Miguel Herrera, técnico del América explotó contra la Comisión de Árbitros y por la labor de los silbantes en los partidos de la final.
En la victoria, Miguel Herrera es muy cordial, amable, hasta bromista con los representantes de los medios de comunicación. En la derrota es grosero, suele culpar a los árbitros de sus fracasos y sencillamente no sabe perder.
Primero, califica de "desastrosos" a los dos arbitrajes de la final. En la ida, César Ramos; en la vuelta, Roberto García Orozco. "Espero que lo digan, no tengan miedo", cuestiona a los reporteros. "Con arbitrajes tendenciosos como éste, es difícil".
Después, colérico, se disgusta con un periodista que considera debatible el tema del arbitraje. "¿De verdad crees que sea debatible?", cuestiona Herrera. "No te voy a contestar, porque me voy a volver loco".
Y ya encarrerado, le entra a todo, incluso hasta cuestionar el trabajo de los reporteros: "Cuando quieran, nos sentamos a observar las jugadas. Me traigo todos los videos y los partidos. Ustedes se van a su casa a descansar. Yo no. Si te pones a hacer un recuento de lo que ha pasado... Dejen de decir tonterías. No hagan chamba de media hora".
"No vengan a preguntar o a decir lo que les plazca. Por favor, el León no tiene culpa de eso. León gana con muchas condiciones para hacer las cosas bien, pero claro que hay un arbitraje tendencioso. La persecución sobre Rubens es de todo el torneo. No me van a decir que no", insiste, molesto.
Incluso, asegura: "Me puedo sentar con cualquiera y analizar cuántos faules no le marcaban. Cómo lo condicionaban para jugar. Hagan su chamba de tiempo completo, no nada más de venir a preguntar".
Después, recurre a las groserías, cuando le cuestionan la incorporación de Narciso Mina por Luis Gabriel Rey, el cambio que la afición criticó al extremo del abucheo.
"Mina estuvo en el área, desafortunadamente no le tocó. Hizo su esfuerzo, su lucha, pero así es el futbol. No te toca y no te toca...", dice.
