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Gómez Palacio: Su Vocación Maderista

 Composición fotográfica de Alejandro Ahumada. El pensamiento y  la valentía de Francisco I. Madero,sacudieron las conciencias en 1910, y el tren movilizó a los mexicanos durante la Revolución.

Composición fotográfica de Alejandro Ahumada. El pensamiento y la valentía de Francisco I. Madero,sacudieron las conciencias en 1910, y el tren movilizó a los mexicanos durante la Revolución.

HÉCTOR RAÚL AVENDAÑO

"… El día 20 de noviembre, desde las seis de la tarde en adelante, todos los ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente gobiernan. Los pueblos que estén retirados de las vías de comunicación lo harán desde la víspera… Cuando las autoridades presenten resistencia armada, se les obligará por la fuerza de las armas a respetar la voluntad popular…"

Así convocaba Francisco I. Madero a los mexicanos, a través del Plan de San Luis, lanzado el 5 de octubre de 1910.

Jesús Agustín Castro, (tranviario de oficio y originario del rancho Eureka del municipio de Lerdo) y un grupo de 35 integrantes del Partido Antirreleccionista que habían participado apoyando a Madero en las elecciones de 1910, entre los que se encontraban: Orestes Pereyra, su hermano Gabriel y el hijo del primero del mismo nombre, Epitacio Rea Flores, Lázaro Chacón Medina, Arturo Barrera, Sixto Ugalde Guillén, Enrique Adame Macías, Martín Triana, Gregorio García, secundados por un grupo de modestos artesanos, obreros y campesinos que no llegaban a cien elementos, tomaron la inspección de Policía de Gómez Palacio, siendo de los primeros en acatar puntualmente el Plan de San Luis.

Los ferrocarrileros de Gómez Palacio, particularmente los maquinistas y garroteros, fueron importantes apoyos a la Revolución de 1910, al colaborar con los jefes revolucionarios en el transporte de tropas, artillería, municiones y bastimentos, sobretodo al mando del general Francisco Villa, jefe de la División del Norte.

En Gómez Palacio, se libraron importantes batallas que, aunque denominadas históricamente "Tomas" de Torreón, su desarrollo por razones de ubicación y accidentes orográficos estratégicos, tuvieron lugar en el estado de Durango y por su duración y derramamiento de sangre, fueron verdaderas epopeyas. Baste recordar las increíbles hazañas logradas por ambos bandos, revolucionarios y federales, al rescatar y perder sucesivamente el control del estratégico Cerro de la Pila, en los días del 22 al 26 de marzo de 1914.

Para enfrentar esta batalla el general Francisco Villa había salido de Chihuahua con 7,600 soldados de la División del Norte, conjuntándose en el camino 17 trenes y otras brigadas dispersas que en total sumaban alrededor de 10,000 hombres; el general Felipe Ángeles, disponía de 29 cañones de diversos calibres, 1,700 granadas, ametralladoras, unidades motrices, equipo y parque en grandes cantidades. Las tropas eran comandadas por los generales: Maclovio Herrera, Toribio Ortega, Eugenio Aguirre Benavides, José Rodríguez, Rosalío Hernández y los coroneles Trinidad Rodríguez, Miguel González y Máximo García.

En La Laguna se les sumarían los generales Calixto Contreras y José Isabel Robles, con sus tropas. Tomás Urbina por su parte procedente de Nieves, en el norte de Durango, tomaría Mapimí, para después sumarse a la División del Norte.

Por el lado de los federales, esto es, la División del Nazas, al mando del prestigiado general José Refugio Velasco y apoyado por escogidos generales, entre ellos el joven Juan Andrew Almazán, se contaba con 19 cañones y 7,000 soldados. Dichas tropas se encontraban acuarteladas en la ciudad de Torreón, Coahuila.

Esta batalla, que culminó el 2 de abril de 1914 con la retirada de Torreón del general Velasco y lo que quedó de sus tropas, dejando atrás miles de muertos y heridos, abrió el camino para que posteriormente en otra lucha más sangrienta todavía, la Toma de Zacatecas (23 de junio de 1914) se consolidara definitivamente el triunfo revolucionario con la expulsión del usurpador Victoriano Huerta.

El año próximo, se cumplen 100 años de los sucesos antes descritos, ojalá, se pudiera organizar un encuentro de historiadores de la Revolución en Gómez Palacio y después de un repaso y análisis de la dimensión, desarrollo y trascendencia de los hechos locales, se le dé su justa denominación a esa epopeya nuestra, que se desdibuja históricamente con el nombre de Toma de Torreón.

Esas son las aportaciones de nuestra gente norteña al Movimiento Revolucionario de 1910, que no son poca cosa: Iniciadores comprometidos con el ideal democrático de Don Francisco I. Madero, encabezados por el Gral. Jesús Agustín Castro; la Casa Redonda de los Ferrocarriles con sus trenes (convoyes) y sus tripulaciones, transportes colosales de las fuerzas revolucionarias y la invaluable aportación de vidas y el escenario (preservándose a la ciudad de Torreón) donde Villa lograra su empecinada labor de erradicar el aparato represivo del Porfiriato.

No podemos dejar de mencionar, a nuestros paisanos ferrocarrileros que asumieron su papel histórico y se sumaron a la "bola": los maquinistas Brígido Soriano, Brígido Cháirez y a los fogoneros Cirilo Soriano, Pablo González, Tomás Narváez y Melitón Rangel, entre otros. ¡Mucho, por los hombres del riel!

Las sucesivas batallas escenificadas en Gómez Palacio, con resultados dantescos en lo que se refiere al sacrificio humano, tanto de militares, revolucionarios y civiles, son una cuota muy dolorosa que cubrieron nuestros coterráneos de hace un siglo. La destrucción de fincas, edificios y factorías por efecto de la artillería; las epidemias y el saqueo del comercio y la consecuente escasez de alimentos y medicinas, acabaron por diezmar la población.

Con tristeza padecemos, en nuestro tiempo, momentos de inseguridad y zozobra, que nos ubican en aquellos álgidos días, que jamás pensamos se pudieran repetir.

Con los renglones anteriores, queremos dejar constancia de que más allá de las traiciones que enlutaron nuestra gesta armada, en la historia nacional brilla intensamente la lealtad de los gomezpalatinos, hacia don Francisco I. Madero, Mártir de la Democracia a 100 años de su sacrificio, como un faro de esperanza que ilumina el territorio de la Patria. Nos encontramos el siguiente domingo D.M. Agur.

Hravendano472003@yahoo.com.mx

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