PLAZA PÚBLICA

Nuestra columna de la semana pasada (Edición G.P. y L. de "El Siglo", Feb. 10/2013, Pág. 3E2) produjo variados comentarios entre nuestros amables lectores: Que ya la convertimos en un club de jardinería; que ofreció un sencillo y eficiente manual del oficio de podar árboles, útil, para en adelante no confiarlos a cualquier individuo que machete en mano se nos presente en casa...

... y en lugar de poda les aplique una "joda"; que es evidente y lamentable el abandono que presenta nuestra Plaza, pero que hoy, sí HOY es el mejor día para iniciar su recuperación. En fin, hubo de todo como en botica.

El Lic. Óscar Hernández González, compañero nuestro de la Primera Generación de la Escuela de Derecho de la U.A.C. en Torreón, y agricultor además, nos ilustró: "En cuanto a las termitas, es sorprendente su organización. Como les afecta el Sol siempre trabajan cubiertas, ya sea por tierra o por la corteza de los árboles; si se les llega a descubrir se verá que de inmediato desalojan de una manera sorprendente, una tras otra, como si hubieran ensayado muchos simulacros de evacuación.

"En una ocasión -sigue comentando- se me secó un ciruelo que me daba mucha fruta y me percaté de que la causa había sido la termita. Al comentarle a mi amigo el Ing. Rubén Castro Gil, reconocido experto en fruticultura, cuál sería la razón de que por años respetaran un árbol y de improviso se lo chuparan, me respondió: . Así de fácil".

No hay recetas nuevas para el tratamiento de plantas y árboles. La agricultura se comenzó a practicar desde hace aproximadamente nueve mil años en el oeste de Asia, después en Egipto, en la India, cuando el hombre se hace sedentario. Es por medio de la observación de los fenómenos astronómicos, de los ciclos, de las fases de la Luna como se va creando un acervo de conocimientos tradicionales que pasan de boca en boca desde nuestros abuelos a la actualidad.

Ahí están inmarcesibles, los vestigios de los mayas y otras culturas precolombinas y las consejas de los viejos labradores, que ya quedan pocos, y que son auténticos libros abiertos.

Hablando de la familia Castro Gil, ilustres laguneros, es de justicia subrayar que el ingeniero agrónomo Rubén, dejó honda huella de su paso por la Comisión de Fruticultura en el norte del país y una legión de alumnos que lo recuerdan con admiración y respeto, por su gran capacidad de trabajo y sus profundos conocimientos, según referencias del Ing. Francisco Lastra González, que colaboró de cerca con él.

Igualmente nuestro colega Óscar Hernández González, nos informa que un hermano, de Rubén, el Doctor Mario Enrique Castro Gil, reconocido mundialmente como "El Hombre de Maíz" por sus vastas investigaciones sobre el grano que nos alimenta desde siempre, en una época fue director de la Escuela Superior de Agricultura Antonio Narro, de Saltillo, a la que fortaleció en su estructura y nivel académico. Por sus meritos en la investigación agrícola El Instituto Mexicano del Maíz, donde colaboró significativamente, hasta su trágica muerte, lleva su nombre.

Además, otro lagunero, lerdense, ingeniero agrónomo José Luis Gutiérrez Esquivel, siendo director, promovió su Escuela Superior de Agricultura a la categoría de Universidad Autónoma Agraria "Antonio Narro". No cabe duda que La Laguna, desde siempre, ha "sembrado" por doquier ejemplos que nos dignifican…No todos los tiempos nos han sido adversos, lo mejor está por llegar…

Por cierto, la U.A.A.A.N., tiene un romántico y bello origen, en 1912 los hermanos Antonio y María Trinidad Narro Rodríguez, dispusieron en sus testamentos legar gran parte de su patrimonio para la fundación de dos escuelas, una de Agricultura de Beneficencia y otra de Artes y Oficios, en Saltillo... ¡Esos eran otros tiempos!, cuando todavía no se inventaban los recibos deducibles…

Pero vayamos a nuestra intención: la Plaza Juárez. Después de efectuar un inventario de su patrimonio forestal resultó, que: en las aceras cuenta con: 11 árboles y una palmera, por la Morelos; 16 por la Centenario; 10 y una palmera, por la Hidalgo, y 8 árboles, además de El Sabino, por la Independencia, Total: 46 árboles

