Columna del Seminario Diocesano
Ironía de los Asuetos
Es muy común que a los mexicanos nos caractericen por ser "alegres" en muchos aspectos. Parte de esta alegría son los festejos calendarizados como fiestas o asuetos que de algún modo, tanto estudiantes como profesionistas, trabajadores y público en general, esperamos tan ansiosamente, que hasta en ocasiones nos los sabemos de memoria.
Cabe destacar que dentro del calendario civil, los meses de mayo y diciembre, están abarrotados por este tipo tan especial de fechas marcadas, o qué acaso como mexicanos quién no festeja a la tan santa "virgencita de Guadalupe", la Noche Buena, la Navidad, el Fin de Año. Así mismo, dentro del mes que acabamos de comenzar, el festejo del primero de mayo, el Día del Trabajo, el cual curiosamente no deberíamos celebrar, ya que no hay trabajo, o el día de la Batalla de Puebla, de la cual tal vez históricamente no sepamos absolutamente nada; cómo olvidar el tan ya esperado 10 de mayo, día de nuestras sacrosantas madrecitas, y que precisamente los regalos no se hacen esperar (planchas, lavadoras, utensilios de cocina, en fin todo lo que la ponga a trabajar durante el resto del año).
Y para rematar, el 15 de mayo, día en que rendimos honor a quien honor merece, nuestros tan queridos, dedicados y trabajadores maestros, quienes se han visto nublados por los ya tan conocidos problemas suscitados en Guerrero, Oaxaca y otros lugares; ellos que con su esfuerzo y ejemplo de vida, nos transmiten valores tan importantes como la responsabilidad, ¿Acaso no merecen unos días de descanso por su loable labor magisterial? Perdón, olvidaba a aquéllos que hacemos posible la valiosa labor de los docentes, me refiero a nosotros los siempre tan dedicados, responsables, trabajadores y agradecidos estudiantes, que con nuestra disposición y desempeño en las aulas somos el presente y el futuro de nuestra nación, responsabilidad que nos queda "chica". Y digo esto por la razón de nuestro potencial tan desarrollado en las actividades educacionales, sociopolíticas, culturales, etcétera.
Quisiera agradecer a aquéllos que posibilitan los merecidos asuetos, gracias por pensar en nosotros, les prometemos que estos días de descanso, perdón, de recuerdo de nuestros héroes nacionales, a los cuales rendimos honor en estas fechas, serán valorados con su debido respeto, ¡vámonos a Mazatlán!, que siga la fiesta.
Cada quien es dueño de su tiempo, y por tanto es de respetar lo que hacen con él. Mi pregunta es ¿Por qué esperar tan ansiosamente días inhábiles para disfrutar de un descanso? ¿En realidad aprovechamos este tiempo para descansar, convivir, valorar y educar en el seno de la familia? Es importante reflexionar dicho fenómeno que se nos presenta hoy en día, no necesitaríamos días de asueto si realmente disfrutáramos nuestras actividades ordinarias; pensemos, ¿Realmente estamos tan cansados como para merecernos un descanso? De qué nos cansamos, o a qué le huimos.
