Una vez más Laguna se quedó sin playoff, sumándose ya cuatro temporadas en las que el equipo naranja no puede arribar a los juegos eliminatorios, pues en 2009 fue la ocasión más reciente en que los aficionados a la escuadra lagunera pudieron disfrutar de postemporada. Precisamente hablando de la afición, no queda más que reconocerlos. Son de Ligas Mayores, lo he dicho en los espacios que me dan la oportunidad en televisión, radio y en estas mismas páginas, y lo reitero, es para quitarse el sombrero.
Aún en los juegos de la última semana, y en especial de la última serie, cuando ya nada se peleaba, los aficionados respondieron retratándose en las tribunas y aplaudiendo a su equipo. Sencillamente, grandiosos.
Cuando faltaban 30 juegos en el calendario, es decir, iniciando el mes de julio, realizamos un análisis numérico de lo que necesitaban los Vaqueros para aspirar al playoff. Pusimos en ese momento los llamados "números mágicos" para que los naranjas tuvieran alguna oportunidad. La exigencia mínima era de ganar 15 cotejos, es decir, jugar para .500 y así poder tener alguna oportunidad. El "número mágico" que contemplé fue 21, así el equipo estaría encaminado a la postemporada, prácticamente sin importar lo que hicieran los rivales directos.
No se estuvo ni cerca de cumplirlo, pues al final de ese lapso de 30 juegos, Laguna acumuló 14 victorias a cambio de 15 derrotas, con un juego cancelado (el tercero de la serie en Minatitlán). En ese final del camino hubo tres momentos claves: perder la serie en casa ante Aguascalientes, cuando en el tercer juego tenías ventaja que echaste a la basura, al permitir una carrera en cada una de las tres últimas entradas. Otro fue el segundo juego en Saltillo, cuando Laguna estaba en ventaja mínima, y Áxel Ríos a un strike de acabar con el problema, pero Ryan Mulhern le pegó cuadrangular que volteó el score. Duro momento para el joven pitcher de Monclova, con sus padres en las tribunas.
Y otro momento, claro que fue el caer en el tercero de la serie ante Reynosa, cuando los laguneros necesitaban la barrida para seguir con vida. Se cayó peleando, en 11 entradas, con batazos importantes y la carrera del empate se quedó en la intermedia. Curiosamente, en ese juego hizo su trabajo Johnny Núñez, el cerrador dominicano que tanto batalló, perdiendo ventajas y juegos igualmente importantes. La posición de taponero nunca estuvo bien cubierta, a pesar de que le buscaron hasta debajo de las piedras, y como hemos dicho, sin relevo corto no se puede aspirar a gran cosa, por eso es que en las mayores, los cerradores han firmado grandes contratos.
Decepción es lo que seguramente impera en los aficionados, y ciertamente también en cronistas, directivos, peloteros y cuerpo técnico. Temporadas anteriores no se estaba ni cerca de los grandes números que se generaron a la ofensiva en este 2013, y aún así se terminó en el fondo del standing, decepcionante. En la próxima entrega procuraré repasar los puntos malos, uno a uno, así como las situaciones rescatables, que por supuesto las hubo.
Buen fin de semana, y recuerden disfrutar la vida, hasta que caiga el out 27.
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