Lerdo, Gómez y Siria
En medio de tantas dificultades nacionales y locales, este tema parecería no ser apropiado para esta columna gomezpalatina-lerdense. Sin embargo, tomando en cuenta que hoy más que nunca en este mundo globalizado...
...si se corta una flor se moverá una estrella, las repercusiones que sentiremos ante esta situación internacional no serán pocas. Además nuestra dependencia con los Estados Unidos ya es de por sí evidente y un conflicto bélico sin duda tendrá consecuencias para nosotros en diversas áreas.
La comprensión del mundo es fundamental para tener una perspectiva mejor a nivel local. Una visión limitada de la realidad no permite opciones sabias. Sin embargo la realidad que estamos viviendo al inicio de esta nueva época es complicada y no es fácil de entender; hay nuevos escenarios que jamás hubiéramos podido imaginar: las tecnologías, el mundo virtual, el cambio de la escala de valores, la ideología de género, el cambio en las relaciones familiares… Vemos que esta coyuntura histórica actual no es sólo una época de cambios sino un cambio de época. Una nueva época no es algo común; sucede cada doscientos o trescientos años y marca fuertemente la historia: edad de bronce, época medioeval, renacimiento, época industrial. Pero este cambio no es para temerse. Puede ser para bien si analizamos claramente la realidad, no como un problema sino como una oportunidad que reta, exige y da la ocasión de modificar y cambiar radicalmente. Oportunidad de crecimiento, de capacitación y de reactivación.
Los cambios "estructurales" no son sino la exigencia de esta nueva época de configurarse con nuevas instituciones visto que las que existen actualmente simplemente ya no están respondiendo a la nueva situación. El caso de Siria está exigiendo intervención internacional pero se quiere responder con estructuras de poder de la post-guerra. Es necesario un nuevo orden internacional que controle las grandes problemáticas de la humanidad como la contaminación ambiental, la crisis económica mundial, el comercio internacional, el tráfico de drogas, la migración, control de la tecnología y, como en Siria, los conflictos bélicos. La situación es cada vez más urgente pues estamos ante el riesgo de una gran catástrofe mundial como sería una conflagración bélica de proporciones insospechadas, una gran hambruna o una desgracia ecológica. Es necesario un control mundial respetuoso de cada cultura y con representatividad de todos sus miembros (federación de naciones).
Pero ante las situaciones tan graves, que están exigiendo urgentes soluciones y sin tener aún una autoridad mundial con capacidad económica, política y militar suficiente, están surgiendo "policías internacionales" que más bien son "naciones-tiranas" que se erige como benefactoras de la humanidad asumiendo unilateralmente (tiránicamente) decisiones en orden a intereses que no son realmente humanitarios, sino beneficiosos sólo para la superpotencia que, con estas intervenciones, amasa cada vez más control y poder. Aún se están discutiendo esta primacía varias naciones en el mundo: Estados Unidos, la Comunidad Económica Europea, China, Algunos países árabes…
Alguno podrá pensar que la ONU es esa comunidad que necesita la humanidad, sin embargo no se le han dado las facultades suficientes para poner el orden a las naciones (poder económico, poder político, poder militar), pues si las tuviera, a los primero que pondría en su lugar sería precisamente a esas "naciones-tiranas". El nuevo orden mundial no puede aún establecerse porque los poderes de las estructuras anteriores no están dispuestos a ceder su lugar privilegiado que tenían en la época que se está derrumbando.
En ese mismo tenor, a nivel nacional y local, la reestructuración exigida por la nueva época no está siendo tan fácil de implementar a causa de los cotos de poder que se beneficiaron con la antigua situación, lógicamente, anacrónicamente y egoístamente, no quieren dejar de tener el control. Bajo esta lupa pueden entenderse mejor las luchas de partidos, monopolios, sindicatos, mafias y demás estructuras que se resisten a modificarse; es más; están perjudicando la construcción de nuevas estructuras adecuadas a la nueva época. No se trata sólo de renovar instituciones sino mejorarlas, para que la nueva época no nazca con elementos defectuosos. Si las leyes necesarias para el país no tienen la calidad que se necesita a causa de "arreglos" y "concesiones" provenientes de la resistencia de poderes fácticos, entonces esa "época nueva" será muy deficiente por no traer los cambios adecuados. Un ejemplo de ello son los "arreglos" que están resultando ante la discusión de las leyes propuestas en el congreso y que están dejando mucho que desear.
La laguna requiere estructuras supra-urbanas o conurbadas para una época nueva de la región, pero para ello necesitamos liberarnos de manipulaciones que nos hacen cómplices de fuerzas negativas y destructivas, que frustran una adecuada renovación; necesitamos una gran participación social y política en iniciativas que impulsan esos cambios; también será muy útil desenmascarar fuerzas que se resisten al cambio; además es necesario exigir de manera efectiva cambios que verdaderamente formen estructuras adecuadas al bien común. Problemáticas como transporte público, vías de comunicación, estrategias de promoción de la paz, conservación del agua, seguridad, son algunas de las acciones que requieren creatividad, unidad y verdadero sentido filantrópico, impulsado por un amor verdadero que sobrepasa fronteras, limitaciones y mezquindades.
En este mes de la patria, construyamos la laguna y el país que necesita la nueva humanidad. Libia es un tema complicado que, en el mejor de los casos, si se interviene militarmente, va a equilibrar fuerzas, pero nos encontramos ante un nuevo fracaso de la humanidad de consecuencias imprevisibles. ¿La complicada problemática de nuestra Región Lagunera es también sin solución por falta de voluntad, de unión de voluntades y de confabulación de malas voluntades? Piénsale.
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