Princesa Letizia abortó antes de casarse
Un día después de la imputación de la infanta Cristina, hija menor de los reyes de España, en un caso de corrupción en el que está acusado su marido, Iñaki Urdangarin, la Casa Real española protagoniza un nuevo escándalo.
Según un libro escrito por David Rocasolano (Madrid, 1972), primo de la princesa Letizia, y que saldrá a la venta este lunes bajo el título Adiós princesa (Editorial Foca), unos años antes de casarse con el príncipe Felipe, e incluso antes de conocerlo personalmente, la joven quedó embarazada y decidió abortar en la clínica Dator de Madrid.
Pero para evitar que la noticia se hiciera pública, poco antes de la boda con el heredero de la corona y cuando ya vivían juntos en el Palacio de la Zarzuela, residencia oficial de los monarcas, la princesa le pidió a su primo David, abogado de profesión, que se deshiciera de los papeles para que no quedara ninguna constancia del aborto. Y evitar así que los reyes, quienes no estaban de acuerdo con la boda de su hijo con una mujer divorciada, se enteraran del pasado de la futura reina de España y prohibieran el enlace.
Este es uno de los temas sobre la vida personal de Letizia que su propio primo cuenta en el libro. Un texto que la Casa Real ya se ha encargado de evitar que se difunda con presiones a los distintos medios de comunicación para que no se hagan eco de su publicación.
En el libro, según relata el autor, quien durante años mantuvo una relación muy cercana con la princesa hasta el punto de que se encargó de llevar el divorcio de Letizia con su primer marido, Alonso Guerrero, un día recibió una llamada desde el Palacio de la Zarzuela en la que Letizia, en presencia del príncipe Felipe, le pedía que hiciera desaparecer toda la documentación relativa al aborto.
"La voz de Felipe elevó mis niveles de atención. Aún no andaba yo muy habituado a que un príncipe se dirigiera a mí. Ni en esos términos ni en ninguno", asegura en el libro.
"-Es decir, que lo que queréis, de alguna manera, es que me dirija al centro médico y que, aún no sé cómo, hagamos desaparecer unos papeles: el expediente, ¿no?
-Lo que quiero, David -enfatizó Letizia-, es que desaparezcan todos los papeles. Todos...", añade.
Y relata que él, cumpliendo los deseos de ella, los quemó. Sin embargo, alguien en la clínica guardó una copia, que muchos años después se va a hacer reproducir en el libro.
"Si me habían elegido a mí para limpiar el rastro era porque no tenían a nadie más. Es decir, que Felipe no se había atrevido a encargárselo a alguien de su entorno porque temía que se le filtrara la información al rey. De todos es sabido que Juan Carlos y Sofía se opusieron frontalmente, desde el principio, a que Felipe se casara con una divorciada. Y sólo la amenaza firme de Felipe, dispuesto a renunciar a la sucesión para casarse, logró que Letizia acabara instalándose en Palacio", añade.
Secretos al descubierto
Adiós princesa también cuenta los cambios de personalidad de la princesa, su manía persecutoria, la mala relación que mantenía con sus hermanas, una de las cuales se suicidó hace unos años, y su paranoia de que existía un topo entre su familia que filtraba noticias a la prensa.
"El virus del secretismo y la hipocresía se había ido extendiendo por toda la familia ya incluso antes de la boda. Y yo me convertí en el agente doble por el que pasaba toda la información. Letizia me llamaba constantemente para prevenir cualquier desmadre del clan. Y el clan me llamaba una y otra vez para informarse sobre lo que pensaría la iracunda Letizia de cualquier cosa que fuéramos a hacer. Nos instalamos en la cultura del miedo...", añade.
Por eso fue ella misma quien mintió sobre el sexo de su primer hijo al decir que iba a ser un varón y se iba a llamar Pelayo. Cuando fue niña y se llamó Leonor.
Con respecto al autor, fuentes de la editorial han reconocido que se encuentra en paradero desconocido por miedo a las represalias que pueda recibir de la Casa Real, y que no tiene previsto dar entrevistas. Y de la Casa Real, las mismas fuentes confirmaron que no han leído el libro ni las galeradas.