Informes. La mayoría de los crimenes es de las décadas de 1960 y 1980, señala el informe del Vaticano.
El fiscal del Vaticano para los delitos graves de los sacerdotes, Robert Olliver, reveló ayer que la oficina a su cargo recibe anualmente un promedio de 600 denuncias por abusos sexuales a menores de parte de clérigos de la Iglesia católica en el mundo.
En su primera aparición pública desde que asumió su puesto el viernes pasado, el funcionario de la Congregación para la Doctrina de la Fe reveló que el mayor número de casos señalados en un solo año se registró en 2004 y fue de 800.
"Los episodios provienen de diversas partes del mundo sin grandes distinciones. La mayoría de los crímenes se verificó en las dos décadas que van de 1965 a 1985" , dijo durante una conferencia que tuvo en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.
Originario de Estados Unidos, donde participó en la respuesta a la crisis por los abusos en Boston, Olliver fue designado en diciembre para sustituir a Charles Scicluna, histórico fiscal que condujo famosos procesos como el que culminó con una sanción contra Marcial Maciel Degollado, fundador de los Legionarios de Cristo.
En su discurso anticipó que su labor estará en continuidad con la política de "tolerancia cero" marcada por el Papa y aplicada por Scicluna durante 10 años.
Constató que el ejemplo personal del Papa está haciendo gran efecto porque, mediante encuentros personales con las víctimas, él ha hecho saber que comparte su sufrimiento, ha escuchado sus historias y comprende el sentido de violación que han experimentado en su cuerpo.
"Hablando a toda la Iglesia, el Papa pide a todos reconocer que nosotros, el pueblo de Dios, hemos trágicamente fallado con respecto a las víctimas de los abusos. Los gritos de nuestros hermanos y hermanas han, demasiado a menudo, encontrado la negación y la falta de apoyo", aceptó. "Este reconocimiento lleva al dolor sincero. Por lo tanto el Santo Padre afirma claramente que debemos reconocer graves errores de juicio y defectos graves en cómo se ha comportado el liderazgo de la Iglesia en muchas ocasiones", añadió.
Según Benedicto XVI -sostuvo Olliver- tales carencias han contribuido, en gran parte, a hacer perder a muchas personas el respeto por la Iglesia y la confianza en sus pastores.