Retos del cerebro envejecido

Aunque México sigue siendo un país de jóvenes, la tendencia irreversible al envejecimiento de la población ya perfila grandes retos en materia de salud; en ese escenario destacan los trastornos mentales y neurológicos asociados con la edad avanzada, que generan altas tasas de discapacidad y dependencia.

Datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2012 revelan que 35 por ciento de la población mayor de 60 años (3.5 millones de ancianos) padece algún síntoma de depresión; al menos ocho por ciento (unos 800 mil individuos) tiene algún tipo de demencia y poco más de siete por ciento sufre deterioro en su capacidad cognitiva, sin llegar a la pérdida de razón.

En el país hay 11.3 millones de adultos mayores, según cifras del Instituto Nacional de Geriatría (ING); pero el número y la proporción de individuos de edad avanzada tiende a aumentar en relación con otros grupos de edad, de modo que hacia el año 2050 se prevé que habrá unos 40 millones de ancianos (23% de la población).

Esa transición demográfica aumentará los costos en términos económicos y de salud para la atención de los trastornos neuropsiquátricos mencionados (principalmente la depresión y las demencias), a los que hoy se atribuye casi 32% del total de años vividos con discapacidad a nivel mundial.

Hoy 30% de los adultos mayores en México presentan algún grado de discapacidad y cinco por ciento son completamente dependientes, según la Ensanut. Esta situación obedece a que padecen algún tipo de demencia, sobre todo Mal de Alzheimer, que es la más frecuente, según informó a la prensa el director del ING, el doctor Luis Miguel Gutiérrez Robledo.

El mismo instituto establecerá un laboratorio internacional asociado, en el cual trabajarán científicos nacionales y extranjeros en áreas como nutrición en adultos mayores, envejecimiento cerebral y desarrollo de nuevos modelos de atención.

 NUEVOS ENFOQUES Las demencias afectan el comportamiento, el lenguaje, la memoria, la percepción, el pensamiento y el juicio. "La enfermedad de Alzheimer alcanza 60 o 65 por ciento de los casos y en menor medida hay otras demencias de tipo vascular, asociadas con el Mal de Parkinson o las mixtas, que también tienen relativa frecuencia en los adultos mayores", comenta el doctor Alberto López Guzmán, geriatra del área de Enseñanza del Instituto Nacional de Geriatría.

En ambos casos no existe cura. Pero hallazgos recientes de científicos mexicanos reviven la esperanza de lograrla. En el caso del Parkinson, un equipo de la UNAM y la Universidad Iberoamericana (UIA) ha logrado revertir la pérdida de control motriz en ratones de laboratorio mediante nanoimplantes que liberan dopamina.

Los nanoimplantes, hechos con dióxido de titanio, fueron colocados a los roedores tras administrarles fármacos para inducir Parkinson. La mejora observada tras el tratamiento fue de entre 90 y 100 por ciento, según explicó Óscar Galicia Castillo, jefe de Procesos Básicos del Laboratorio de Neurociencias de la UIA y tutor del estudio conducido por la alumna de doctorado Patricia Vergara.

Con estos resultados, los investigadores alistan la siguiente etapa de investigación en simios -posiblemente macacos o monos de cola verde- para lograr una mejor aproximación a las condiciones del cerebro humano enfermo y determinar si las dosis de dopamina liberadas funcionarán también en los primates.

De ser así, harán algunos ajustes en la cantidad de dopamina y el número de implantes a usar (los cuales no generan inflamación ni rechazo del sistema inmunitario) antes de hacer pruebas clínicas con humanos.

López Guzmán considera que con intervención oportuna de las instituciones de salud en estrecha coordinación podría modificarse el escenario fatalista de esperar más pacientes afectados con demencias.

Por su parte, expertos del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) hicieron un hallazgo que replantea las alternativas para tratar el Alzheimer: determinaron que las marañas neurofibrilares en el cerebro de personas con ese mal no son dañinas para las células nerviosas, pues no se asocian con el deterioro congnoscitivo.

 NEURONAS PROTEGIDAS El equipo de expertos encabezado por Raúl Mena López hizo el descubrimiento tras practicar estudios neuropatológicos a varios ejemplares alojados en el banco de cerebros de la institución, el único en su tipo en América Latina, que les permite estudiar el Alzheimer en modelos humanos reales, que padecieron el mal.

Con los medicamentos que hoy se usan para tratar este mal se busca detener tanto la formación de marañas neurofibrilares en el cerebro como la adición de fosfatos (fosforilación) a la molécula de la proteína Tau, principal componente de aquellas, según los han documentado los mismos científicos del Cinvestav.

"El nuevo concepto propuesto es que tanto la formación de las marañas neurofibrilares como la fosforilación de la proteína Tau son mecanismos protectores de las neuronas para prolongar su función y su vida", según explicó José Luna Muñoz, investigador miembro del equipo.

En consecuencia, el equipo de Mena sugiere que no debe atacarse la formación de la maraña para evitar que las células nerviosas mueran. Observaron que un fragmento de la proteína Tau (llamado núcleo mínimo del filamento) resulta sumamente tóxico para las neuronas.

Sin embargo, en los cerebros humanos estudiados ese fragmento permaneció "oculto", lo que prolongó la vida de las células nerviosas.