Técnicas. De manera artesanal y con cuidados de cirujano, los murales del teatro Isauro Martínez son restaurados en estas vacaciones.
En la historia del Teatro Isauro Martínez el pintor lagunero José Méndez, tiene un papel importante. En las décadas de los ochenta y noventa, fue el encargado de regresar la majestuosidad al trabajo que el artista español Salvador Tarazona dejó en sus muros.
Más de diez años después de que Pepe Méndez hiciera los últimos trabajos en las paredes del Martínez, su asistente en el equipo de restauración, Vicente Padilla, toma el pincel y la experiencia del maestro, para restaurar esos detalles que el tiempo y el clima facturan.
"Yo digo que estoy trabajando en la restauración, pero en realidad estamos haciendo esto más por el amor que le tenemos al teatro, que por cualquier otra razón", dice sonriente Vicente Padilla mientras muestra algunos paisajes del techo ubicados en la tercera planta del teatro, que no se tocaban desde la época de Tarazona.
"Estamos siguiendo exactamente el parámetro de restauración que hicimos con José Méndez. Además tomamos en cuenta dos grandes parámetros, uno el respeto del trabajo original y la propuesta del artista (Salvador Tarazona) y por otra parte que el resultado final no se note, que no se vea como un parche".
Además de investigar, sobre los pigmentos originales, la manera de mezclarlos y realizar cientos de pruebas para igualar color, el equipo de restauración trabaja aspectos como sellar las paredes, aislar de humedad y proteger la pared de tal modo que el trabajo resista más a las condiciones climáticas extremas de la región.
"Estamos restaurando los techos, que son obra de Tarazona y los muros que fueron pintados por Pepe Méndez, reproducidos de los dibujos originales del artista español que están en el segundo piso, trabajos que a mí me tocaron como asistente de Méndez".
LOS DETALLES
De la clara de huevo, utilizada hace más de 80 años por el pintor español, aún se encontraron vestigios en los techos del TIM, detalles, como la conformación del equipo de Tarazona, parecen hablar en esos muros por el tipo de pincelada, o el terminado de las hojas del paisaje, que de un cuadro de techo a otro, cambian totalmente el estilo.
"En muchos detalles usamos los pigmentos originales porque muchos dibujos aun fueron pintados con pigmentos, con tierras que se tienen que mezclar con soluciones acrílicas, medio en los que se disuelven los pigmentos, materiales que tuvimos que mandarlos a pedir al extranjero, hechos a base de minerales y plantas, esto nada más para lograr algunas tonalidades".
Para Vicente Padilla Rosales, quien los caminos de la cultura lo han conducido por la rama de las artes escénicas, su licenciatura en artes plásticas, más su experiencia en el proceso, inició con una evaluación de los daños, un proyecto a seguir y la ejecución del mismo, previo a una investigación de materiales, técnicas y demás.
"Es un trabajo en el que nos entretenemos muchísimo porque hay mucha variación, por ejemplo hay dos murales iguales, pero de un cuadro de pared o techo, al otro, ya cambia el tono e incluso la pincelada".
Enamorado del teatro, el restaurador y teatrista, considera que el trabajo de TIM es monumental, y esta restauración, que no sólo tiene que ver con la parte de la pintura mural, sino con la mecánica teatral, la fachada, la alfombra, todo lo que integra un teatro, hacen de este espacio un ejemplo de complejo cultural en crecimiento.
EL RESULTADO
"Con luz de día y a unos cuantos centímetros de distancia, es impresionante ver uno de los techos o las paredes restauradas y no notar cuales partes fueron tocadas y cuáles no", dice uno de los trabajadores del teatro acostumbrado a ver los espacios donde la pintura estaba manchada o simplemente la humedad había tumbado hasta el yeso.
"También estamos dándole una capa de sellador, un compuesto especial, para tratar de proteger los muros y los techos del salitre, la humedad, incluso la que generan los aparatos de refrigeración y el mismo sudor de las personas, que con el tiempo causan deterioro a cualquier trabajo plástico".
Cuatro restauradores que montados sobre andamios ejercitan la virtud de la paciencia, ya que un techo de seis metros cuadrados, tiene que trabajar detalle por detalle de la manera manual con la que la obra fue realizada a finales de los años veinte. Benedicto Nava, asistente de restauración, Ricardo García, y Miguel Quirós, bajo la batuta de Padilla, uno de los integrantes del equipo original que regresó a la vida la obra mural del Teatro Martínez.
Los detalles
La restauración incluye el arreglo de:
⇒ Muros frontales de la planta baja.
⇒ Pintura descarapelada en varios puntos de las columnas.
⇒ Arreglo de detalles en cornisas, techos y palcos.
⇒ Molduras deterioradas y muro del pasamanos.
⇒ Muchas obras pintadas a mano por Tarazona.