UNA EXITOSA COMUNICACIÓN
Al decir la palabra comunicación lo primero que viene a la mente es la fría tecnología que ha revolucionado al mundo. Hay todavía un camino muy largo de recorrer cuando se trata de perfeccionar una de las habilidades más importantes: ser una efectiva comunicadora.
Todo comunica, desde qué tan bien escuchamos a otros y cómo formulamos preguntas. Todo lo que hacemos y decimos es parte del mensaje. A pesar de que usamos medios de alta tecnología en nuestros métodos de comunicación, lo básico importa más que nunca.
El escuchar es parte ciencia y parte arte; es una actividad, no tan sólo algo qué hacer mientras esperas tu turno de hablar. La mayoría de nosotros expresamos nuestras opiniones, pensamientos e ideas antes de que la persona a quien estamos escuchando termine una oración.
El viejo cliché "No hay preguntas tontas" es verdadero, ya que siempre podemos aprender de otros, lo aconsejable es usar la inteligencia y tener cuidado acerca de cómo, a quién y cuándo preguntar.
El tener éxito en nuestras interacciones no consiste únicamente en escuchar el mensaje, sino igualmente importante es generar una comprensión compartida con la otra persona. Este proceso toma tiempo, paciencia y curiosidad; todas estas características son muy escasas en este mundo acelerado en que vivimos. Es muy aconsejable también mostrar curiosidad en lugar de actuar a la defensiva.
Usa señales verbales y no verbales que aclaren y faciliten la comprensión y la empatía, tales como: asentir con la cabeza.
Todos queremos ser escuchados, ¿cómo hacerlo de manera apropiada?
Mantén tu mente abierta.
Escucha con el corazón al mismo tiempo que con la cabeza.
No asumas ni prejuzgues.
No interrumpas con tus pensamientos o consejos.
No divagues, cuestiones ni sermonees.
Cualquiera que sea tu modalidad para comunicarte -en el trabajo o tu vida personal- las palabras mágicas son las mismas: por favor, gracias, lo siento.
La frase "lo siento" es un poco engañosa, a la gente con frecuencia le cuesta mucho disculparse y hacerse responsable de sus errores. En muchas culturas el no admitir errores es importante por lo que resulta más difícil disculparse.
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