Acalorada reunión.El jefe del gobierno español Mariano Rajoy admitió que puede haber fallas, pero no va renunciar.
En una inesperada confesión, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, reconoció el jueves que se equivocó al confiar en el exjefe de finanzas de su partido, pero negó las acusaciones de financiación irregular y pagos sistemáticos de sobresueldos bajo la mesa.
Y a pesar de reiteradas peticiones de dimisión del opositor Partido Socialista y otros grupos minoritarios, Rajoy dejó claro que no piensa marcharse.
"Ni voy a dimitir ni voy a convocar elecciones legislativas", dijo Rajoy en un tenso debate parlamentario. "No me voy a declarar culpable porque no lo soy".
"Cometí el error de creer a un falso inocente, pero no el delito de encubrir a un presunto culpable", añadió en referencia al extesorero del Partido Popular Luis Bárcenas al que calificó de "delincuente".
El presidente español compareció en una sesión especial en el Parlamento para responder por los casos de corrupción y revelaciones periodísticas que han sacudido al gobernante Partido Popular, que en menos de dos años en el poder padece un enorme desgaste por la serie de impopulares medidas de austeridad aplicadas para combatir la crisis económica y un rampante desempleo de 26,3%.
Tradicionalmente esquivo con el tema, Rajoy sorprendió con una inesperada confesión en la que admitió que había brindado su apoyo a Bárcenas porque confiaba en su inocencia y porque se trataba de un hombre con más de 20 años de carrera en las finanzas del Partido Popular.
"Me equivoqué. Lo lamento, pero así fue. Me equivoqué al mantener la confianza en alguien (Bárcenas) que ahora sabemos que no la merecía", explicó.
Bárcenas, de 55 años, es la figura clave de varios casos de corrupción. Por un lado, se investiga la fortuna de hasta 47 millones de euros (62,4 millones de dólares) que ocultaba en Suiza y su relación con una presunta red de empresarios corruptos que estuvieron ligados al Partido Popular durante varios años.