Recuerdo, como si fuese ayer, la década de los 90’s en que mi papá, Humberto Rodríguez Ortiz “El Cordobés”, me llevaba al Estadio de la Revolución para disfrutar de los juegos de los Algodoneros del Unión Laguna.
Las noches eran excelentes, tenía amigos con los que jugaba beisbol en la puerta del acceso poniente de lo que hoy es la sección de “butaca libre”; me comía unas gorditas de “canasta” de la señora que estaba afuera de la entrada al estadio; podía pasear solo por todo el estadio, lo mismo me sentaba al lado de papá que subía a la zona de palcos para observar, desde “lo más alto” del estadio, el partido; esperaba siempre el final del juego para entrar al terreno y saludar a los jugadores y jugar un momento, pero cuando me aburría simplemente lloraba para irnos de vuelta a casa.
Aquellos tiempos eran muy buenos para el “rey de los deportes” en La Laguna, nada comparables con lo que son hoy, por esto les pregunto Lic. Dovalina y Lic. Favela, gerentes general y deportivo de Vaqueros Laguna, respectivamente:
¿Dónde está el sentido de pertenencia que debe existir entre afición y equipo? ¿Dónde quedaron los gritos de “sácalo Zacatillo”?
¿Dónde quedaron los aficionados asiduos que gritaban “pónchalo Palafox”? ¿Dónde está la afición como la maestra que bailaba en la séptima entrada? ¿Dónde están nuestros ídolos y ex jugadores asistiendo a apoyar al equipo, como lo solía hacer don Luis Muruato?
¿Por qué la falta de entrega de los jugadores actuales? ¿Por qué no traer a jugadores con entrega y amor al beisbol como Palafox, Zazueta, el profe Ávila, Juan de Dios Ruiz o “He-Man” Rodríguez?
La respuesta a fondo a mis preguntas son: los resultados. Pero ¿cómo podremos obtener resultados si nuestros jugadores no se entregan en el terreno de juego?
Los buenos resultados avalan las buenas asistencias. En 2009 el equipo llegó a la final de la Zona Norte, lo que se vio reflejado en la butaca al ser el tercer equipo en asistencia en toda la liga con un promedio de 6,014 personas por encuentro, pero los números se fueron de pique posteriormente.
En 2010 se ocupó el quinto sitio general con un promedio de 4,153 aficionados por partido, en 2011 el sexto con 4,799 y en 2012 la deba-cle naranja, con 3,399 personas.
Estoy de acuerdo en que los “negocios” cambian y la mercadotecnia exige renovarse de acuerdo al cliente, pero ¿dónde queda el lado deportivo de este “deporte”?
Les hago tres últimas preguntas y les dejo mis tres últimas respuestas licenciados Dovalina y Favela:
¿Por qué los Sultanes, Saraperos o Diablos pagan tan bien a sus buscadores de talento, les permiten estadías largas en los lugares donde van a observar a los prospectos para un buen análisis del mismo, y los preparan a ellos mismos para que sepan hacer bien su trabajo? Debemos invertir en el equipo de buscadores, debemos generar realmente cazatalentos, debemos dar la oportunidad a quienes lo merecen.
¿Por qué los Diablos ingresan a 70 prospectos anualmente a la Academia de la Liga Mexicana de Beisbol, o los Tigres a cerca de 50 y nosotros tan sólo alcanzamos los 20? Si la academia se paga en una parte igualitaria entre los 16 equipos de la liga, debemos aprovecharla al máximo.
Si la familia dueña del equipo es de Torreón, ¿Por qué no fomentar el deporte a través del beisbol? ¿Por qué no invertir en el beisbol como lo que es, el “rey de los deportes”? Quizás les falte amor al beisbol, como lo tenían Alfredo Harp Helú o Alejo Peralta.
Estimados dueños y directores de Vaqueros Laguna:
En Torreón existe una gran afición al beisbol, somos muchos los que nos gusta este deporte, los que lo amamos, los que de niños, jóvenes y adultos lo practicamos, los aficionados que vienen de ejidos y colonias lejanas, los que crecimos y aún están creciendo en el parque de pelota.
Todos nosotros queremos al equipo, queremos verlo triunfar, queremos ver el estadio con buenas entradas, divertirnos y gritar sus carreras, aun hoy muchos estamos ilusionados en una épica remontada este mes y pasar a los play-offs, pero para esto necesitamos que del terreno de juego los jugadores, los resultados y las buenas jugadas nos transmitan esas ganas de alentar.
Posdata… esto es beisbol.