En sus jardineras interiores (triangulares), en la que da a la Morelos: 11 árboles, más 2 que no alcanzan una altura de un metro, una palmera y un arbusto; en la que se ubica por la Centenario (grande): 19 árboles, de ellos dos muy pequeños, 2 más, secos, una palmera y 11 arbustos; las jardineras (chicas) de la Hidalgo, la que da al sur: 14 árboles y 5 arbustos; la del lado norte: 15 árboles, 2 palmeras y 4 arbustos, y la de la Independencia (grande): 6 árboles grandes, dos de ellos secos, 3 medianos y 17 muy jóvenes, 2 palmeras y arbustos, Total: 89 árboles y 6 palmeras.

Del total de los 46 árboles de las aceras, 27 estarían en posibilidad de dar sombra en unos dos años, bien atendidos, los 19 restantes están pequeños y unos tres secos.

Del total de los 89 árboles de las jardineras: 27 son de los más antiguos, 3 de mediana altura, 51 de los plantados en los últimos años, de tamaño regular (tronco de 2 a 4 pulgadas) y 4 recién plantados (menos de un metro de altura).

Lo anterior, nos pinta un paisaje desolador y poco promisorio, sin embargo, con un poco de voluntad, estaríamos en tiempo para realizar diversas acciones: una efectiva fumigación para controlar la termita, remover la tierra, formarle a cada árbol su cajete para que reciba suficiente cantidad de agua y fertilizante, podar y enderezar (instalar tutores, a los altos y delgados) los árboles que lo ameriten. Sobre todo en estos últimos días del mes de febrero aplicar bastante agua para poder detectar en marzo, qué ejemplares y hasta dónde, se deben podar para recuperarlos, o bien, retirar los secos.

En una cara sucia no se puede apreciar y valorar una sonrisa. Aseémosle el rostro a Nuestra Ciudad, embellezcámosla, su Plaza Juárez es como nuestra Reina, nos representa, nos refleja.

Respecto a El Sabino (nombre que le impusieron los conquistadores por asemejarse a la sabina, árbol europeo) Centinela de La Plaza, y que realmente es un ahuehuete (del náhuatl: árbol viejo del agua) semejante al Árbol de la Noche Triste, bajo el cual cuenta la historia, lloró Hernán Cortez su derrota ante los Aztecas en 1521 y al de Santa María del Tule en Oaxaca, que mide su tronco14.5 metros de diámetro y 33.5 metros su altura, requiere inmediata atención.

Es necesario que desde ahora lo revise un técnico especializado en ese tipo de árboles longevos, ya que su cajete es insuficiente para recibir el agua para su mantenimiento (lo denotan sus raíces que afloraron buscando la humedad ambiente) y puede llegar a estresarse, como le sucedió al de Tula, por esa misma causa.

Nuestro testigo de la historia data de 1921, en que fue plantado para significar que en ese año fue declarado "Árbol Nacional" en México, por existir en casi todo el territorio y haber simbolizado nuestra fortaleza frente a la dominación española, 400 años antes. Muy a tono con nuestro tiempo, debería reafirmarse ese motivo que lo tiene entre nosotros engalanando nuestra Plaza Juárez, desde hace 92 años.

Para realizar gestiones ante las autoridades de todos los niveles, acciones directas de apoyo y promoción por la reivindicación de Nuestra Plaza, un grupo de personas de la sociedad civil se encuentran trabajando desde hace tiempo, y se ponen a las órdenes de la ciudadanía en el teléfono 7-14-57-21, con la maestra Oly Galindo, o bien, en los correos electrónicos: oly_galindo@hotmail.com o en su caso, en el que aparece al final.

Los ciudadanos que deseen sumarse a la organización y además quienes tengan uno o varios árboles de mediana edad, que no piensen conservarlos podrán comunicarse. Se pretende integrar un banco forestal, que se encargará de encontrarles un sitio adecuado en parques públicos y lugares de uso común.

Échale un ojo a tu Plaza Juárez y si se puede una manita. Nos encontramos el siguiente domingo D.M. Agur.

hravendano472003@yahoo.com.