El llamado "momento mexicano" quedó atrás para dar paso al México bronco y violento que lamentablemente hemos sufrido en los últimos años.
La tersa transición sexenal y el imponente arranque de gobierno de Enrique Peña Nieto se olvidaron en las semanas recientes debido a problemas añejos que vuelven a resurgir.
La reforma educativa promulgada en febrero en medio de fanfarrias fue truncada la semana anterior cuando las hordas de maestros disidentes del CNTE evitaron la aprobación del sistema de evaluación para el profesorado.
La euforia económica que llevó a la bolsa y al peso mexicano a niveles records, fue sepultada por los magros resultados del crecimiento del PIB en el primer semestre de 2013. El índice de la bolsa cayó debajo de los 40 mil puntos, el dólar repuntó a niveles de 13.30 pesos mientras que el desempleo escaló al 5.12 por ciento.
Los bloqueos de carreteras en Sonora, Guerrero y Oaxaca entre otros estados, llegaron finalmente a la ciudad de México vía los maestros del CNTE con resultados devastadores.
Dichos bloqueos obligaron a las cámaras legislativas a sesionar en recintos privados y a reubicar la presentación del Primer Informe del presidente Peña Nieto en el Campo Marte, situación inédita en más de setenta años en México.
El primer mandatario fue obligado a suspender su gira a Turquía por el conflicto Siria-Estados Unidos, pero también por la inestabilidad que vive la ciudad de México. El propio Peña Nieto declaró que no había certeza del día y lugar de su primer informe cuando hora antes se anunció que se llevaría a cabo en las instalaciones militares mencionadas.
Por si fuera poco el sistema de justicia hizo crisis semanas atrás. El narcotraficante Rafael Caro Quintero fue liberado luego de 28 años de cárcel porque supuestamente su condena había concluido, pero días más tarde la Procuraduría General de la República giró una orden de aprehensión que hasta el momento no se concreta.
Antes fue exonerado de todo cargo el inefable Raúl Salinas de Gortari a pesar de sus abultadas cuentas en bancos de Suiza y de falsificar un pasaporte mexicano. Nos preguntamos si el "hermano incómodo" pagó los debidos impuestos de los recursos que sacó al extranjero.
Meses atrás fueron liberados los generales Tomás Ángeles Dauahare, Ricardo Escorcia y Roberto Dawe, acusados de delitos relacionados con el narcotráfico en el anterior sexenio y sin olvidar la controversial exoneración de Florence Cassez que partió en dos a la opinión pública mexicana.
A lo anterior anote el asesinato el pasado 29 de julio del vicealmirante Carlos Salazar Ramonet, hasta hoy el militar mexicano de mayor rango victimado por las mafias del narcotráfico. De origen guaymense, Salazar Ramonet regresaba a Michoacán de un viaje familiar cuando fue emboscado por miembros del cártel de los Caballeros Templarios.
Para enrarecer más el ambiente se anuncia que la llevada y traída Gendarmería Nacional, cuerpo policiaco diseñado para poner orden y control en las zonas más violentas del país, será lanzado hasta julio de 2014, es decir un año y medio después de iniciado el gobierno peñista.
Así las cosas serán escasas las acciones positivas a reseñar por el presidente Peña Nieto en su primer informe, cuyo gobierno quedó a merced de estos 20 mil rijosos que mantienen secuestrada a la capital mexicana y a sus gobernantes.
Nadie desea que el gobierno responda con represión ni que saque a golpes y menos a balazos a los maestros que hoy protestan por la reforma educativa y que seguramente mañana se opondrán a la reforma energética y después a la financiera.
Pero tampoco es posible doblegarse por grupos violentos que trasgreden las leyes, secuestran congresos, paralizan aeropuertos y ponen en jaque a la ciudad de México, a su gobernador y al propio presidente de la República.
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