EL AVE FÉNIX
Seguramente han escuchado o leído por ahí sobre un ser mitológico llamado el Ave Fénix, es un ave del tamaño de un águila cuyo plumaje es del color del fuego, bellísimo como ninguno. La peculiaridad de este ser es su inmortalidad, ya que, al morir, siempre resurge de las cenizas como un ave nueva o rejuvenecida, esto lo realiza cada 500 años. Muchas culturas antiguas hacen mención del ave fénix considerándolo como un semidiós relacionándolo con el sol, entre ellas la cultura egipcia. Hay quienes aseguran que esta ave realmente existió en el país de Arabia y Etiopía.
También hay una leyenda cristiana que hace mención la existencia del ave en el jardín del Edén donde estaban Adán y Eva. Cuando el ángel de Dios expulsó a éstos del Paraíso, al sacar su espada de fuego, cayó una chispa en el nido del ave fénix consumiéndose por las llamas; pero por su fidelidad y su resistencia a la tentación, al morir, resurgió de las cenizas convirtiéndose en inmortal. Algunas características del fénix son: la inmortalidad, la fidelidad, la nobleza, la fortaleza; es símbolo de la resurrección, de la purificación, de la conversión, de la luz o del fuego (cf. mitosyleyendas.idoneos.com).
Personalmente el ave fénix siempre me ha llamado la atención por las características que antes mencioné, ya que puedo aplicar para mi vida personal. Y quise tocar este tema para referirme a una realidad que está muy presente, sobre todo en los jóvenes, la falta de sentido a la vida, que trae como consecuencia, la depresión que se manifiestan en las personas. Crisis fuertes y desequilibrios emocionales son resultados de los fracasos laborales y escolares, los miedos, la falta de afecto en la familia, la violencia en las calles, la pérdida de un ser querido, etc. El ser humano experimenta tanto las victorias como las caídas, es parte de la vida humana. Pero también es cierto que tiene la capacidad de levantarse y ser alguien nuevo para su propia realización.
Siempre se tiene que hacer un alto ante las prisas de la vida para analizar y reflexionar: cómo soy en mi persona y cómo mis actitudes están afectando a los demás. Siempre encontraremos una causa ante los problemas internos. Ante un desánimo o crisis fuerte hay que tranquilizarse y permanecer fiel a nuestras convicciones, creencias y en nuestra propia fe. De nuestro interior podemos sacar ese fuego que nos quema y purifica para levantarnos y volar nuevamente rejuvenecidos. Dejemos la amargura y el pesimismo; trabajemos para ser mejores personas y ayudar a los demás para que salgan de sus cenizas como el ave fénix.
Por: Iván Medina Cruz