Rescatan a pequeños socorristas

Personal de Protección Civil Municipal, estatal y de la Cruz Roja, se movilizó para rescatar a 25 personas, la mayoría menores de edad, del área de Juventud de la última corporación mencionada, quienes habían quedado atrapados al crecer la corriente del río de Nombre de Dios.

Algunas de las víctimas lograron cruzar el río a través de un árbol caído, pero al aumentar la fuerza de la corriente tuvieron que ser recuperados a través de una tirolesa, implementada por los rescatistas para tal efecto.

 SE METIERON A 'LA BARRANCA' El viernes por la tarde integrantes del grupo juvenil de la Cruz Roja, conformado por 25 menores, entre ellos algunos de ocho, 10 y 12 años de edad, liderados por siete adultos, el coordinador de dicha área, Jacob Enríquez, y seis instructores más, se internaron en la zona rural del municipio de Nombre de Dios para llevar a cabo el tradicional campamento recreativo y de práctica.

Cruzaron el río, que apenas llevaba algunos centímetros de agua, a bordo de dos camionetas justo en el paraje denominado "La Barranca de San Quintín". Sin embargo, el domingo a las 15:00 horas cuando los jovencitos pretendían regresar sólo pudo atravesar una de las camionetas con la mitad del equipo de "camping" y seis personas, pues una hora más tarde aumentó la creciente del cauce.

Jacob Enríquez comentó que para evitar riesgos optaron por ya no intentar cruzar el río, pues cada hora se incrementaba la cantidad de agua, hasta llegar, a las 3:00 de la mañana, a alrededor de tres metros de profundidad.

 LLEGó EL APOYO Fue ya en la mañana que decidieron pedir el apoyo a sus compañeros de Cruz Roja y de sus colegas de Protección Civil.

Personal del escuadrón acuático de Protección Civil, apoyado por los demás rescatistas, con el uso de cuerdas de rappel, implementaron una tirolesa para recuperar a una parte de los afectados.

El otro tanto de los muchachitos, con apoyo de José Efrén, un habitante de Ignacio Zaragoza, la localidad más cercana a "La Barranca", caminó un buen tramo hasta llegar a las inmediaciones de la Hacienda Sevilla, donde pudieron cruzar por encima de un árbol caído, aunque más tarde volvió a subir la creciente y ya no pudieron pasar, por lo que el resto tuvo que regresar al lugar donde armaron la tirolesa.

Uno a uno fueron cruzando el río deslizándose por las cuerdas hasta llegar a tierra firme sanos y salvos, donde sus compañeros ya los esperaban.