PLAZA PÚBLICA

En un día como hoy, de 1907, llegó a este mundo de realidades crudas, de conflictos humanos cotidianos y de ambiciones materiales sin freno, un niño que, llegado el momento, nos dibujó con su canto y su música, un universo fantástico que sustraía a niños, adolescentes y, no pocos, adultos, del trajín ordinario de la vida diaria.

Francisco José Gabilondo Soler, cantautor de temas infantiles, nace en la ciudad de Orizaba, Veracruz, cobijado por su paisaje boscoso, exuberante, con abundante agua de lluvia y de manantiales, propicio para la proliferación de la fauna y la flora, que se convertirían en el futuro en los protagonistas esenciales de sus cuentos y canciones infantiles.

Hijo de Tiburcio Gabilondo y de Emilia Soler, permaneció en su ciudad natal, hasta los 21 años. Desde niño se aficionó por el conocimiento profundo de todo lo que le rodeaba, y aunque sólo cursó la educación primaria, estudió por su cuenta: historia, geografía, literatura universal, matemáticas, astronomía y música (aprendió a tocar el piano); además, leyó con avidez los cuentos de Hans Christian Andersen y de los hermanos Grimm; de Wilhelm Hauff y las obras de ciencia ficción (que a la postre se convirtieron en absoluta realidad) de Julio Verne, así como, las emocionantes aventuras de Emilio Salgari.

Todo un personaje recortado del más puro romanticismo, Francisco, en sus mocedades intenta dedicarse a los deportes, primero prueba en la natación, después en el boxeo; posteriormente se aficiona por la tauromaquia, que aunque no lo hace tan mal, desiste de su propósito de hacerse torero, ya que su natural afecto por los animales, choca con el castigo y la muerte del toro. Ese peregrinar por los oficios populares, era la trayectoria más común de los jóvenes soñadores de los años cincuenta y anteriores, del siglo pasado. México ofrecía, a los provincianos, pocas oportunidades para cursar una carrera universitaria.

En 1928 se lanza a la ciudad de México, atraído por su más grande pasión: la Astronomía. Se alista como voluntario en el Observatorio Nacional, quedando truncos sus estudios por carecer de medios económicos. La vida fue llevando al joven Francisco Gabilondo Soler, por el sublime camino que su exquisita sensibilidad le guiaba. Tomó la música y, en especial, la composición como su compromiso de vida. Sus primeras obras fueron de los géneros: Tango, Fox Trot y danzón, que lamentablemente no se recuperaron para la posteridad.

Estando en la ciudad de México, en el año de 1932 recibe una oportunidad en la Radiodifusora XYZ de protagonizar un programa de carácter humorístico y de crítica social, que le acarrea el apodo de El Guasón del Teclado. Ya metido en la radio, el señor Othón Vélez, le abre el camino para que empiece a dar a conocer sus primeras canciones para niños. Es hasta el 15 de octubre de 1934, en que por primera vez tiene un programa, de 15 minutos sin patrocinio ni publicidad en la XEW (esto es, sin recibir emolumentos, en un principio), donde cuenta historias de animales y diversos personajes.

Las canciones que integraron el primer programa de corte infantil, fueron: El Chorrito, Batallón de Plomo, Bombón I y El Ropero. El programa que se popularizó muy pronto, se produjo a diario, y su bello y sutil mensaje acarició la imaginación de los niños, durante 27 largos e inolvidables años. Salió del aire el 30 de julio de 1961. Allí nace a instancias del señor Vélez: Cri- Cri, El Grillito Cantor.

En aquel año, en que Cri-Cri dejó la XEW, se dirigió a su público y expresó: "Hace un tercio de siglo, cuando aún no sabía que rumbo tomar en la vida, di en recordar mi infancia. Imagen tan dulce y grata que trajo consigo una cascada de musiquita alegre. Escribir aquellas lejanas impresiones me reportó, primero, un difícil pasar; después, un vivir modesto. Pero olvidando el signo del dinero, la verdadera fortuna consistió en dar forma a cien pequeños detalles de la primera edad. Escribir cada canción, cada cuento, me ha causado tanto placer y emoción que no cambiaría mi montón de papeles por un tesoro rutilante y yerto…"

Sublime y hermosa declaración de don Francisco Gabilondo Soler, plena de gratitud hacia la vida; satisfecho de su andar y su quehacer por los caminos. Henchidos su corazón y su alma, con los recuerdos inmortalizados en mensajes para que los niños los escuchen y desentrañen los derroteros que les guiaran por senderos de honradez, de sabiduría y de felicidad. Quién posea el valioso tesoro que representan un montón de papeles cargados de añoranzas, de deseos insatisfechos y de anhelos cristalizados, y los saque a la luz, no vuelve al polvo.

Ojalá, llamemos la atención de los adultos que conocieron y gozaron de la riqueza imaginativa del irrepetible Cri-Cri. Se antoja prioritario, que volvamos los ojos a nuestros niños, quienes han perdido la costumbre de escuchar, al mantenerse sometidos, durante gran parte del día, a la pantalla de los muy enajenantes y diversos aparatos computarizados.

Saludable sería que volvieran a producirse programas radiofónicos para niños, que les devolvieran la capacidad de asombro a través de la imaginación. "Dichosas las épocas, a las que los antiguos llamaban doradas", y que, los que rondamos por la tercera edad, disfrutamos a plenitud. Nos encontramos el siguiente domingo, D. M. Agur.

P.D. Atenta invitación: La resurgida y muy noble Estudiantina del Instituto 18 de Marzo, que tantas glorias le prodigó a su Alma Mater, en los años sesenta (ya llovió), se presenta el próximo domingo 13 de octubre, a las 10:00 horas en la puerta principal del antiguo edificio, frente al H. Parque Morelos. A madrugar, damas y caballeros, para comprar los reglamentarios: Menudo y "El Siglo", y que no tengamos excusa. Los esperamos.

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