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PLAZA PÚBLICA

¿A Dónde va Gómez Palacio?

Así se apreciaba ayer, deforestada y triste, la Plaza Juárez de Gómez Palacio, muy lejos de ser el rostro amable de nuestra ciudad.

Así se apreciaba ayer, deforestada y triste, la Plaza Juárez de Gómez Palacio, muy lejos de ser el rostro amable de nuestra ciudad.

HÉCTOR RAÚL AVENDAÑO

Gómez Palacio merece un mejor futuro. Frase hecha, lugar común, pero disculpen mis queridos lectores, no encuentro de momento como expresar en forma resumida, sintética, el ferviente deseo de sus habitantes y el mío propio, ante la evidente decadencia que viene sufriendo nuestro municipio desde hace algunos años y que nos hace sentir, en ocasiones que inevitablemente seguiremos deslizándonos en la cuesta abajo.

Con tristeza vemos a un municipio, que desde siempre ha aportado un gran porcentaje de los ingresos públicos estatales, lucidor en otros tiempos del fruto del esfuerzo de su gente, y que ahora se encuentra estancado y hasta podemos subrayar, mermado en todas sus actividades industriales, comerciales y sociales. Las circunstancias actuales no dejan otra opción más allá de agazaparse o tímidamente emprender negocios callejeros de gorditas, hamburguesas y tacos de carne asada, o en el peor de los casos, emigrar.

Es tan deslumbrante el auge desbordado que presenta la infraestructura urbana de la ciudad de Durango, en comparación con la nuestra, que nos hace pensar, a veces, que no somos parte del Estado de Durango, o que en la consideración de quienes nos gobiernan, hemos descendido al nivel de suburbio.

Justo es decirlo, se han dejado de escuchar las voces, otrora insistentes, de los organismos empresariales (no sabemos si algunos hayan desaparecido o sólo enmudecido); de las centrales obreras; de las asociaciones de propietarios de fincas urbanas; de los campesinos; de los universitarios, aquellos que abrieron el cauce al Núcleo Universitario; de los jóvenes para quienes el porvenir no presenta claras perspectivas, y de las asociaciones civiles, todas, que tienen la gran responsabilidad de velar por el desarrollo de Gómez Palacio. Estimados conciudadanos, recordemos: El que calla otorga.

Por otra parte, hemos adolecido de la inexperiencia de quienes han dirigido la administración municipal en los últimos trienios, claro, porque así lo hemos consentido, y las consecuencias no se han dejado esperar: Manejo deficiente de los servicios públicos y de los recursos federales destinados a fortalecer al municipio y a la asistencia social; gasto superlativo en nóminas para allegarse la complicidad de líderes, a falta de oficio político, y dispendio en difusión y culto a la personalidad, para tratar de encubrir ineficiencias, amén de la opacidad en el destino de los recursos financieros. Ahí queda para la historia la lucha infructuosa de los miembros del Cabildo, en aras de acceder a documentación comprobatoria.

La clase política se encuentra en franco proceso de extinción. Quienes detentan los cargos de elección popular, refiriéndonos a P.R.I., P.A.N. y P.R.D., son unos cuantos y algunos son repetidores en innumerables ocasiones, como consecuencia de las cuotas de poder o por eternizarse en los cargos partidistas y, pregúnteles qué han conseguido en beneficio de sus representados.

En la conformación del nuevo Ayuntamiento, aparecen algunos ediles, de quienes desconocemos totalmente sus trayectorias, con escasa antigüedad en el municipio; de otros, conocemos no más allá de dos, tres años de su desenvolvimiento público y, por cierto no muy brillante. Descansa, por ahora, nuestra confianza en el buen desempeño que pueda tener el presidente, dados los compromisos que se ha autoimpuesto, y en la capacidad de dos o tres regidores con experiencia en la administración pública.

