Cuando cada semana el recuento es que esto de estar en las manos del crimen organizado ha tocado fondo, sobreviene un hecho que ratifica que ciertamente pareciera que la vida en La Laguna más temprano que tarde, llegará a vivir un estado de sitio.
Ahora el suceso fue un atentado a la casa de la alcaldesa Rocío Rebollo, y de paso, balear una barda propiedad de la residencia del empresario Carlos Herrera Araluce.
Cada vez surgen más teorías de qué es lo que ha orillado a este recrudecimiento de la violencia, particularmente en Gómez Palacio y Lerdo. Que si el cierre del Cereso de Gómez provocó que los asesinatos de tal saña a personal administrativo de la vicefiscalía se agudizaran; la decisión de las autoridades de desarmar a la Policía municipal gomezpalatina dejó en la absoluta indefensión a los ciudadanos, que permitió a los hampones de a pie dar rienda suelta a sus fechorías; que hay una fractura entre distintos sectores del crimen.
En fin, hipótesis hay muchas, y debido a la incapacidad del gobierno en sus tres órdenes de contener a los malhechores, tampoco se puede contar con información veraz de qué es lo que realmente sucede, y sobre todo ¿cómo puede una persona común protegerse lo más posible de la situación que estamos viviendo?
Es por ello que hoy llama más que nunca la atención de que existan cuadros políticos que realmente quieran ser presidentes(as) municipales, cuando éste precisamente es el cargo de elección popular que se encuentra más expuesto a sufrir un atentado.
En los tiempos preelectorales en los que estamos viviendo, a semanas o días de que se conozca por un lado los candidatos de la oposición con posibilidades reales de ganar, es decir, los que provengan del PAN, mientras que por el partido gobernante, léase el PRI; se sabe ya que Miguel Riquelme es el candidato oficial para Torreón, en tanto por Acción Nacional, el exalcalde, exdiputado, exsenador y exembajador Jorge Zermeño, quiere repetir el puesto que desempeñó del 1 de enero de 1996 al 31 de diciembre de 1998; su contrincante es Jesús de León, exdiputado, exprecandidato (perdió la contienda interna con José Ángel Pérez en 2005), y excandidato (perdió la elección constitucional ante Eduardo Olmos en 2010). Ambos panistas saben que aunque aun arrancando con desventaja, pueden conquistar la silla que hoy ocupa Eduardo Olmos.
Gómez Palacio está en cambio todo en el aire. El gobernador Jorge Herrera quiere romper el duopolio que existe en la presidencia municipal entre los Rebollo, y los que provienen de la familia Herrera. El mandatario estatal desea que quien releve a Rocío Rebollo, deberá responder a los intereses políticos de Durango capital, evitando cualquier crecimiento de un liderazgo regional. En la búsqueda de la candidatura está Juan Ávalos, como propuesta secundaria de Jorge Herrera (su primera alternativa rehusó contender) José Miguel Campillo es el gallo de los Rebollo, mientras que Sergio Uribe la busca tibiamente con el cobijo de la familia Herrera.
En Lerdo la cosa parece definida, el gobernador Herrera tiene ya prácticamente amarrado a Mario Landeros, dejando colgado de la brocha a Ulises Adame. En el panismo lerdense, se perfila Salomé Katsicas o bien Raúl Villegas.
Qué pretenderá Riquelme, Zermeño, De León, Ávalos, Campillo, Uribe, Landeros, Villegas para querer convertirse en ediles: ¿servir en verdad? Es muy difícil creerlo, cuando en este grupo uno conoce sobre su estilo de vida, es notable el ascenso de han obtenido desde que participan en política. Saben bien ellos que manejar los cuantiosos recursos materiales, particularmente de Torreón y de Gómez Palacio bien les puede permitir acrecentar su patrimonio. Casi todos lo hacen, ¿por qué pensar que ellos no lo harían igual?
Es desolador el escenario, cuando los ciudadanos clamamos la intervención del gobierno para que al menos nos den paz social, el elemento electoral y el botín que significa ganar las elecciones, es una circunstancia que enrarece más el clima político, dificultándolo más, estorbando y desviando toda la atención, que debe ser que se sosieguen ya los ataques y balaceras por cualquier rincón de La Laguna. Además de zozobra y angustia, ahora tendremos que soportar las mezquindades y politiquerías de los grupos que pretenden alzarse con las candidaturas, mientas los ciudadanos seguimos sufriendo.
