Oración. En forma silenciosa y muy conmovido reza el Papa Francisco ante la tumba de San Pedro.
El Papa Francisco visitó la tumba de San Pedro, en la necrópolis que se halla bajo la cripta y la basílica vaticana, lo que supone la primera vez que un Pontífice desciende hasta ese lugar, donde oró de manera silenciosa y conmovido, informó el Vaticano.
Francisco acudió acompañado por el cardenal Angelo Comastri, arcipreste de la Basílica Vaticana; el delegado de la Fábrica de San Pedro (que se encarga del mantenimiento de los edificios del Vaticano), Vittorio Lanzani, y de su secretario, Alfred Xuareb, y el responsable de la necrópolis, Pietro Zander.
Antes de descender a las excavaciones de la necrópolis vaticana, el Papa recorrió toda la parte central de la misma, que discurre bajo las Grutas Vaticanas (cripta) y el templo, escuchando las explicaciones de Comastri y Zander.
Después llegó al lugar donde se encuentra la tumba de San Pedro, exactamente bajo el altar central y la cúpula de la basílica.
En la capilla clementina, el lugar más cercano a la tumba del Príncipe de los Apóstoles, el Papa rezó en silencio durante unos minutos y se le vio emocionado, según informó el Vaticano.
Francisco recorrió después, ya en las Grutas Vaticanas las tumbas de los papas del siglo pasado que están enterrados allí: Juan Pablo I, Pablo VI, Pío XII, Pío XI y Benedicto XV.
También fueron enterrados en las Grutas Vaticanas Juan XXIII y Juan Pablo II. Pero los restos de los dos beatos fueron trasladados a la basílica y colocados en sendas capillas para permitir un mayor flujo de fieles.
Pide cambiar odio por amor
El Papa Francisco pidió cambiar el odio por el amor, la mentira por la verdad, la venganza por el perdón y la tristeza por la alegría, durante el rezo del primer "Regina Coeli" (Reina del Cielo) de su pontificado. Al mediodía de ayer lunes, fiesta en Italia y El Vaticano, el Pontífice se asomó a la ventana de su estudio personal en el Palacio Apostólico y ante decenas de miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro pronunció la oración que en tiempo de Pascua sustituye al Angelus. Como ha hecho en otras ocasiones, saludó a la multitud con un "buenas tardes" coloquial y las despidió con un "¡Feliz Pascua y buena comida!".