A contrapelo de la tregua solicitada por la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación para terminar la consulta a sus bases sobre la posibilidad de un contrato B para trabajadores de nuevo ingreso, Aeroméxico revivió una solicitud de Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica.
Estamos hablando de la alternativa prevista de la Ley Federal del Trabajo para ubicar salidas frente a la posibilidad de que un contrato colectivo ponga en peligro la viabilidad de una empresa.
La principal firma aérea del país había planteado la solicitud ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje el 8 de abril pasado, concediéndose una tregua a la vera de la revisión contractual, cuyo emplazamiento a huelga vencía al primer minuto de junio pasado.
De acuerdo con la cláusula séptima del convenio firmado en la Secretaría del Trabajo para evitar el estallido de ésta, Aeroméxico se comprometía a suspender indefinidamente cualquier audiencia, notificación o escrito alguno con relación en el Conflicto Colectivo de Naturaleza Económica.
Sin embargo, se condicionaba la posibilidad de reactivar la guillotina al no aceptarse un contrato B previamente redactado por la empresa… sin opción para ASSA de plantear objeciones.
Todo o nada, pues.
En el documento planteado bajo la razón social Aerovías de México, se reconoce una nómina de mil 376 sobrecargos afiliados a la ASSA.
En una larga exposición de motivos, la empresa habla de un cambio drástico en la industria aérea a partir de 2005, con la aparición de las líneas aéreas de bajo costo; la liberación del mercado del transporte aéreo, principalmente entre México y Estados Unidos, lo que permitió la penetración de mayor número de empresas extranjeras, y la suspensión de operaciones de Aerocalifornia y Aviacsa en 2008, y Mexicana de Aviación en 2010.
Aeroméxico se dice también afectada por las fusiones de British Airways e Iberia, Delta y Northwest, Air France y KLC y United con Continental, además de la más reciente: American Airlines con USAirways.
A todas las compañías señaladas las califica como "más grandes y fuertes".
La creciente oferta, de acuerdo con la línea aérea, le impide aumentar sus tarifas.
Según la compañía, si en 2005 participaba con 20.4% del mercado total del transporte aéreo en viajes internacionales, el año pasado sólo tenía 15.1% del pastel.
En el mercado doméstico, pese a la salida de las pistas de Mexicana, la participación de Aeroméxico cayó del 32.4% que tenía en 2005 al 18% en 2012. Las entrelíneas señalan que, contra la creencia generalizada, Aeroméxico no es la ganadora con la salida de Mexicana. Sin embargo, se reconoce que, sin Mexicana, en el plano internacional se ha beneficiado temporalmente a la empresa, al incrementarse su participación de 9.8% que tenía en 2005, a 12.1 en 2012.
La línea aérea se queja además de haber perdido 21.4% de pasajeros entre 2005 y 2012, pese a que la demanda se incrementó en 41.6%, lo que se traduce en una caída de ingresos de la empresa.
De hecho, se queja de que el factor de ocupación se ubica por debajo del promedio de las que califica como "empresas eficientes".
Según ello, su costo de operación por asiento-kilómetro se ha incrementado 7.5% entre 2009 y 2012.
Naturalmente, Aeroméxico aterriza señalando que para la conformación de tripulaciones de sobrecargos se toma en cuenta el número de asientos por aeronaves, no el número de pasajeros.
Muchos sobrecargos, pues, para menos pasajeros.
De ahí el que la empresa reclame la reducción de sus gastos de operación y el incremento "sustancial" de sus niveles de eficiencia y productividad, "ya que de no hacerlo tendría que subir sus tarifas, lo que evidentemente traería como consecuencia el ser menos competitivo y seguir disminuyendo su participación de mercado".
Las razones de Aeroméxico, frente a las críticas que hablan de abusos sin fin en rutas sin competencia.
Y aún hay más.
BALANCE GENERAL
A la callada, la planta Volkswagen de Puebla acaba de despedir a 548 trabajadores eventuales, bajo pretexto de no ser requeridos para la producción del vehículo Golf A7.
La cifra representa la cuarta parte de los obreros que no cuentan con planta.
La ola llega en un escenario en que en el Grupo Modelo se habla ya de dos mil despedidos, en un horizonte en que se espera que la empresa alcance ocho mil, es decir, la quinta parte de la planta laboral.
En la ruta están los 80 mil trabajadores de la construcción en la nómina de los promotores de vivienda, a las que les estalló el globo que se había inflado durante los sexenios foxista y calderonista.
PAGOS A 120 DíAS
La sorpresa para una firma productora de productos siderúrgicos y lámina llegó hace unos días al notificarle la nueva administración del Grupo Modelo, es decir, la empresa belga-brasileña Anheuser Busch InBev, que los pagos a proveedores se van a realizar 120 días después de entregar la factura.
La única explicación ofrecida fue que el esquema es el que priva en Europa.
La pregunta es cuántas empresas pequeñas y medianas podrán sobrevivir bajo esas condiciones, en un escenario en que la firma cubría sus adeudos en un lapso no mayor de 60 días.
CRECE SLIM
En su periplo por recomprar acciones de la empresa estrella de su imperio, América Móvil, tras la dramática caída en su cotización, el magnate Carlos Slim se topó con un dulce: la empresa estadounidense AT&T está disminuyendo su participación accionaria en la firma hemisférica. Del 11% que mantenía, tiene ya sólo 7.5%.
Naturalmente, el empresario mexicano fue el comprador, aparentemente pagando 564 millones de dólares.
La firma estadounidense había participado, a través de Southwestern Bell, en la privatización de Teléfonos de México, asumiendo una parte de las acciones triple A o de control. El porcentaje era de 9%.
ASTILLERO LISTO
Cancelada la posibilidad de que los accionistas minoritarios de la compañía ejerzan su derecho de tanto, la mesa está puesta para que Petróleos Mexicanos adquiera mayoría en el capital del astillero español Hijos de J. Barreras.
Sin embargo, la alternativa pactada hace un mes, llegó cuando la firma gallega enfrenta un grave problema al exigírsele la restitución de subsidios que les había entregado a sus clientes para estimular la entrega de contratos.
El asunto se debatió en la Comisión de Competencia de la Unión Europea durante cuatro años, para concluir con la sentencia.