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Recta final

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LUIS F. SALAZAR WOOLFOLK

En la recta final para elegir alcalde en la ciudad de Torreón, aparece una campaña de promoción del voto en favor de Jorge Zermeño Infante como candidato independiente, contra la propia voluntad expresa del implicado, lo que enturbia el de por sí enrarecido ambiente político que se respira en nuestra ciudad y en todo el Estado de Coahuila.

Como es del conocimiento, Jorge Zermeño y Jesús de León compitieron por la candidatura de Acción Nacional a la alcaldía de nuestra ciudad al interior de ese partido, resultando electo el segundo de ellos. Los panistas eligieron candidato, y Zermeño estuvo y está en su derecho de aceptar o impugnar el resultado ante los tribunales, de seguir en el PAN o de presentarse a la elección constitucional bajo las siglas de otro partido o como candidato independiente y según ha comunicado a través de los medios, decidió permanecer en el PAN.

Por ello sorprende que a una semana de los comicios, surja de las sombras una campaña soportada en recursos económicos considerables, gastados en inserciones pagadas en los medios de comunicación, en anuncios espectaculares por distintos rumbos de la ciudad, y en brigadas de activistas que andan en las calles vistiendo camisetas hechas exprofeso, en las que aparece además del nombre y la imagen gráfica del rostro de Zermeño, el logotipo del PAN.

Frente a los acontecimientos Zermeño Infante se deslinda públicamente de la campaña, reconoce que el candidato del PAN es Jesús de León y asegura que continúa militando en ese partido como lo ha hecho desde hace cuarenta y cinco años sin embargo, la campaña sigue en contra de la voluntad del "no candidato" y sus promotores aparentes con todo cinismo y plena impunidad, tremolan la bandera de Zermeño en nombre de una supuesta libertad a la que dicen tienen derecho.

La campaña negra en comento no tiene precedentes en la crónica de la guerra sucia, en elecciones del pasado remoto o reciente de nuestra ciudad, estado y país y sólo es concebible en el marco del nefasto Moreirato. El hecho es un delito en contra de la persona afectada directa y en contra la comunidad en su conjunto, porque entraña la usurpación descarada del nombre, rostro, trayectoria política, vida y voluntad de una persona, para engañar y confundir a los ciudadanos de Coahuila a los que el PRI de Moreira, desde hace ocho años toma por imbéciles.

El atrevimiento corresponde a experiencias recurrentes en el círculo vicioso de engaño, opacidad y corrupción, que tiene saqueado y endeudado a nuestro Estado, y también es consistente con las formas de control denigrantes que ejerce el sistema Moreira sobre los coahuilenses, que van desde el financiamiento de partidos paleros, la represión y el espionaje contra la oposición, hasta la compra de votos y conciencias, que para todo eso si hay dinero y de sobra.

La estrategia criminal cuyo comentario nos ocupa, muestra que el sistema Moreira está desesperado ante el avance de la candidatura de Chuy de León, que ha crecido con francas posibilidades de triunfo, al tiempo que Miguel Riquelme no puede con la carga que significan el lastre de Moreira y su propia pequeñez como candidato. Por otro lado, el hecho insólito revela que existen motivos para temer que el sistema hará cualquier cosa por conservar el poder, sin reparar en la licitud o ilicitud de los medios.

Ni Zermeño, ni Torreón, ni Coahuila merecen este ultraje, pero por fortuna la reparación de los agravios y el inicio de la regeneración de nuestra vida pública están a la mano, tan cerca como las elecciones del próximo domingo. Ni un voto más para los candidatos del Moreirato.

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