Cierre de Guantánamo. Tras los juicios esperan que el Gobierno de Estados Unidos cierre la cárcel.
Hoy lunes comienza una nueva ronda de vistas para preparar el juicio contra Jalid Sheij Mohamed, autroproclamado cerebro de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en EU, y cuatro de sus cómplices, en la Base Naval de Guantánamo.
El teatro del absurdo en que se han convertido en ocasiones estas audiencias previas, interrumpidas por la censura, con los acusados denunciando a gritos la dureza de su reclusión, rezando en medio del tribunal o apareciendo de la manera más inesperada, podría contar esta semana con un nuevo acto.
Hasta el viernes, los abogados de Sheij Mohamed, su sobrino, Ammar al Baluchi; Walid bin Attash, exguardaespaldas de Osama bin Laden; Ramzi bin al Shibh, piloto frustrado de los ataques el 11S, y Mustafa al Hawsawi, supuesto encargado de la financiación, deberán acordar junto a fiscales y el juez las normas que deben gobernar el juicio de esta comisiones militares. Los 5 se enfrentan a una condena de pena de muerte por un casi interminable número de cargos, entre ellos la muerte de cerca de 3,000 personas el día 11 de septiembre de 2001 en NY, Washington y Pensilvania. La mociones que deberán discutir, altamente técnicas en algunos casos, deben lidiar con un gran número de detalles y dificultades, como que los acusados sufrieran tortura tras su detención, a lo que se podrían sumar las protestas que ya han protagonizado los acusados sobre el trato en la prisión.
Las audiencias llegan en un momento especialmente delicado, en medio de una huelga de hambre que va por su quinto mes y a la que se han sumado más de 100 de los 166 reclusos del pena, con 41 alimentados por la fuerza.
Proceso difícil
Las torturas y el tiempo que pasaron acusados como Sheij Mohamed en prisiones clandestinas tras su captura en 2003, así como la necesidad de mantener en secretos detalles que afecten a la seguridad nacional están complicando el proceso, dicen analistas. Los reclusos han protestado airadamente por el trato recibido y se han negado a contestar ninguna de las preguntas del juez militar, el coronel James Pohl, como sucedió a finales de enero, en la última audiencia.