A la atmósfera de violencia social que nos envuelve desde hace una década, y que nos ha marchitado el ánimo y los deseos de superación, se suma el clima de pesimismo, que vive el país, ante el secuestro de los Poderes Federales, por parte de maestros que no aceptan la Reforma Educativa, menos aún su obligación elemental de laborar en el aula, y el bloqueo de carreteras en varias entidades, por diversos conflictos de carácter social. ¿Quién responde por nuestra tranquilidad, por nuestra seguridad, por la educación de los cientos de miles de niños sin clases?

Hemos sentido en los últimos días un endurecimiento de la policía militar combinada con los agentes de tránsito municipal, (entiéndase acción recaudatoria), que si bien, por una parte, están regularizando a muchos vehículos que transitaban sin placas y que abonaban a la inseguridad, por la otra, se exceden en algunos casos con medidas muy drásticas, ante leves infracciones al Reglamento Municipal. Sería conveniente que reservaran la dureza de sus acciones para aplicarla a los malandrines. Por favor no se ensañen con las eternas e indefensas victimas de la delincuencia.

Gómez Palacio necesita, cuanto antes, una policía más cercana al pueblo; que comprenda que la comunidad ha estado por mucho tiempo a merced de la delincuencia, y que se espera de ella un trato más considerado. Lo anterior, sin menoscabo de que se persiga con la consecuente energía a los criminales que secuestran, que extorsionan, que asesinan. Ojala la nueva administración municipal constituya un Cuerpo de Protección Ciudadana, con vocación de servicio, donde no vuelvan a aparecer los malos elementos que ya de sobra son detestados por la sociedad.

No pretendemos con nuestras reflexiones convertirnos en mensajeros del pesimismo, ni estacionarnos en lo que no pudo ser, ni tampoco sentar cátedra. Comienza hoy una nueva era en la historia política y social de nuestro querido municipio y tenemos que alentar renovadas esperanzas y proponernos aportar lo mejor de cada quien en aras de reencontrar el camino de prosperidad y dignificación de Gómez Palacio que soñaron nuestros ilustres precursores de principios del Siglo XX.

Confiamos en que José Miguel Campillo Carrete, que hoy se estrena en la conducción del segundo municipio más importante del Estado, tendrá la visión para allegarse a ciudadanos de experiencia y profesionalismo probado y probo, para que se hagan cargo de los diversos servicios públicos y áreas administrativas. Este no es un trance para condescender con amiguismos, ni compadrazgos, es más serio de lo que creemos.

El pueblo ha expresado en las encuestas de opinión, levantadas por "El Siglo" recientemente, su calificación reprobatoria respecto del magro desempeño de muchos de quienes hoy entregan sus despachos. Saludable sería que se conformara un renovado y sólido equipo de trabajo, sin personajes importados, sino con los mejores gomezpalatinos.

La ciudadanía necesita saber, ya no se puede postergar, cuáles son los haberes y la deuda que nos heredan. Cuál es el inventario de bienes del municipio de Gómez Palacio, tanto muebles como inmuebles e infraestructura, y que todo se haga público. Cada día va a ser más difícil intentar "tapar el Sol con un dedo". La transparencia es un reclamo de los nuevos tiempos y más temprano que tarde, se tendrá que hacer efectivo ese legítimo derecho de los gobernados.

Confiamos en que nuestro Gobernador don Jorge Herrera Caldera, durante la segunda mitad de su administración, cristalizará sus iniciales ofrecimientos de apoyar fuertemente a la región Lagunera, que generosamente le brindó su respaldo para llevarlo a dirigir los destinos de Durango. Peso que se invierta en Gómez Palacio, Lerdo, Tlahualilo y Mapimí, seguramente redundará en mayores recursos fiscales para el Estado. Así será, lo refrendamos, si todos desde nuestra esfera de influencia remamos parejo para llegar a la otra orilla, donde nos espera un mejor mañana. Nos encontramos el siguiente domingo, D. M. Agur.

hravendano472003@yahoo.com.mx

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