La explosión en la Torre de Pemex lo cimbró todo. Desde el terremoto de 1985, la Ciudad de México no había visto una movilización de tal magnitud de los cuerpos de seguridad, rescate, protección civil, procuradurías, Ejército, Marina y Estado Mayor Presidencial, que arribaron al complejo administrativo más grande de la paraestatal en el país, desde el reporte de la tragedia, apenas pasadas las 4 de la tarde.
Primero la detonación, vidrios que volaron, flamas, humo y el estruendo de un desplome: al menos dos pisos de la estructura interna se derribaron sobre el sótano del edificio B de la Torre de Pemex, el segundo más alto de la capital con 54 pisos y una torre alterna de 13.
Allí, en el sótano, las autoridades ubicaron el origen de la explosión que hizo correr los minutos de la tragedia, la segunda que enfrenta Pemex en los últimos cinco meses, pues en septiembre pasado otra explosión dejó 26 trabajadores muertos en una planta de Tamaulipas.
Esta vez sumaron 25 los muertos y al menos 101 los heridos, quienes fueron trasladados en helicópteros Cóndor de la Policía del DF y en ambulancias de todos los cuerpos de rescate hacia los hospitales de Pemex de Azcapotzalco y Picacho, Cruz Roja de Polanco y el hospital privado Ángeles del Pedregal.
Hasta allí llegaron familiares de las víctimas, trabajadores y miembros del sindicato petrolero, quienes difundían las listas de muertos confirmados y la ubicación de los heridos, de acuerdo con la información que comenzaron a emitir las autoridades federales y del DF.
Construido en 1982, en la Torre de Pemex laboran al menos 3,500 trabajadores, que estaban a punto de abandonar el complejo al final de su jornada. "Habíamos muchos formados en el mezanine para salir, cuando escuchamos el tronido y la sacudida", relató Jaime Hernández, trabajador de confianza.
Aunque hubo distintas voces que atribuyeron el origen de la explosión a una falla en una planta de luz y luego a una acumulación de gas, Pemex y la Secretaría de Gobernación desmintieron todas las versiones y aseguraron que la versión oficial sólo se ofrecerá al concluir los peritajes, dijo el vocero de la paraestatal, Francisco Montaño.
De acuerdo con vecinos de la zona, los propios vendedores ambulantes de la zona fueron los primeros en auxiliar a los trabajadores que desalojaban el edificio entre lágrimas y crisis nerviosas. Hubo también automovilistas que abandonaron sus vehículos para resguardarse y otros quedaron atrapados en el lugar en medio del caos.
"Escuchamos tronar los vidrios y de inmediato se levantó una tolvanera", relató Jaime García, quien vive en Laguna de Mayrán. "Hasta el suelo se cimbró", aseguró.
Los testimonios dan cuenta de la inmediata movilización de la Policía del DF, el Cuerpo de Granaderos y los bomberos, los primeros en llegar para prestar auxilio y acordonar la zona que quedó bajo resguardo de la Policía Federal, la Procuraduría General de la República y el Ejército, que aplicó el Plan DN-3 E en la zona, donde desplegó aproximadamente a 100 efectivos.
Hasta el cierre de esta edición, las autoridades calculaban al menos 500 personas en labores de rescate y seguridad, incluidos los Topos, el cuerpo de rescate civil que nació precisamente en el sismo de 1985 y quienes arribaron al lugar pasadas las 5:30 de la tarde.
Alrededor de la zona, donde trabajaban los rescatistas, decenas de personas esperaban noticias sobre posibles personas atrapadas entre los escombros. Había confusión al respecto, pues en principio corrió la versión de aproximadamente 30 personas atrapadas. Más tarde, el subsecretario de Normatividad y Medios de la Secretaría de Gobernación, Eduardo Sánchez, desmintió lo que él mismo había declarado horas antes.
"Nadie nos dice nada. Yo no sé si me esposo sigue allí. Ya hablamos a Locatel y no sabemos nada de él. Se llama Ernesto... Ernesto Sarabia".
