Al alcance. Conaculta recuerda uno de los testimonios de gran valor histórico y liteario para conocer más sobre la Revolución Mexicana.
A 100 años de distancia, la Dirección General de Publicaciones del Conaculta recuerda uno de los testimonios documentales de singular valor histórico y literario, imprescindible para conocer y comprender la Revolución Mexicana, que rescató en fecha reciente, para ponerlo al alcance de las nuevas generaciones.
Se trata de "La Ciudadela quedó atrás", una de las últimas obras narrativas de Francisco L. Urquizo (1891-1969), publicada cuatro años antes de su muerte y editada por Conaculta en 2009, en su colección Summa mexicana, con prólogo de Elías Salas Westphal.
"La Ciudadela quedó atrás" rescata con inusual lucidez, neutralidad y rigor, los hechos de la Decena Trágica observados de primerísima mano por el autor en su juventud. Clásico del tono menor, memoriosa epopeya íntima de unos días que habría sido mejor que no hubieran pasado, la obra es el nervioso testimonio de un joven soldado que medio siglo después del asesinato del presidente Madero, sigue sin poder creer lo que vio y escuchó.
Originario de San Pedro, Coahuila, Francisco Luis Urquizo Benavides se unió a las filas del Ejercito Libertador en 1911, en el movimiento contra la reelección de Porfirio Díaz; después de algunas batallas en Durango alcanzó el grado de capitán de la guardia rural y en diciembre de 1911, con recomendaciones de la familia Madero, se integró al ejército federal como subteniente de caballería auxiliar en el Escuadrón de Guardias de la Presidencia en la Ciudad de México.
Luego de la Decena Trágica, solicitó su baja del Ejército Federal y se incorporó al Ejército Constitucionalista, comandado por Venustiano Carranza. Urquizo fue objeto de los más altos honores militares y también probó, en distintas épocas y circunstancias, el polvo de la derrota.
La Ciudadela quedó atrás, está disponible en la red de librerías Educal de todo el país, en La Laguna Educal se encuentra ubicada en el Museo Arocena.