Protestar
El silencio es la voz más fuerte, cuando de protestar se trata. El silencio abrumador de la protesta retumbaba en lo más profundo de las estructuras gubernamentales.
Novela Los invasores
Gloria, así la conocimos en el mineral de Nueva Rosita, Coahuila, a principios de los sesenta, aunque su nombre era Amparo. Fue compañera de la única secundaria que había en la región en donde el profesor Fortunato Gutiérrez era el director; ahora esa escuela lleva el nombre de tan buen maestro.
Gloria, de frágil figura, de condición humilde. Su padre fue minero y ella la segunda de cinco hermanos. Conocida entre la tropa por traer siempre calcetas blancas. Su rebeldía era condicionada mas no pragmática, no hablaba de libertinaje, siempre buscó la libertad sin ataduras, creía en la Constitución francesa y pronto, a los 17 años, viajó a San Antonio, Texas, aprendió algo de inglés y llegó al mineral deportada por protestar en un mitin apoyando al luchador social César Chávez. En ese tiempo el punto de reunión era la nevería Alaska, en el corazón de Nueva Rosita y ahí ante el asombro de todos Gloria fumaba; una mujer fumando en público, en una sociedad tan puritana como la de ese pueblo que contaba en esos años con un country club, el Club México, un pequeño campo de aviación, entre otros espacios de la alta sociedad compuesta incluso por americanos, árabes y gente de otras nacionalidades.
Como llegó, se fue. El olvido llegaba con el recuerdo para los que la tratábamos y escasamente en pláticas furtivas. Fue la revista Life la que sacó a la luz fotos de una mujer que era arrastrada por la policía en París; era Gloria en la protesta de mayo en 1968, protestando por la guerra de Vietnam. La imagen en blanco y negro recorrió el mundo. Gloria fue deportada y confundida con una ciudadana argentina, el avión la bajó en Buenos Aires. De vuelta al mineral, que a esas alturas le quedaba chico, sentados en una banca de la placita Roma, nos recitaba en inglés y francés casi completo el poema Hojas de hierba de Walt Whitman.
En un tubo de llanta inflado pasó el Río Grande y llegó hasta los campos de tomate, pepinos y otras verduras y frutas en California. Junto con César Chávez encabezó protestas defendiendo a los chicanos. Volvió a ser deportada después de pasar 90 días en una cárcel de Arizona. Como pudo y con pocos recursos regresó a Europa a protestar junto con la Bardot contra las corridas de toros en España. “Miren, me gusta defender las causas perdidas, los problemas de políticas y de trabajo que sean los mismos y otros pendejos los que los defiendan entre sí”. Así nos dijo la última vez que platicó con algunos nosotros. “La libertad y su lucha por defender al indefenso y nunca por capricho, necedad o protagonismo”. Esa fue la despedida para los que una vez la tratamos y conocimos.
Gloria murió a consecuencia de un golpe que recibió en un pequeño barco de origen griego, cuando defendía la cacería de delfines y ballenas junto con otros ambientalistas. En una caída en esa embarcación Gloria se fracturó dos costillas y una le interesó la pleura del pulmón derecho; fue atendida en la enfermería del mismo barco (pirata) de origen noruego, pero ante la gravedad del estado, fue trasladada en helicóptero a un hospital de Portugal en donde murió pese a los esfuerzos de los doctores. Gloria fue sepultada en un panteón de Oporto, Portugal. Un tenedor de libros, dueño de una imprenta y socio de una pequeña editorial en aquel país era su compañero sentimental, eso lo supimos porque un día nos reunimos varios compañeros con este caballero portugués, que vino a conocer el mineral de Nueva Rosita y la chimenea más alta de América Latina, de la que Gloria tanto hablaba y sentía orgullo. Ese día también se le invitó a Rogelio ‘Gelo’ Montemayor, que era gobernador de Coahuila y también condiscípulo de algunos de nosotros, pero no asistió al evento que no fue más que una amena plática en un restaurante local, en recuerdo de nuestra amiga.
Gloria nunca se declaró de izquierda, derecha, centro; tampoco se decía luchadora social o defensora de los derechos humanos. No perteneció, ni se afilió a ningún partido político, jamás tuvo credencial de elector ni votó por nadie, nadie le colgó medallitas o reconocimientos públicos, jamás salió como representante en clubs, revistas, periódicos o actos sociales para juntar dinero e hipócritamente darlo de limosna y tomarse la foto. Ella sólo protestaba por los abusos de los más poderosos o fuertes hacia los que nada tienen y sufren, el sufrimiento que tuvo en la cárcel, en detenciones, con golpes y otras vejaciones de las que fue objeto. Así de fácil...
Correo-e: kinotre@hotmail.com