La Laguna necesita urgentemente cambios en lo social, político y religioso. ¿Podrá Francisco ser el líder que inspire en todos esa renovación?
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