EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Qué tan importante es el directivo escolar

ROLANDO CRUZ GARCÍA

"No hay malos directores,

Sóolo directores sin vocación

Ni formación"

En la actualidad se ha revalorado la importancia de la administración educativa en general, a partir de las posturas y los planteamientos de las nuevas políticas para este sector y el panorama general se enfoca a puntualizar y definir lo que sucede actualmente en los distintos contextos que influyen sobre el actuar cotidiano, las relaciones interpersonales y la forma de gestión del directivo y su personal en los diferentes centros escolares.

Tradicionalmente se pretendió introducir un modelo estadounidense de administración educativa, que enfatizaba sobre una amplia preparación académica y administrativa del director. Lo que urge ahora es el análisis, la investigación y la revisión de las condiciones contextuales en las que los directores y las directoras se desenvuelven, incluyendo el tipo de reproducción de poder que va quedando instalado en sus escuelas.

Mención aparte merece el corporativismo, que define una dimensión política a veces contraria a la dimensión racional necesaria para el desarrollo de las instituciones. Lo fundamental es trabajar con eficiencia y eficacia al administrar las escuelas en México.

Cabe destacar los estudios de investigación realizados a propósito de la administración y las propuestas para reforzar la política educativa, que provienen del actual gobierno mexicano. En el contexto socioeducativo, "El director quiere ser un profesional, pero se siente inseguro ante lo no dominado, ante la complejidad y la exigencia de un nuevo modo de actuar en un campo todavía sin definir. Son muchas las novedades a las que se tiene que enfrentar, que van desde el cambio estructural y funcional hasta el psicológico y personal (Pascual, 2000).

Las comunidades escolares centradas en la participación colectiva, necesitan directivos que culturicen, que ayuden a interiorizar los aspectos esenciales de la convivencia en la participación, imprimiendo valores para el desarrollo del sentido grupal.

Con anterioridad, la tarea de los directores escolares distaba en mucho de lo que hoy en día les corresponde realizar. Había maestros de grupo que admiraban y envidiaban el ascenso a director o directora técnica porque seguramente descansarían de la labor pesada que implica trabajar al interior de los grupos de alumnos. Los profesionales recién ascendidos cumplían con su deber atendiendo a la normatividad y siendo congruentes con su figura de poder, al grado de resultar ser un terror para alumnado y el personal en los planteles.

A través del tiempo, ha quedado obsoleto el personaje que sólo se dedicaba a cumplir administrativa y normativamente, los tiempos actuales exigen que el director se dinamice y se convierta en animador y protagonista de sus centros escolares, que se humanice para rescatar las relaciones interpersonales perdidas, que sea gestor de aprendizaje para el alumnado y para el personal docente, que aproveche en forma óptima los recursos y rinda cuentas del plantel que dirige a la comunidad donde se encuentra enclavado.

Ahora se habla mucho de una formación para directivos que, al menos en México, no existe de forma sistemática y profesionalizante. Un docente puede solicitar un ascenso a directivo, si cuenta con la puntuación necesaria y el sistema de escalafón lo autoriza. Lo único que recibe para orientar la tarea a desempeñar, es un oficio de comisión que lo ubica en el lugar exacto donde habrá de presentarse ya como responsable de un centro escolar; al menos así sucede en educación básica. ¿Y la vocación directiva y su capacitación? Sobre todo para desempeñar tan grave encomienda, brillan por su ausencia.

Las habilidades que un directivo ha de desempeñar han de ser desarrolladas a través de las prácticas y las decisiones emergentes, asistiendo a cursos, talleres y/o diplomados que por cuenta propia se sufragan.

El propio director o directora en la mayoría de las ocasiones se muestra agobiado(a) por las múltiples ocupaciones y responsabilidades que le son adjudicadas, de entre todas destaca el manejo de grupos para el trabajo en equipo.

Es aquí donde cobra relevancia la formación administrativa del directivo, sobre todo en el área organizacional, en donde deben conocer, teórica y metodológicamente los aspectos relevantes de su misión, de la visión, la filosofía institucional, los principios de calidad, la gestión del cambio, la formación de equipos de trabajo, el desarrollo estructural y funcional de las instituciones, los modelos de participación y reconocimiento, del ingreso, promoción y permanencia del personal, los conflictos organizacionales, la toma de decisiones y la solución de problemas, por mencionar algunos de los aspectos más importantes del trabajo en las organizaciones complejas, como son las escuelas.

Cuando llevamos todo lo organizacional a las escuelas (ampliamente desarrollado en las empresas de alta calidad) es pertinente incorporar nuevos paradigmas del comportamiento organizacional. Como son la calidad total, el conocimiento del cliente (alumnos y padres de familia), los equipos de alto desempeño, el justo a tiempo, la mejora continua y el análisis de la competencia (Bench marking), por mencionar algunos.

En definitiva, requerimos de un nuevo perfil de directivo escolar, formado administrativa y organizacionalmente; no podemos seguir promoviendo profesores que fueron concebidos para otras funciones totalmente diferentes, antes hay que actualizarlos, capacitarlos, superarlos y profesionalizarlos para que no lleguen a dirigir intuitiva y empíricamente a las escuelas, es decir como Dios les dé a entender.

Agradezco sus comentarios a: rolexmix@hotmail.com

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 833337

elsiglo.mx