Mientras el gobierno de Obama atraviesa por una despiadada tormenta política, en Washington se dio el primer paso importante -aunque no el definitivo-- para la aprobación de la reforma migratoria.
El presidente Obama recibió con especial satisfacción la aprobación del Comité Judicial del Senado a la propuesta de reforma migratoria elaborada por la "Banda de los Ocho" que lleva meses en negociaciones en la cámara alta norteamericana.
Con 13 votos a favor y 5 en contra, la iniciativa salió adelante luego de una maratónica sesión que terminó con la ovación de los asistentes quienes celebraron con gritos de "Yes we can!" y el tradicional "¡Sí se puede!".
Los senadores demócratas y republicanos debatieron más de 200 de las 300 enmiendas que habían sido agregadas a la propuesta original y que muy pocas lograron avanzar.
Una de ellas que se autorizó fue el incremento en las visas H1B destinadas a profesionistas altamente calificados que pasarán de 65 mil a 180 mil anuales. En cambio se rechazó una de las más polémicas que sugería abrir la posibilidad a que personas homosexuales patrocinen la "green card" a su pareja.
Cuando se discutía la reforma migratoria en el Capitolio, a unas cuantas cuadras de distancia el presidente Obama recibía en la Casa Blanca a hijos de indocumentados que buscan legalizar su residencia en Estados Unidos a través del decreto Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA), emitido por el gobierno federal en junio del año pasado.
Los jóvenes demandaron a Obama no frenar sus esfuerzos para que la reformar migratoria llegue a feliz término toda vez que "la derecha conservadora se ha propuesto derrotar" este proyecto.
Desde 1986 no se ha aprobado en Estados Unidos una reforma migratoria amplia y profunda como fue la Ley Simpson-Rodino que permitió legalizar a unos tres millones de inmigrantes.
El acuerdo del Comité Judicial del Senado es apenas el primer paso, el siguiente será llevar la iniciativa al pleno de la Cámara Alta en el mes de junio en donde podrían realizarse más cambios al documento sancionado.
Simultáneamente la Cámara de Representantes negocia una propuesta de ley migratoria que también será discutida y posiblemente aprobada el próximo mes de junio.
De avanzar ambas iniciativas, el siguiente paso será que senadores y representantes se sienten a debatir una reforma consensuada lo que podría durar uno o dos meses de negociaciones.
Luego de innumerables intentos realizados en los últimos doce años, hoy por vez primera se observa mayor disposición entre demócratas y republicanos para aprobar esta ley que acarreará innumerables beneficios para toda la Unión Americana.
El primero es la seguridad porque se sabrá con más certeza la identidad de más de once millones de indocumentados. En segundo lugar será el económico toda vez que los inmigrantes podrán obtener trabajos formales, pagar impuestos, obtener licencias de manejo, abrir cuentas bancarias, regularizar sus negocios y contratar a sus propios empleados.
El tercero será el financiero cuando los nuevos residentes estén aptos para solicitar créditos para vivienda, automóvil y para sus actividades laborales. Se calcula que unos dos millones de indocumentados estarán en posibilidad de adquirir casa a través de préstamos en los siguientes diez años lo que apoyará la reactivación económica del vecino país.
Evidentemente la iniciativa aprobada en el Comité del Senado no es la mejor ni la más completa, pero es la primera luz que se observa en el túnel para millones de inmigrantes que viven escondidos en las sombras con el temor constante de ser deportados.
El plazo de diez años que se fijó para obtener la ciudadanía es uno de los puntos más cuestionados de la ley, pero los políticos pagarán su parte porque quienes se acojan a la reforma podrán votar hasta las elecciones presidenciales de 2024.
La reforma también repercutirá en México, unos seis millones de paisanos podrán viajar a nuestro país y regresar libremente, podrán también invertir en ambos lados de la frontera y algo importante, podrán votar en sus estados si conservan o si tramitan una credencial de elector.
Serán sin duda una nueva clase de mexicanos, sólo esperamos que en esta ocasión no surjan contratiempos que paralicen los avances de la reforma como sucedió en el pasado.
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