El último gobernador de Coahuila al cual procuré, entrevisté y con quien me interesó sostener una relación profesional y personal más estrecha, fue con Enrique Martínez y Martínez, actual secretario de estado, por quien siento empatía y respeto. Hace mucho tiempo que no sé de él.
Con Humberto Moreira nunca busqué una entrevista y mi desconfianza se remonta a su primer año como titular del ejecutivo estatal y no, como piensan muchos, a partir del asunto de la deuda y el desfalco por 35 mil millones de pesos cometido en contra del pueblo de Coahuila.
Desde hace varios años, del profesor Humberto Moreira he venido hablando en columnas publicadas en El Siglo de Torreón y El Siglo de Durango, así como en otros medios. Quedan, para consulta, los editoriales de aquel tiempo. Su mirada esquiva, apunté entonces, sería el preámbulo de muchas mentiras y mucho mayores desastres. No me equivocaba ¿o sí?
¿Y qué decir de Rubén Moreira, el actual gobernador? Tampoco lo conozco, pero tanto personas muy cercanas a su entorno, como sus detractores, lo describen de cuerpo entero. Sé que es más juicioso y ciertamente, mucho menos ampuloso que su hermano, y que observa una férrea disciplina por el trabajo. "Es un tipo muy inteligente, trae ganas de resolver las broncas que le heredaron y hacer bien las cosas. Es, para la chamba, un Hilter", comentan.
También sé separar y entender que de los errores -no aclarados- de su antecesor y de la ignominia y descrédito que de por sí solo trae el apellido familiar, no tiene la culpa, pero según cuenta un exíntimo amigo de ambos Moreira, la transformación en la personalidad del actual gobernador es evidente. "El poder lo ha cambiado. Ha sido para mal", apunta.
De la misma forma adivino que hoy en Coahuila, hacia algunos medios de comunicación, que resultan muy obvios por la forma desmesurada y servil en la que aplauden sus acciones, hay cercanía y muchas ventajas de toda índole. En tanto, la piel delgada para las críticas que dicen Rubén Moreira tiene, inevitablemente lo aleja de los medios y los ciudadanos críticos. "Siente y percibe, como la mayoría de los gobernantes, que toda crítica es personal y así lo interpreta, a modo de traición. Se reúne, como buen político, con aquellos que le doran la píldora".
El recuento que hago para ti, querido lector, surge a raíz de los dichos de Don Rubén Moreira en el sentido de que la ciudad de Torreón, según afirma, "está a toda madre", y que con justificada razón, han levantado ámpula en diversos sectores de la sociedad que no comparten su opinión, y que se sienten burlados por las aseveraciones, temerarias e irresponsables, del ejecutivo estatal.
Al tiempo Luis Fernando Salazar, senador panista y férreo crítico de los Moreira, ya sea por cálculo político o considerándose a nombre de muchos, ofendido por lo que asentó el gobernador, ha interpuesto una demanda en su contra ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y pide el pronunciamiento y recomendaciones del organismo en ese sentido.
Lo cierto es que las desafortunadas declaraciones de Moreira, en el marco de una de las mayores crisis de inseguridad que enfrenta el país en su historia moderna y particularmente en La Laguna, aunque las haya hecho a partir de buenas intenciones y los genuinos deseos que en ningún momento dudo que tenga en aras de regresarle a la Comarca la tranquilidad de antaño, no fueron bien recibidas por nadie. Cuando escribo por nadie es, vamos, por nadie.
El asunto ya es de interés nacional. Tan es así que en los espacios informativos que conduzco y también en voz de distintos comunicadores, los dichos de Rubén Moreira trascienden el ámbito de las fronteras del estado y retratan, como mal endémico de nuestros tiempos, el cinismo de una clase política que pareciera, en su conjunto, incapacitada o renuente para ver las cosas tal cual son.
Cierto, Rubén Moreira trabaja y pese a lo que algunos opinen, también hace cosas buenas en beneficio del estado. Los laguneros perciben que los índices delictivos van a la baja, lo cual no es mérito sólo de Moreira sino a partir de una labor entre los tres órdenes de gobierno, pero de eso a afirmar que "Torreón está a toda madre" existe un trecho. Un trecho, de toda suerte, enorme.
Ojalá las afirmaciones de Moreira hayan nacido a partir del optimismo y de lo que quiere, muy a la larga para Coahuila, y no porque ha extraviado la capacidad de ver o peor aún, sean producto del cinismo. Porque para cínicos en su familia, con uno ya tuvimos y así nos fue en la feria.
Twitter @patoloquasto
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