Refrescos: ¿riesgo edulcorado?
El consumo excesivo de bebidas con azúcar refinada está a discusión (otra vez) y podría ser en un "trago amargo" para autoridades de salud.
De 1980 a 2010 la prevalencia del sobrepeso y la obesidad se triplicó en México, sobre todo entre la población adulta: 39.5% de hombres y mujeres padecen el primero, mientras 31.7% está afectado por la segunda, es decir, casi 70% tiene masa corporal inadecuada.
Ante este panorama se han adoptado medidas como el Acuerdo Nacional de Salud Alimentaria, en 2010. Y en diciembre pasado el Senado turnó a la Cámara de Diputados una iniciativa para gravar con un impuesto especial de 20% a productos endulzados con azúcares, aguas naturales y minerales gasificadas, así como polvos, jarabes o extractos.
Una de las promotoras de la iniciativa, la senadora panista Marcela Torres Peimbert, argumentó que con ella se busca desalentar el consumo de esos productos, a los que señaló como causa de los problemas de sobrepeso y obesidad en el país.
Pero Emilio Herrera, director de la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (Anprac), rechazó que se atribuya a un solo producto la aparición de trastornos metabólicos: "no existe evidencia científica ni estadística que relacione al consumo de refresco con la obesidad".
Informes de la organización El Poder del Consumidor, la aportación calórica de los refrescos (con sacarosa y fructosa) a la dieta promedio del mexicano llega a 25%. Pero el directivo de la Anprac señala que dicha contribución es de sólo el 5.2% y que el consumo de esos productos endulzados se ha mantenido estable en el país, con una tasa de crecimiento acumulado del 7% en los últimos 20 años.
PROBLEMA MULTIFACTORIAL Ranier Guitiérrez Mendoza, del Centro de Investigación y Estudios Avanzados reconoce que el consumo de cualquier azúcar o edulcorante en sí mismo no es dañino para la salud desde el punto de vista toxicológico: se hace nocivo cuando se da reiteradamente y excede los requerimientos diarios de calorías del individuo (2 mil 500, que varían según el peso y la actividad física).
"Existe amplia evidencia científica que el consumo diario de bebidas con azúcares refinados (sacarosa), así como jarabe de maíz de alta fructosa incrementa la aportación de calorías, lo cual conlleva a una ganancia de peso que a su vez puede derivar en obesidad y luego en diabetes tipo 2", añade el científico del Laboratorio de Neurobiología del Apetito.
Organizaciones sociales que apoyan el nuevo gravamen dicen que esta medida se justifica en vista que, por ejemplo, la industria tabacalera, que al principio se negaba a admitir los daños asociados con el cigarrillo, tuvo que ceder ante demandas legales. El Poder del Consumidor (EPC) reitera que hay estudios donde se muestra la asociación entre consumo de refrescos, obesidad, diabetes y síndrome metabólico.
Uno de los trabajos que cita es el de HR Lustig, de la División de Endocrinología en la Universidad de California en San Francisco y publicado en 2010 en el Journal of American Dietetic Association. En él se documenta la influencia del consumo de fructosa en el desarrollo del llamado síndrome metabólico, que abarca hipertensión arterial, elevación de triglicéridos y resistencia a la insulina.
Por su parte, Ranier Gutiérrez menciona otro estudio de Schulze y Manson, publicado en el Journal of American Medical Association en 2004 en el cual evaluaron a más de 91 mil mujeres en un lapso de 8 años. Los autores vieron que el consumo de una o más sodas al día se asoció con un riesgo dos veces mayor de desarrollar diabetes mellitus frente a quienes tomaron menos de una al mes.
IMPUESTOS, EL DEBATE En Francia, Dinamarca y EU hay gravámenes a las bebidas azucaradas similares a los que proponen en México. El Consejo de Salud de Nueva York aprobó en 2012 una restricción para que restaurantes, cines y puestos en la calle vendan sodas en envases de más de 16 onzas (medio litro), de modo que el consumidor deberá pagar por las porciones extra que ordene y que excedan esa cantidad.
El investigador del Cinvestav dice estar de acuerdo en que el Estado intervenga -en este caso con la aplicación de impuestos- para regular el mercado de bebidas azucaradas. Y aunque considera que la medida tendrá utilidad, cree que afectará sobre todo a los sectores de menores ingresos.
Los representantes de la industria rechazan la aplicación del gravamen por considerar que no hay garantía de que esta medida "desvíe" el consumo hacia otros productos sin calorías, además que, dicen, generará un mercado ilegal. Estiman que del total de refrescos que se consumen en el país (unos 426 mililitros por persona al día o 155 litros al año) entre 6 y 7% corresponde a las bebidas sin contenido calórico.
Azúcar
en exceso
Tipos de azúcares
Nuestros alimentos contienen distintos tipos. Pero los que pueden afectar la salud son la sacarina o azúcar de mesa, que sólo aporta calorías "vacías", y la fructosa. ⇒ Sacarosa o azúcar de caña: la que más frecuentemente se usa para endulzar refrescos u otras bebidas.
⇒ Fructosa: se encuentra en las frutas naturales o en la miel. Ha sido empleada como edulcorante para diabéticos; pero estudios recientes la ligan con obesidad.
⇒ Glucosa o dextrosa: parecida a la fructosa. También está en las frutas.
⇒ Lactosa: combinación de glucosa y galactosa. Está presente en la leche y sus productos derivados.
⇒ Maltosa: llamada también azúcar de Malta, pues aparece en los granos de cebada germinada usados en la elaboración de la cerveza.
⇒ Galactosa: Es uno de los componentes de la lactosa. Se halla en el agar y las legumbres.