En estos los primeros días del año, se vislumbraba al menos en sus primeros días, un receso en la agenda global sobre temas relativos a los múltiples, y aparentemente irresolutos conflictos bélicos en Medio Oriente, en este caso y en lo particular nos referimos a una guerra civil iniciada apenas el año antepasado, todo a partir de los acontecimientos que han venido acaeciendo de forma insistente y que denotan un serio atraso en cuanto al derecho internacional humanitario y los principios que rigen a la sociedad universal, me refiero evidentemente al conflicto sirio.
Primordialmente ¿por qué se están matando entre sí los pobladores de aquel país musulmán?, todo se dio a partir y como seguramente lo recuerdan, con la serie de manifestaciones pacíficas que se expandieron por Medio Oriente y el norte de África iniciadas en Túnez, con el único propósito de derrocar a gobiernos dictatoriales y permanentes; algunos tuvieron éxito y otros como Libia y Siria enfrentaron represalias fuertes de parte de las autoridades.
Así pues en marzo de 2011 tras la matanza de manifestantes en la ciudad de Deraa, Bashar al Assad que ocupa el poder desde 2000 tras la muerte de su padre, Hafiz, se ha escudado en una ley absurda de 1963 que impide tajantemente las manifestaciones y protestas en contra del régimen, dato que a todas luces es atentatorio a todos los instrumentos relativos a derechos humanos existentes en el mundo civilizado.
Cómo puede ser posible que potencias mundiales como Rusia y China de serio impacto internacional, hayan vetado las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU para intervenir militarmente y detener la masacre de civiles que ha venido ocurriendo desde iniciado el conflicto libertador, simplemente hay que tomar en cuenta las cifras, según organismos de la Organización de las Naciones Unidas esta guerra ha cobrado la vida de 35 mil ciudadanos y creado al menos 328 mil refugiados en los países vecinos, como Jordania, Líbano, Irak y principalmente Turquía. País con el que se enfrentó seria tensión en octubre pasado debido al bombardeo por parte de fuerzas gubernamentales a la ciudad fronteriza de Akcakale, lo cual provocó que el parlamento turco aprobase una posible intervención militar, suceso que afortunadamente no se dio pues más sangre añadida a la que ya se ha vertido, sería lamentable.
Algunos analistas y periodistas expresan que es probable que una de las causas germinantes de esta guerra, son las disidencias arcaicas que existen entre los dos grupos sectarios del islamismo, es decir entre chiitas y sunitas, lo cual adolece de sustento argumentativo, ya que la principal razón en la que descansa esta hipótesis es sólo por el origen alawita de Al Assad, un grupo de extracción chiita, o porque Irán es el principal aliado y apoyo del gobierno, país de radicales chiitas que en base a esa ideología han implementado serias posturas proteccionistas en defensa de sus ideales religiosos.
Pero es de saberse que cada conflicto o disputa en Medio Oriente puede tener aristas teológicas (relativo a la religión), sólo que en este caso específico a mi entender, simplemente es una contienda sociopolítica en la que un pueblo reclama soberanía y libertades frente a la tiranía de un gobierno opresor, suceso que ha acontecido en la mayor parte del territorio mundial, y que a estas alturas del devenir global, debería darse de forma inmediata y pacífica bajo el estandarte de lo que el mundo civilizado plantee, es decir el derecho internacional.
El único paliativo -si es preciso llamarle así- es lo que el empresario sirio Riad Sief ha conseguido al crear y subsidiar la Coalición Nacional para las Fuerzas de Oposición y Revolución Siria, agrupación creada con el único propósito de unificar la fuerza de oposición y conseguir derrocar al gobierno de Al Assad, debido esto a que están dispersos los grupos revolucionarios y la fuerza no está concentrada, como ejemplos tenemos las Fuerzas islamistas y yihadistas, el Ejército Nacionalista de Liberación y los Amigos de Turquía que más allá persigue legitimación internacional y así lograr apoyo de la comunidad global para de esa forma acortar el proceso bélico que como va tomará más tiempo y por supuesto más vidas de las que resultarían necesarias para una alternancia política y definitiva.
La pregunta que en este asunto permea, es en cuanto a las normas que rigen la estructura universal, me refiero precisamente a lo que la carta de la ONU pretendió establecer y ahora presume mantener, es decir a los principios y fines de la organización de naciones. Cuando están en disputa un fin frente a un principio, ¿cuál es el que se debe ponderar?, por un lado tenemos el principio de libre autodeterminación de los pueblos, es decir no intervenir por ser su "guerra civil" o por otro lado, la no violencia y solución pacífica a cualquier conflicto internacional, como un fin. Considero que las reglas del juego deben establecerse con la práctica y a cada caso darle atención particular, en este caso las vidas de millones de sirios deben ser el único punto a considerar.
@alanbarrasa