Problemas de aprendizaje en los niños
Desde el momento en que el individuo deja el vientre materno para respirar y luchar por la propia supervivencia, dará inicio el interminable aprendizaje que perdurará durante todas las etapas de su vida.
Desde los primeros meses de vida, así como durante la niñez y adolescencia, se puede observar cómo se va desarrollando el aprendizaje, y es ahí donde pueden o no existir rasgos o características en el área cognitiva, psicosocial y emocional, a través de las cuales pueda detectarse alguna irregularidad.
Dicho criterio es aplicable aun cuando el individuo no reciba instrucción escolar, pues el aprendizaje no se reduce únicamente a asistir a una escuela para aprender a leer y escribir, sumar y restar, aprender geografía, historia y ciencias naturales. Desde niños, los seres humanos también reciben aprendizaje del medio social y cultural que los rodea, del modelo de comportamiento de las personas que los acompañan en las diferentes etapas de su vida -como los padres, maestros y familiares cercanos- de quienes reciben influencias.
La comunicación que se tenga con el entorno, las relaciones interpersonales, el medio ambiente y la capacidad tanto intelectual como física, biológica y motriz, son factores que van conformando las herramientas para que una persona obtenga un mayor o menor aprendizaje, que le permita desarrollarse de manera independiente y autónoma en los aspectos académico, social y emocional.
RENDIMIENTO ESCOLAR
El niño que desde temprana edad no es favorecido con los modelos sociales, culturales, intelectuales, físicos, biológicos y emocionales que necesita, probablemente presentará un bajo desarrollo en su aprendizaje académico, que también puede ser interrumpido, o bien, detenido.
Los criterios académicos establecen que las calificaciones son un método que mide situaciones emocionales, de actitud y sociabilidad, no solamente las capacidades intelectuales. El alumno que obtiene del setenta al cien por ciento de aceptación en su desempeño general, seguramente tendrá un desarrollo de aprendizaje equilibrado en todas las áreas. De forma contraria, si su calificación es menor al sesenta por ciento, seguramente algo está sucediendo en su ambiente personal y/o social.
CÓMO AFECTA EL COMPORTAMIENTO
Por lo regular, los niños con bajo rendimiento escolar pueden manifestar el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), cuyos indicios son: falta de concentración e hiperactividad, o bien, puede que sólo presenten un déficit de atención. Por otro lado, el menor con problemas de aprendizaje, también puede manifestar ansiedad, depresión, retraimiento social, ensimismamiento y padecimientos de alguna enfermedad física, biológica o motriz, que interfiera en su desempeño académico y social.
En otro punto, hay niños que presentan el Trastorno Negativista Desafiante, que consiste en no reconocer la autoridad, retarla y adoptar actitudes rebeldes. Asimismo, pueden manifestar conductas regresivas del habla, enuresis, encopresis (falta de control del esfínter), trastornos del sueño, pesadillas y sonambulismo.
SEÑALES COMUNES
Existen muchas maneras de atender focos de alerta. Un niño que normalmente obedece instrucciones y de pronto deja de hacerlo, se comporta con agresividad, deja de motivarse con sus actividades, se ve decaído, llora con frecuencia, pierde el apetito, no socializa, no juega, muestra miedo e inseguridad, o reportes escolares, está dando señales de que algo está repercutiendo en el desarrollo de su aprendizaje.
En estos casos, es de suma importancia descartar cualquier padecimiento físico, ya sea biológico, neurológico o motriz, acudiendo a una consulta médica.
PROBLEMAS DE APRENDIZAJE
Del nacimiento a los tres años, los niños desarrollan su aprendizaje aprovechando los sentidos y las habilidades motrices como herramienta para relacionarse con el medio ambiente.
En la niñez temprana, que abarca de los tres a los siete años, el desarrollo del niño se basa en representaciones. Para relacionarse con personas, lugares y eventos, el menor puede hacer uso de experiencias propias o externas, y así, lograr comunicarse. El juego es importante, ya que lo ayudará a integrar su lenguaje. De no ser así, seguramente existe alguna irregularidad.
En lo académico y cognitivo, a partir de los siete años, puede existir alguna dificultad en la lectoescritura, que abarca el área motriz para escribir y articular palabras, además de dislexia, disfemias (tartamudez), dificultad en el razonamiento lógico matemático, así como en la organización espacial.
En la pubertad, los problemas se pueden manifestar en el pensamiento abstracto, para la sociabilización y la relación con los adultos. En los adolescentes estas fallas entorpecen el aprendizaje. Además de que en cualquier etapa pueden observarse, o no, avances en el desarrollo del aprendizaje social y emocional.
FALTA DE COMPRENSIÓN «NORMAL»
En cualquier etapa de la vida, existen rangos para poder evaluar si el desarrollo del aprendizaje está dentro de lo normativo, ya que no todas las personas se desarrollan y aprenden de igual manera, ya que los contextos y las habilidades son diferentes para cada una. Lo sano y recomendable es tomar en cuenta las características individuales, tales como el medio social, cultural y la personalidad.
INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA
Esta intervención puede llevarse a cabo por parte de psicólogos que se especializan en el área educativa, por medio de pruebas psicométricas estandarizadas para cada etapa, según sea el caso, así como para cada problema en específico.
El apoyo consiste en realizar una entrevista con los padres o con quienes estén a cargo del menor, para establecer el compromiso de la terapia y recopilar la mayor información posible; esto es al inicio y durante el proceso. También, se trabajará en la aplicación de pruebas y sesiones enfocadas al juego directamente con el niño. La comunicación entre la familia y la parte terapéutica es de suma importancia para unificar criterios en beneficio del menor.
¿IMPORTA LA EDAD?
La valoración de un adecuado desarrollo del aprendizaje puede estar a cargo de médicos pediatras, rehabilitadores físicos, neurólogos, psicólogos infantiles, pedagogos, maestros y especialistas en educación, dependiendo de la edad, el problema y el caso. Cada uno, con sus propias herramientas y criterios, podrá realizar la evaluación del niño de acuerdo a su edad. En algunas ocasiones, se tendrá que solicitar el trabajo de un equipo multidisciplinario para poder establecer si el menor tiene un problema de aprendizaje.
CÓMO APOYARLOS
Los niños merecen estar al cuidado de personas responsables y afectivas, que les proporcionen atención y acompañamiento durante el desarrollo de su aprendizaje. De esta manera, al estar un adulto alerta de su desempeño, se podrá llevar a cabo una intervención adecuada, ofreciéndole las oportunidades que necesita para llegar a ser una persona autónoma, independiente y feliz en su ciclo de vida. Por ello, hay que preguntar, investigar e informarse. Prevenir y atender el desarrollo del aprendizaje de los hijos es parte de la responsabilidad de los padres. Los niños lo agradecerán.
Correo-e: marthaacelamedina@hotmail.com