Novela. El escritor colombiano Sergio Álvarez recrea en su última novela ‘35 muertos’ la relación entre Colombia con la violencia.
Escrita con elementos de novela histórica, relato de aventuras, autoficción y thriller, 35 muertos, última novela del escritor colombiano Sergio Álvarez, recrea la Colombia de finales del siglo XX y su relación con la violencia, ya convertida en "un hecho cotidiano".
Álvarez, en una entrevista, asegura que con este libro ha "exorcizado" su relación con el miedo y la violencia, y en la novela se sirve de un perdedor y sus desventuras, así como de decenas de personajes que se cruzan en su camino.
35 muertos (Alfaguara) nace, confiesa Álvarez, de una idea: "en Colombia, desde que naces te cruzas con la muerte permanentemente, en las noticias, en tu barrio, en tu familia, hasta el punto de que, sin darte cuenta, acabas interiorizando la muerte como una cosa cotidiana".
El crimen, el asesinato y la violencia acaban siendo naturales y el libro es "un proceso de exorcismo y de ver todo eso con perspectiva", al tiempo que coloca al lector "frente a un espejo muy crudo".
La novela combate, además, la poca costumbre a la introspección que hay en las sociedades hispanoamericanas, subraya Álvarez, quien asegura que el libro no exagera, e incluso suaviza algunas circunstancias.
También ve verosímil a su narrador: "Cada vez que te encuentras con alguien, te cuenta su vida, y es fácil encontrar gente que ha pasado mil peripecias".
En un país en el que hay tres millones de desplazados, que empiezan a migrar desde la niñez, es fácil, añade, encontrar personas que se buscan la vida cómo y dónde sea, "gente que se alista en el Ejército, en la guerrilla, en los 'para', que montan un negocio, todo por sobrevivir, no necesariamente por que tengan una ideología".
La situación de Colombia, opina el escritor, es la constatación del "fracaso del Estado, su insolvencia para resolver los problemas" y por esa razón el pueblo trata de evitar al Estado al máximo.
Tras el éxito de sus dos primeras novelas, La lectora (2001) y Mapamá (2006), Sergio Álvarez dedicó los últimos cuatro años a viajar por los lugares más recónditos de Colombia para "escuchar a la gente de la calle", un ejercicio con el que ha querido "reivindicar esa oralidad" tan importante en Latinoamérica.