SABER PREGUNTAR
El hacer preguntas es una de las técnicas más sencillas para obtener la información que necesitas para llevar a cabo un trabajo con eficiencia.
Aunque esto parezca básico, el hacer preguntas es todo un arte. Los siguientes son ejemplos de los diferentes tipos de preguntas y cómo deben hacerse.
PREGUNTAS PARTICIPATIVAS. Sugieren una inmediata contribución. Hechas con sinceridad, estas preguntas pueden crear confianza.
PREGUNTAS ANALÍTICAS (CRÍTICAS). Anima a la persona a expresarse con libertad usando un tono invitador. Aclárale que lo que esperas o quieres es otro punto de vista.
PREGUNTAS GUÍAS. Proporcionan orientación, pero no en sentido restrictivo, sin exageraciones. ¿Ana, cómo llegaste a tomar esta decisión? Es una pregunta que simultáneamente se entiende que Ana solucionó un problema y tú quieres saber cómo lo hizo. Esto deja a Ana libre de ofrecer tantos detalles como ella quiera.
PREGUNTAS RAZONADAS. Estas reducen la posibilidad de que recibas una respuesta emocional, siendo así, evitan que la persona sienta ansiedad; ya que mueven los engranajes mentales de inmediato. ¿Qué vas a hacer primero? Las preguntas que revelan tu ansiedad producen ansiedad.
PREGUNTAS ORGANIZADAS. Estas preguntas están formuladas en una secuencia lógica e invitan a respuestas razonadas.
PREGUNTAS INDAGATORIAS. Sirven para descubrir los sentimientos, actitudes e impresiones.
Sin aparecer como indagadora puedes frasear tu pregunta de esta manera: ¿Desde tu punto de vista, qué debo hacer? La retroalimentación que puedas obtener dependerá de la clase de preguntas que hagas y lo más importante, cómo las expresas. Usadas apropiadamente las preguntas abren las líneas de la comunicación. La información que obtengas dependerá de la clase de preguntas que haces y más importante, cómo las haces.
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