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Reforma Hacendaria I

Economía Informal

Por Macario Schettino

Pues la reforma que presentó el gobierno el domingo pasado es muy grande, modifica significativamente varias cosas, y no va a estar fácil analizarla con detalle.

Vamos a intentarlo en esta columna, con la aclaración de que buena parte de los detalles no los voy a poder cubrir, porque son tema más de abogados y contadores que de economía y finanzas, pero la visión general me parece que sí podemos revisarla acá.

Lo primero es enfatizar el objetivo social de la reforma, que va en la dirección correcta, según lo veo. Se propone un sistema universal de pensiones y un seguro de desempleo. Lo primero es muy importante porque la causa principal de pobreza en México, o más claramente, de vulnerabilidad, es la falta de pensiones.

Según Coneval, dos de cada tres mexicanos es vulnerable precisamente por eso. El segundo es importante porque da seguro de desempleo a quien está actualmente en un empleo formal, y esto es un factor a favor de la formalidad, aunque no sea el más importante.

En el tema de pensiones, no está mal recordar que el primero que ofreció pensión universal fue López Obrador, en el DF. Cuando lo hizo, esta columna criticó la decisión, pero no por su objetivo, sino porque no se acompañó de alguna medida para financiarse. En esta ocasión, el gobierno propone la pensión universal pero la acompaña de una reforma fiscal para recaudar más, y con ello financiar estos nuevos programas. Sin embargo, visto de esta manera, la reforma tiene dos o tres años de vida, que es el tiempo en el que podrá financiar adecuadamente el gasto del gobierno. En 2016 habrá que regresar a lo que hoy no quiso hacerse: generalizar el IVA.

Puede ser una buena idea lo que está haciendo el gobierno, porque permite primero dar algo claro a la población (las pensiones y el seguro de desempleo) y luego cobrarles más. Y esto suena mejor cuando estamos en una economía estancada (o ya entrando en recesión). Y políticamente es magistral, porque deja sin argumentos a la versión extrema de la izquierda, que no está ganando la batalla energética, y parece que tampoco podrá hacer mucho en lo fiscal.

Pero como no generalizan el IVA, entonces la recaudación viene del ISR. En este impuesto hay una transformación importante. Se hace una nueva ley, que sustituye la de 2002 que en realidad no cambió significativamente lo que traíamos desde 1924. Precisamente porque esa ley de 2002 no logró acabar con buena parte de los privilegios fiscales hubo que implantar, unos años después, un impuesto de control, el IETU, que hoy se deroga. El otro impuesto de control, el IDE, que servía para identificar a la informalidad, también se va a eliminar, pero todavía no me queda claro cómo lo piensan sustituir. Es posible que entre la reforma por lavado de dinero, la financiera y la fiscal se cubra lo que hacía el IDE, pero yo todavía no lo encuentro.

En el ISR se hacen muchos cambios, y la ley acaba siendo cien artículos menores (como 30% de reducción). Dicen que es porque será más fácil pagar, pero eso también hay que revisarlo bien, sobre todo con los contadores, que son los que saben las dificultades diarias del tema. Lo que sí se hace es cerrar varios huecos que se utilizaban para no pagar, empezando por la consolidación fiscal, siguiendo con las ganancias de capital y terminando con ficticias asociaciones.

Primero la consolidación. Este mecanismo sirve para que un grupo empresarial pueda compensar las pérdidas de unas empresas con las ganancias de otras, pero esto se ha usado mucho para no pagar, porque se inventan empresas ficticias con muchas pérdidas. Luego, las ganancias de capital, que hoy pagan muy poco, pero van a pagar bien. Esto se refiere a las acciones, que pueden tener ganancias por elevación de precio o por dividendos. En ambos casos se cobrarán impuestos. Muchos piensan que se deberían poder deducir las pérdidas entonces, pero estaríamos en un caso como el de la consolidación.

Un tema que me llamó la atención en la nueva ley es que se va a analizar adecuadamente el caso de asociaciones o sociedades que dicen que fomentan la cultura o el deporte, y que más bien evaden impuestos. Me da la impresión que van sobre el futbol, pero también sobre fundaciones ficticias. Quien se dedique a eso tiene cuatro meses para ordenar sus cuentas.

Todas estas medidas son muy buenas para recaudar y le pegan a muy pocos. Hay que cuidar que no se afecte a empresarios honestos, claro. Pero la nueva ley de ISR tiene otros detalles que afectan al grupo que sigue, las personas que ganan bien pero no son millonarios. Sube la tasa marginal máxima a 32% y se reducen las deducciones, entre ellas las colegiaturas. Eso golpeará a un segmento de población que gana por encima de 11 mil pesos. De ahí a los 29 mil, el incremento en impuesto es menor a un punto porcentual, que no es mucho, y ganan sin duda el seguro de desempleo y la pensión universal. Pero quienes ganan más de 29 mil pesos al mes pierden por todos lados: no les sirve el seguro de desempleo ni la pensión (por el límite), pagan más de 1 punto porcentual adicional de impuesto, y además pierden deducciones.

Sin embargo, ese grupo que gana más de 29 mil pesos mensuales es apenas 10% de la población. Ahí está lo complicado del asunto en México. Pueden pagar bien sólo uno de cada diez mexicanos, y entonces sobre ellos se ha cargado todo. Los más ricos tienen sus bufetes de abogados para no pagar (que ahora tendrán que trabajar más y puede que ni así), y el 90% que gana menos prácticamente no paga. Esto es lo que podía solucionarse con el IVA generalizado, pero se ha pospuesto.

Aun así, creo que este grupo no tiene razones para quejarse, pero de eso le platico el jueves.

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